Más de un año después de su destrucción, siguen las tareas de desmantelamiento del Antonov An-225

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Después de más de un año de la invasión de las fuerzas rusas en Ucrania, que resultó en la destrucción del avión más grande del mundo, el An-225, su desmantelamiento aún continúa. La aeronave, que fue uno de los mayores símbolos de la Unión Soviética, fue destruida durante el ataque dirigido por Moscú al Aeropuerto Gostomel, en la región metropolitana de Kyiv.

La única unidad en operación del Antonov An-225 Mriya fue destruida alrededor del día 27 de febrero de 2022 (la fecha exacta aún se desconoce) y, desde entonces, permanece bajo la estructura de su gigantesco hangar en Gostomel, principal centro de operaciones de Antonov Airlines, en las afueras de la capital ucraniana.

Después de varios meses de guerra y de una investigación llevada a cabo por las autoridades locales, Antonov comenzó a desmontar la aeronave. El proceso es prolongado, ya que la compañía evalúa qué piezas aún podrían ser reutilizadas en el futuro, aunque no se ha confirmado ningún plan de reconstrucción del enorme equipo hasta el momento, a pesar de que en varias oportunidades se plantearon opciones.

Mientras tanto, partes del avión, como los potentes motores Progress D-18T, fueron transferidos al hermano mayor y más pequeño, el An-124 Ruslan, cuyo proyecto fue modificado para ser transformado en el An-225, aún en la era soviética.

¿Por qué sólo hay un Antonov An-225?

Poca gente sabía que se empezó a construir un segundo An-225. Sin embargo, con el fin de la Guerra Fría, la desintegración de la Unión Soviética y las cambiantes ambiciones de los países de Europa del Este, el proyecto se detuvo y el segundo An-225 se convirtió en un simple “sueño”.

La enorme carcasa metálica, que Antonov reveló que estaba completa en un 70%, fue colocada dentro de un enorme edificio en el aeropuerto de los alrededores de Kiev y permaneció allí durante décadas. Aunque era posible terminarlo, nunca hubo interés debido a los costes que suponía, que podrían superar los 500 millones de dólares, contando con una actualización necesaria en el diseño y la finalización del montaje.

Otro factor que contribuyó al estancamiento de la segunda unidad fue la idea de que sería inútil, ya que el primer modelo cumplía su nueva función como avión de carga ultra grande.

En 2016, China llegó a firmar un acuerdo con Antonov para reanudar la producción del segundo avión, que debía estar terminada en 2019, pero luego el intento no llegó a buen puerto, de nuevo debido a la rentabilidad. Turquía también mostró interés, que se quedó sólo en el ámbito de las ideas.

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