En la vida, hay un dicho que dice que “es imposible obtener resultados diferentes, siempre haciendo lo mismo”. Esto, quizás, se aplica a la famosa South African Airways, que después de casi dos años de reestructuración, y muchas idas y venidas (incluso con la quiebra decretada oficialmente y luego rechazada), finalmente volvió a volar en septiembre con seis aviones (de los 46 antes) y cientos de empleados menos.
Lo que se suponía que iba a ser un momento de esperanza, después de tanto tiempo y desgaste, parece haber comenzado con el pie izquierdo. La semana pasada, los miembros del sindicato se manifestaron frente a la sede en Kempton Park, Johannesburgo, quejándose de las condiciones laborales y diciendo que los empleados se encuentran desilusionados con South African Airways, según reportó nuestro medio asociado Aeroin.net.
Los vuelos no fueron afectados por las medidas de protesta.
“Muchos de los problemas de la antigua SAA se trasladaron a la nueva aerolínea”, dijeron a través de una declaración conjunta representantes de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica y la Asociación de Tripulantes de Cabina de Sudáfrica (SACCA) . Los sindicatos afirman que los trabajadores colocados en un «plan de despido por capacitación» no han sido recontratados, mientras que otros han visto recortados sus salarios y beneficios en un 35%.
Desde SAA respondieron diciendo que el CEO, Thomas Khgokolo «reconoce el trabajo duro y la dedicación que los tripulantes de cabina han demostrado durante el relanzamiento» y que «aunque reconoce y respeta el derecho de la gente a protestar» no están en condiciones de revertir hacia acuerdos laborales previos al proceso de reestructuración.
Estas quejas son las mismas que en 2019 y varios años antes, mientras que la empresa estatal altamente ineficiente mantenía un gran contingente de trabajadores para una flota de menos de cinco docenas de aviones.
El plan actual de la aerolínea es centrarse en vuelos domésticos y regionales los dos primeros años, y luego ampliar su red.
2011 fue el último año en el que SAA obtuvo ganancias, y en el último lustro ha recibido rescates financieros por un valor de USD 1,6 mil millones. En 2019 el Tesoro Nacional rechazó seguir proveyendo de más fondos a la aerolínea, cuyas finanzas recibieron un duro golpe tras la huelga de ocho días que tuvo lugar a fines de noviembre, lo cual precipitó la entrada al proceso de protección de bancarrotas y reestructuración en diciembre de ese año, durante el cual el gobierno volvió a aportar unos USD 500 millones para sanear la compañía. Desde entonces la fuerza laboral se ha reducido en alrededor de un 80% y la flota a una décima parte.