La escasez de aeronaves de las familias Airbus A320neo y Boeing 737 MAX, modelos que compiten entre sí en el mercado de aviones de pasillo único de corto y medio alcance, está provocando un alza en el precio de arrendamiento de las unidades. En este contexto, muchos operadores están optando por extender los contratos existentes en lugar de buscar nuevos aviones en el mercado.
Según la compañía de servicios de inteligencia, información y asesoramiento para la aviación IBA, el alquiler de un Boeing 737 MAX nuevo se incrementó en más de un 20% entre abril de 2020 y julio de 2022, hasta alcanzar los 316.000 dólares estadounidenses mensuales.
Por su parte, arrendar un Airbus A320neo puede actualmente requerir un pago de hasta 324.000 dólares por mes, un 14% más que en abril de 2020. El modelo de mayor tamaño de la familia, el A321neo, se podía arrendar por 375.000 dólares mensuales en julio de este año.
De acuerdo con la plataforma Cirium, más del 51% de los casi 23.000 aviones comerciales de pasajeros operativos en el mundo son propiedad o están gestionados por empresas de arrendamiento. Si bien muchas aerolíneas son propietarias de sus aeronaves, muy frecuentemente optan por distintos esquemas de flotas compuestas por equipos tanto propios como arrendados.
A partir del comienzo de la pandemia, los dos mayores fabricantes de aeronaves del mundo sufrieron la falta de demanda y ralentizaron su producción. En los últimos meses, sin embargo, comenzaron a recibir más pedidos firmes y concretar contratos como consecuencia de la sostenida recuperación de la industria, pero los problemas en las cadenas de suministro y las limitaciones propias continúan dificultando la recuperación total del ritmo de fabricación.
Adicionalmente, las sanciones impuestas a Rusia luego de su invasión a Ucrania el pasado febrero provocaron una escasez en el suministro de titanio, un metal crucial para la fabricación de motores aeronáuticos. Una especie de tormenta perfecta. En medio, el comienzo de la recuperación, no sin dificultades.
La rápida aceleración de la demanda de viajes, favorecida por el levantamiento generalizado de restricciones sanitarias, colisionó en más de una ocasión con la realidad de la industria aeronáutica, que se vio desbordada e imposibilitada de responder de forma adecuada debido a la escasez de aeronaves, la falta de personal o a una combinación de esos y otros factores.
Es justamente la escasez de aviones disponibles el principal factor que propició el aumento de los precios de arrendamiento observado en el último tiempo. Como consecuencia, las mayores compañías que ofrecen estos servicios, como Air Lease Corporation, AerCap y Avolon, están obteniendo grandes beneficios.
Este año se sumó el incremento de los precios del combustible de aviación, que motivó a las aerolíneas a buscar aviones nuevos y más eficientes en términos de consumo. Hay entonces una creciente demanda por aeronaves de reciente fabricación, que muchas veces se consiguen a través de compañías de leasing. Por otro lado, la subida de los tipos de interés está provocando aumentos adicionales en las tasas de arrendamiento.
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