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[Reporte de vuelo] A bordo del primer e histórico vuelo non-stop entre Australia y Europa

¿Cómo es pasar 17 horas volando en una aeronave mientras recorre 15 mil kilómetros?

Los colegas de Australian Aviation, publicación líder sobre aviación en Australia y Nueva Zelanda, tuvieron el honor de participar del histórico vuelo QF9 de Qantas que unió por primera vez a Australia con Europa de manera non-stop, acortando la icónica Kangaroo Route como nunca antes se había hecho.

Hoy publicaron este reporte de ese vuelo que, por un acuerdo de colaboración con Aviacionline, reproducimos aquí traducido al español. Muchas gracias desde ya a Australian Aviation por confiar en Aviacionline para esto.

Australian Aviation estaba entre los aproximadamente 140 pasajeros de la cabina Economy de la operación inaugural del vuelo QF9 entre Perth y Londres/Heathrow, realizada en un Boeing 787-9, matrícula VH-ZND.

La oferta hacia el pasajero a bordo del Dreamliner fue, en palabras del CEO de Qantas, Alan Joyce, el mejor servicio que la aerolínea jamás puso en el aire.

Aunque quienes miran los números finales de la empresa sonríen agradecidos por la eficiencia de la aeronave, con alas y fuselajes de materiales compuestos que reducen el peso y motores que parecen apenas dar sorbos de combustible en lugar de atorarse con grandes tragos, es el veredicto de los pasajeros el que al final determinará si una ruta es exitosa o no.

Y en ese frente, el tanteador del 787-9 está mezclado.

Primero, lo positivo.

17 horas en el 41C

La tecnología que tiene el Dreamliner incluye el poder alimentar con más aire fresco a la cabina, lo que se combina materiales compuestos que brindan mayor humedad. Si bien no se ha eliminado por completo sentir los ojos secos al final de un vuelo long-haul o ultra-long haul, podemos decir que la sensación disminuye.

Además, el uso de materiales compuestos de carbono implica que la presión de la cabina por altitud es menor, ayudando a reducir el jetlag.

En el debe podemos colocar a la configuración de 9 asientos por fila de los 787-9 de Qantas. Pero para ponerlo en perspectiva, Japan Airlines es la única compañía que instaló en la clase Economy de sus 787 otra configuración que no sea 3-3-3.

En fin, asientos en 3-3-3 significan que los mismos tienen menos de 18 pulgadas de ancho (unos 45,7 cm), aunque el número exacto puede variar dependiendo de cómo se los mida. Hubo algunos golpes accidentales de rodilla y sacudidas de hombros durante la noche mientras los pasajeros se dirigían hacia los baños o hacia el bar de snacks de autoservicio.

La carrera de despegue duró unos 50 segundos.

Rob Williamson es un viajero muy frecuente que normalmente vuela en business cuando viaja por trabajo a Asia o Europa. Sin embargo, con los pasajes en business y premium economy totalmente agotados, el hombre de negocios de Perth tuvo que conformarse con el asiento 41A en este vuelo.

Williamson dijo que salió de la experiencia placenteramente sorprendido.

“Estuvo por encima de mis expectativas”, dijo a Australian Aviation momentos después del aterrizaje.

“Mi estado luego de este vuelo es mejor que luego de uno de 12 horas entre Sydney y Beijing en un A380 de Qantas. Creo que la configuración de estos asientos de economy es muy inteligente, y la comida ha sido muy buena”, agregó.

La elección de Australian Aviation para la cena fue pollo con arroz rojo y vegetales, un pan de ajo y una panna cotta seguida de te.

Más atrás en la cabina de economy, sentado en el 56D (cuatro filas antes del final), estaba JT Genter, el escritor de viajes del sitio The Points Guy.

Mencionó que las 17 horas a bordo “volaron”, dado que se mantuvo ocupado con el sistema de entretenimiento de abordo, las comidas, y la emoción general que se vive normalmente en los vuelos inaugurales.

“En realidad ni siquiera dormí en todo el viaje, pero igual pasaron volando”, mencionó Genter a Australian Aviation en el hall de arribos de la terminal 3 de Heathrow. “Había toneladas de entretenimiento”, agregó.

“El asiento era tan confortable como fue posible, pero no dejaba de ser una configuración 3-3-3. Al menos nos dieron una pulgada extra entre asientos, llegando a 32” (81,28 cm), destacó Genter, quien también elogió el concepto de catering de Qantas, que ofrece a los pasajeros de economy un plato principal más grande, pan, postre y aperitivo, en lugar de la bandeja tradicional de otras compañías.

“El asiento está bien diseñado, con áreas de almacenamiento individuales, iluminación ambiental y todo ese tipo de cosas”, agregó.

Huevos, frijoles, salchichas y papa para el desayuno. La opción fría consistía de frutas de estación con yogurt y un panificado.

La cabina de economy de Qantas está formada de una pequeña sección de cinco filas ubicadas inmediatamente después de premium economy, y una segunda sección de 14 filas que va de las puertas 3 a 4.

