A partir de una disposición del gobierno venezolano que ordena la restricción del espacio aéreo a aeronaves de matrícula argentina, es importante dar un contexto y entender qué significa.
El contexto: Irán, Estados Unidos y un Boeing 747 confiscado
Es ineludible comenzar el análisis de la situación sin referirnos a la confiscación del Boeing 747-300M de Emtrasur, brazo de carga de la aerolínea estatal venezolana Conviasa, que fue retenido primero en Argentina y luego entregado a las autoridades estadounidenses.
El origen del avión (la aerolínea estatal de Irán Mahan Air), la triangulación para la venta de la aeronave a Venezuela con la clara intención de evitar las sanciones impuestas por la OFAC y cierta desprolijidad en la confección del manifiesto de tripulantes, entre los que se encontraban ciudadanos iraníes con vínculos directos con organizaciones que prestan apoyo a grupos terroristas, fueron los elementos que inmovilizaron al Jumbo en Ezeiza y propiciaron su confiscación y desguace en Estados Unidos.
El Boeing 747 venezolano confiscado en Argentina finalmente fue desguazado en Estados Unidos
El gobierno de Maduro protestó airadamente la retención y la confiscación, declarando que dicha medida judicial sería considerada un “acto hostil” por el estado venezolano y que Argentina era cómplice del robo de propiedad legítima.
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La medida: más combustible, más tiempo de vuelo, más costos
Si bien la Primera Libertad del Aire está garantizada y ratificada por Venezuela a través de diversos convenios (y su pertenencia al Consejo de la OACI), desde un punto de vista legal el gobierno venezolano tiene plena potestad para restringir el derecho de sobrevuelo a quien considere conveniente.
La medida impide que aviones de matrícula argentina (en principio afecta a aeronaves comerciales con registro LV) atraviesen el espacio aéreo de jurisdicción venezolana para completar sus vuelos programados.
En caso de emergencia, ¿podría aterrizar un avión argentino en territorio venezolano? Sí: si declara la situación de urgencia, los sistemas de control de tráfico aéreo deberán prestar asistencia hasta la resolución de la coyuntura.
Solucionada la emergencia, podrán presentarse situaciones de conflicto diplomático en la salida de pasajeros, tripulaciones y la aeronave misma.
En relación con los vuelos, la modificación de una ruta está contemplada en cualquier programación, sea por cuestiones políticas o técnicas. Las aerolíneas europeas debieron modificar sus planes de vuelo a Asia para evitar el espacio aéreo ruso, o Qatar Airways, que debió responder al cierre del espacio aéreo saudí modificando sus rutas y en algún caso, hasta tuvo que cambiar de avión.
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En las rutas de Aerolíneas Argentinas -único operador de matrícula LV que usualmente atraviesa el espacio aéreo venezolano- afectadas por la medida, se espera un “rodeo” del área, lo que sumará tiempo de vuelo y consumo de combustible.
Los Airbus A330-200 de la compañía argentina que vuelan a Nueva York y Punta Cana ya realizan esos desvíos y, por distintas razones, los han realizado antes:
Las consecuencias
En sí, más allá del lógico incremento en costos y tiempo de vuelo, la restricción del espacio aéreo es una escalada en la serie de protestas que Venezuela lleva adelante tras la confiscación del Boeing 747 de Emtrasur.
Sumada a la distancia ideológica manifiesta entre los gobiernos de Javier Milei y Nicolás Maduro, la decisión venezolana es un paso adicional en una relación bilateral que tiende a embarrarse: se espera una respuesta diplomática de la Cancillería argentina y el intercambio de notas, o llamado a consulta de funcionarios de relaciones exteriores está también en el abanico de medidas que pueden tomarse.
La ya compleja relación entre Venezuela y Argentina tiene un elemento adicional en la ecuación. Falta todavía para saber cómo se resolverá.
