Luego de dos accidentes en tan poco tiempo y que involucran a un tipo de aeronave que opera en gran parte del mundo (el 737 MAX), surge la necesidad de saber qué sucedió.
Las causas del accidente tardarán mucho tiempo en conocerse, ya que dependerán de la información oficial de las autoridades que llevan adelante las investigaciones.
Pero ello no evita que se hable en los medios y redes sociales, haciendo nacer toda clase de hipótesis sobre las causas de lo ocurrido.
Los «defensores» de las estadísticas intentan minimizar cualquier temor, expresando que las víctimas fatales son un pequeñísimo porcentaje si se compara con los vuelos realizados y pasajeros transportados, en ese tipo de avión y para minimizar más, consideran todos los vuelos de todas las aeronaves comerciales.
Posiblemente ningún lector quiera formar parte de ese pequeño porcentaje fatal.
Entonces cabe reflexionar si el fabricante, las autoridades de control y los operadores hicieron todo lo que estaba a su alcance para evitar el accidente, como por ejemplo, informar sobre el sistema en los manuales de operación, entrenar a las tripulaciones sobre las posibles fallas y en el simulador adecuado, entre otras medidas.
El NG y el MAX son aeronaves similares, pero no iguales. Tienen diferencias en tecnología, performance, limitaciones, motores e instrumental.
También la serie 300/400/500 es similar al NG, y sin embargo, los pilotos requieren una habilitación diferente y un entrenamiento en simuladores de vuelo distintos.
Quizás se podría evaluar si correspondería hacer lo mismo entre el NG y el MAX, aunque cueste más dinero, si con ello se incrementa la seguridad de las operaciones.
En un vuelo normal, ambos aviones resultarían de fácil adaptación para sus pilotos; pero ante alguna situación de emergencia, si un piloto vuela con mayor frecuencia y entrena en simuladores de la serie NG, podría existir la posibilidad de que encuentre dificultad para tomar la acción adecuada a tiempo durante el vuelo de un MAX, exactamente por las diferencias que existen entre ambas aeronaves.
Por último, la experiencia, el entrenamiento y el estado psicofísico de las tripulaciones de vuelo se convierten en protagonistas de todas las operaciones aéreas.
Sin dudas que pilotos experimentados, entrenados y en buenas condiciones de salud y descanso marcarán el camino a operaciones cada vez más seguras.
*El autor de la columna es piloto en una compañía aérea latinoamericana.
Muchas cosas pueden estar afectando.
No podemos ignorar la competencia entre Boeing y Airbus. En su afán de quien va ser el primero en eficiencia, entrega oportunas, ordenes futuras, etc se convierte en que donde muchos pasos se den a la carrera creyendo que están ok.
No podemos olvidar que sucedió el año pasado con los motores RR instalados en algunos 787.
Está empezando a salir a luz que parecería que hicieron todo lo que estaba a su alcance para apurar las cosas para no perder mercado, y para vender el MAX como igual a los NG:
1) Flawed analysis, failed oversight: How Boeing and FAA certified the suspect 737 MAX flight control system
http://www.seattletimes.com/business/boeing-aerospace/failed-certification-faa-missed-safety-issues-in-the-737-max-system-implicated-in-the-lion-air-crash/
2) After 2 Crashes of New Boeing Jet, Pilot Training Now a Focus
http://www.nytimes.com/2019/03/16/business/boeing-max-flight-simulator-ethiopia-lion-air.html
Con suerte se forma alguna comisión tipo la que investigó la explosión del Challenger para ver que pasó durante la certificación, sobre todo para que no vuelva a pasar.