Genter destacó que al tener sólo 166 asientos en economy (es una de las cabinas más chicas entre los operadores del 787-9), los galleys no estaban tan abarrotados de pasajeros en comparación con otros vuelos operados en aeronaves más grandes como el A380.

“Aún en un vuelo inaugural como este, en el que suele haber mucha gente emocionada, parada y hablando, los galleys no eran una locura. Los tripulantes de cabina de pasajeros podrán estar en desacuerdo, pero creo que en un vuelo normal eso es positivo”, comentó.

Una sección de economy más pequeña también evita esa sensación cavernosa, casi de tercera clase, que se experimenta a veces en aeronaves con una proporción baja de asientos en clases premium.

El galley trasero tiene una estación de autoservicio que incluye bebidas y snacks como frutas, bastones de zanahoria y humus, queso y galletitas. Aquellos que prefieran lo dulce encuentran chocolates Tim Tams, galletitas de chocolates y barras de muesli.

Frutas frescas y vegetales resultaron ser un cambio refrescante al usual stockeo de snacks empaquetados. Y una opción muy popular fue el reconfortante chocolate caliente servido con malvaviscos en una taza con los logos de Cadbury y Qantas, justo antes de la ora de dormir.

Un favorito de Australia en el snack bar….
…junto a opciones más saludables.

También hay que darle crédito a Qantas por brindar una almohada de tamaño decente a sus pasajeros de economy en lugar de esas pequeñas cosas que no ofrecen ni el mas mínimo soporte para aquellos que no gozan del lujo de asientos-cama en business.

Y como mencionó Genter, el sistema de entretenimiento de a bordo de Qantas, que tiene un control manual en lugar de pantalla táctil, posee una oferta que puede satisfacer los gustos de casi todos los pasajeros.

Se probó incorrecto el miedo de tener que pasar las 17 horas mirando el globo para pasar el tiempo.

Durante el vuelo se ofrecieron dos servicios de comida. Además, a quienes estaban despiertos en las etapas intermedias se les ofreció un sándwich caliente de panceta o una opción vegetariana.

El menú de economy para el vuelo QF9 de Perth a Londres del sábado 24 de marzo. Luce en un estado bastante desastroso luego de casi 17 horas apilado en el compartimento del asiento.

Qantas ha mencionado anteriormente que el perfil de vuelo ideal para sobrellevar el jetlag consiste en lograr que los pasajeros estén despiertos al menos hasta el primer tercio del vuelo. De esa manera se despertarán para el desayuno justo antes de aterrizar en Londres, llegando a Londres renovados y mejor preparados para enfrentar el día.

Y ciertamente pareció que la tripulación de cabina se propuso alcanzar ese objetivo, no obstante toda la disrupción generada por las cámaras y periodistas, así como ejecutivos de la compañía que caminaban por los pasillos para capturar todo el color y el movimiento del vuelo inaugural.

Vale aclarar también que el servicio de la cena se retrasó debido a que el cartel indicador de permanecer sentados con el cinturón de seguridad permaneció encendido por una hora luego del despegue por causa de la turbulencia provocada al tener que atravesar el borde del ciclón tropical Marcus.

La iluminación de la cabina, diseñada en conjunto por el Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y expertos de Boeing, también jugó un rol importante. Las luces permanecieron encendidas un buen rato después de haber finalizado el servicio de la cena, para luego empezar a apagarse gradualmente durante el curso de una hora. La temperatura de la cabina también pareció ir descendiendo a medida que la iluminación bajaba.

Sin tener que hacer tránsito en Dubai en esta ocasión!

La cabina permaneció a oscuras hasta aproximadamente 90 minutos antes de aterrizar. De manera gradual la iluminación fue pasando a “amanecer”.

Sería una exageración decir que el sueño vino rápido. Sin embargo, fue posible dormir por unas cinco o seis horas durante las diecisiete que duró el vuelo.

Como nota aparte en relación al asiento, el apoya cabezas regulable, algo ya casi presente en los aviones comerciales más modernos, debería ser revisado, dado que en nuestra experiencia costaba que quede en su lugar, cayendo regularmente por debajo del asiento luego de ser ajustado.

A punto de llegar!

Postales del arribo a Londres (por prensa de Qantas)

 

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Edgardo Gimenez Mazó
Edgardo Gimenez Mazó
Cofundador de Aviacionline.com. Redactor en Aviación Comercial e Infraestructura. Product Manager. Basado en Rosario, Argentina, pero a uno o dos vuelos de cualquier lugar. edgardo@aviacionline.com

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3 COMENTARIOS

  1. Excelente nota, y felicitaciones por conseguir que una revista como la mencionada permita presentar la nota en Argentina en Aviacionline.com. Muy interesante !!!

  2. Hice el vuelo de SCL-SYD-AKL en el 747-400 en 2014 y fue un espectáculo la onda de la tripulación, la comida y el servicio abordo. Todo en ellos esta bien.

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