El primer ministro australiano, Scott Morrison, impuso un período de cuarentena de 14 días para todos los vuelos internacionales que lleguen a Australia, debido al brote de COVID-19. Se aplicará a partir de la medianoche del domingo (hora local). Los ciudadanos australianos también deberán aislarse a sí mismos cuando regresen al país.
«Buscamos ayudar a los australianos a regresar a casa asegurando que los vuelos continúen funcionando, pero cuando vuelvan a casa, pasarán otros 14 días en aislamiento», dijo Morrison. Dijo que el autoaislamiento impuesto haría un «trabajo efectivo» para aplanar la curva de infección.
Todos los cruceros desde puertos internacionales también tienen prohibido llegar a Australia durante 30 días. Morrison dijo que las nuevas medidas son parte de una «segunda fase» de la respuesta del país al COVID-19.
Las nuevas medidas son similares a las impuestas por Nueva Zelanda en relación con la llegada de vuelos internacionales.
Las nuevas reglas se impusieron tras una primera tanda en la que se articularon medidas tales como la prohibición de reuniones masivas organizadas «no esenciales» de más de 500 personas. Sin embargo, esta prohibición no incluye escuelas, universidades ni centros comerciales.
Dijo que aunque los padres pueden tener ansiedad acerca de que sus hijos contraigan coronavirus en el aula, el consejo que recibió es que deberían permanecer abiertos.
«Pondría en gran riesgo la disponibilidad de trabajadores críticos como enfermeras, médicos y otros que son esenciales en la comunidad, porque tendrían que quedarse en casa y cuidar a sus hijos», cerró Morrison.