En este último tiempo, tuve varios eventos en Aerolíneas en los que pude hablar con directivos, y siempre terminábamos en lo mismo: la necesidad de avanzar en un diálogo franco con los gremios aeronáuticos con el objetivo de mantener la competitividad en un escenario que se viene complicando.
Leamos juntos el comunicado y analizamos abajo.
Aerolíneas Argentinas convocó a los seis gremios que representan a sus trabajadores a una discusión franca y sin condicionamientos previos sobre la competitividad, que permita a la empresa iniciar una nueva etapa de crecimiento.
El Presidente de Aerolíneas Argentinas, Luis Malvido, recibió hoy a los representantes de las seis entidades gremiales que agrupan a los trabajadores de la empresa. En ese encuentro les propuso una ronda de diálogo gremio por gremio acerca de un listado de condiciones laborales. El objetivo es potenciar la competitividad de cara a las nuevas inversiones que requiere el potencial de crecimiento de la empresa.
La línea aérea enfrenta un déficit pronunciado que obligó a todos los argentinos a hacer aportes de US$ 678 millones anuales promedio durante una década. En los dos últimos años y medio se trabajó intensamente en reducir los pedidos de subsidios al Tesoro nacional, pero ahora debe encararse una nueva ronda de discusión, buscando hacer más productivo el trabajo de los 12.250 empleados de la empresa.
Entre 2015 y 2018, Aerolíneas Argentinas pasó de 74 a 83 aviones, pero además 24 de esos aviones son nuevos. Eso implicó un gran esfuerzo de inversión por parte de la compañía y un sólido apoyo del Tesoro nacional. Ahora se abre una nueva etapa, con la necesidad de renovar de manera urgente parte de la flota de vuelos transatlánticos y de cabotaje Embraer.
Sin la incorporación de al menos dos nuevos aviones en el transcurso de 2019, Aerolíneas no estará en condiciones de cubrir todas sus rutas internacionales. La decisión sobre esas aeronaves debe tomarse en los próximos 60 días.
Por su parte, Austral tiene urgencias similares. Debe definir en los próximos 90 días la renovación de su flota Embraer, ya que necesita aviones más modernos y de mayor porte para poder competir con los nuevos operadores que llegan al mercado.
El Grupo Aerolíneas Argentinas ya ha trabajado fuertemente en la búsqueda de una mayor productividad. Renegoció contratos consiguiendo ahorros millonarios, como con las empresas de reservas de pasajes, que significó reducir los pagos anuales en US$ 30 millones. Redujo en US$ 80 millones anuales sus compras con un proceso de licitaciones transparentes y amplias. Bajó los costos financieros al publicar sus balances en fecha y forma. Hoy, la compañía busca dar un paso más, junto a todos sus empleados, en la búsqueda de mayor competitividad. Se apunta a igualar los niveles de otras empresas que operan en el mercado.
En ese sentido, la empresa ha abierto ya en más de una ocasión mesas de diálogo con sus trabajadores buscando discutir condiciones laborales que permitan llevar su competitividad a los estándares de la industria, sin afectar la seguridad y calidad del servicio. Pero los resultados de ese diálogo han sido insuficientes para enfrentar lo desafiante del momento actual del mercado. Y, sobre todo, para aprovechar las oportunidades que ese mismo mercado nos está ofreciendo. Por eso, Aerolíneas hizo ahora una convocatoria a sus dirigentes gremiales, dado que el tiempo que ha transcurrido sin obtener resultados pone en riesgo las inversiones y la sustentabilidad futura de la compañía.
Las reuniones con los gremios arrancarán esta misma semana y serán individuales con cada colectivo laboral, en función de que los temas a discutir son específicos de cada sindicato.
Dejaremos para otro post los tiempos de la renovación de los Embraer E190AR, y los tiempos aún más reducidos para la flota de larga distancia. Veamos entonces de qué se trata este diálogo.
Desde la gerencia, se insiste sobre la necesidad de revisar algunas de las condiciones laborales. Se incorpora un concepto que seguramente traerá polémica: «Sincerar el concepto de polifuncionalidad». Se habla de reducir duración de postas -es decir, el tiempo que pasan las tripulaciones en los destinos internacionales hasta el próximo servicio- y simplificar el doble beneficio de los asientos de Business para la tripulación de relevo cuando hay aviones con camarotes, que justamente se proveen para el descanso de la tripulación relevada.
Se avanza sobre la cantidad de TCPs por vuelo y sobre la recarga de combustible en territorio nacional: hasta ahora, los aviones de AR son operados en el reabastecimiento por personal propio que conecta la manguera del cisterna al avión. El resto de las aeronaves son conectados al cisterna por el operario del camión reabastecedor.
Creo que el diálogo se impone, porque hay decisiones que tomar que son claramente imposibles de posponer. También es cierto que no es el primer llamado a una mesa de diálogo: para tener una referencia cercana, en la gestión Recalde también se quisieron revisar estos puntos, y no se avanzó. Es complejo, ya que implica modificar los CCT.
Considero saludable el nuevo llamado a la mesa, y sería bueno que se pueda llegar a un acuerdo para garantizar las inversiones que son necesarias en Aerolíneas Argentinas. Si hay algo que me consta es el esfuerzo, el orgullo y el amor -no se me ocurre mejor término- que los empleados de AR tienen por AR en todas sus áreas. Han hecho inmensos sacrificios, y seguramente se le pedirán más. En ese contexto, los gremios deberán elegir entre mantener los derechos adquiridos o realizar concesiones. Si una negociación es exitosa, ninguna de las dos partes quedará conforme. Habrá que ver cómo se compensa la manta corta: si cubre los pies o la cabeza.
Más allá de las distintas medidas que el complejo panorama le puso a la compañía, y que la llevó a vender activos y pedir más subsidios, en ese mismo panorama se presenta un dilema que al final, es una cuestión de equilibrio: mientras más actores entran al mercado y las condiciones del mismo cambian, adaptarse y mantener la competitividad se vuelve primordial. No sólo para retener (y en condiciones óptimas, aumentar) la cuota de mercado. En este punto, ser competitivos es una cuestión de supervivencia.
Después de leer el post de SirChandler de hoy, me hizo reflexionar algunas cosas, que consolido leyendo el tuyo.
Por sobre todo ahora (creo) que entiendo la designación de Malvido. Acá en Telefónica hubo negociaciones «exitosas» para ambas partes y a mí entender fue positivo en general. En eso tenemos algo parecido con AR/AU: Diversos sindicatos, fuertes y muy especializados.
Es obvio que nada puede quedarse estático, y en una empresa intentar eso trae muchos problemas, y hasta se corre el riesgo de autoboicotearse el empleo (de alguna manera). Tampoco significa dejarse avasallar o ceder en circunstancias que puedan poner en riesgo la seguridad de las operaciones, clientes y población.
En nuestro caso no todo fueron rosas y seguramente hubo gente que fue muy perjudicada. Yo tuve que aprender mil cosas nuevas y aceptar cambios de área para no quedar fuera (nunca me lo dijeron, pero era obvio que las oportunidades estaban en otro lado). Fue un poco traumático, pero finalmente positivo. La polifuncionalidad en mi caso fue eso, no más trabajo, sino saber hacer muchas más cosas y poder adaptarme a lo que se necesita hacer en cada proyecto o momento. ¡De hecho ahora me gusta lo que hago!
Finalmente sino se intenta una negociación, sino se habla, si todo queda como está… Estoy seguro que eso será muy perjudicial para AR/AU. Espero que salga todo bien.
Habiendo sido parte del grupo Telefónica, algo conozco de cómo se acomodaron las cosas, y sí, es un desafío grande. Aún si nada cambia, creo que no está mal sentarse y hablar abiertamente de qué necesita uno del otro. Si hay que elegir vereda, me pongo del lado de los laburantes, pero hay que manejar una racionalidad también. Escuchar y ver, bah.
Abrazo!