Vender los S-400: la propuesta de eminente diplomático turco para sanar las heridas con la OTAN y volver al F-35

Gastón Dubois

S-400 Turquía

El exministro de Estado de Turquía, Cavit Çağlar, conocido por su papel crucial como mediador en la crisis del avión ruso Su-24M derribado en 2015, expresó su opinión sobre la controvertida adquisición de los sistemas de defensa antiaérea S-400 de Rusia. En una reciente entrevista del periódico digital T24, Çağlar sugirió que Turquía podría vender estos sistemas a compradores interesados, asegurando que Rusia entendería esta decisión.

Perspectiva Histórica y Rol Diplomático de Cavit Çağlar

Cavit Çağlar es una figura prominente de la política turca, particularmente durante los años de la administración de Süleyman Demirel (presidente de Turquía entre 1993 y 2000). Además de su influencia en la política interna, Çağlar jugó un papel diplomático esencial en la resolución de tensiones internacionales. En 2015, tras el derribo de un cazabombardero Su-24M ruso por aviones F-16 turcos en la frontera con Siria, Çağlar utilizó su red de contactos en la ex Unión Soviética para facilitar un acercamiento entre Turquía y Rusia. Sus esfuerzos le valieron en 2017 la medalla de la Orden de la Amistad del Estado de la Federación Rusa, otorgada por el presidente Vladimir Putin.

Cavit Çağlar
Putin premió a Cavit Çağlar por sus gestiones en la crisis diplomática desatada por el derribo del Su-24 ruso por parte de un par de F-16 turcos.

Compra del S-400, una tormenta sin relámpagos

Turquía es uno de los miembros originales del programa JSF (desde 1999), cuyo resultado fue el primer caza furtivo de quinta generación exportable. Ankara tenía la intención de adquirir un centenar de cazas F-35 Lightning II, pero esos planes se hicieron pedazos cuando decidió también comprar el sistema de defensa aérea de largo alcance S-400 a Rusia.

Luego de años de negociaciones y pese a las amenazas de Washington, Turquía siguió adelante con la adquisición del S-400, lo que devino en su eventual expulsión del programa F-35 y en la imposición de sanciones militares y económicas, que no afectaron en mucho la resolución de Ankara.

F-35A Turquía foto LM
Prototipo de F-35A de Turquía, que perdió tras su expulsión del programa Joint Strike Fighter. Foto: LM

Pero con el paso del tiempo, las posiciones de Ankara y Washington se han aproximado, aprovechando la ubicación estratégica de Turquía en el flanco oriental de la OTAN. Sus sólidas relaciones con Moscú lo convierten en un interlocutor clave para ambos bloques, facilitando la mediación y el diálogo en momentos de alta volatilidad como los actuales.

Incluso en febrero de este año, Victoria Nuland, número dos del Departamento de Estado norteamericano dijo en una entrevista a CNN Türk que si Turquía “resuelve el problema de los S-400”, podrían reintegrarse al programa F-35.

Turquía tenía planes de adquirir hasta tres batallones antiaéreas S-400 y fabricar localmente parte de los componentes, pero las entregas se suspendieron tras la recepción de dos baterías, principalmente porque los mandos de la OTAN se oponen a su  utilización en operaciones conjuntas. Hay una gran preocupación sobre la posibilidad de que Rusia obtenga acceso a información sensible sobre las capacidades de la OTAN a través de este sistema.

La opinión de Çağlar

Según Çağlar, los S-400 no se están utilizando y si se deshicieran de ellos, podrían acelerar las entregas de los F-16 Block 70, los kits de modernización Viper y permitiría adquirir los F-35.

S-400
Lanzadores de una batería de misiles S-400

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En sus declaraciones, Çağlar fue claro respecto a su postura sobre los S-400: “Si fuera por mí, me desharía de ellos. Ya tenemos compradores interesados y Rusia entendería nuestra posición”. Pakistán e India fueron nombrados como naciones interesadas en adquirir la batería de misiles S-400 turca. La venta a un tercer país, no implicado en la actual guerra ruso-ucraniana, es la única opción viable para Turquía, que no quiere quemar los puentes ni con Moscú, Bruselas o Washington.

Las afirmaciones vertidas por este peso pesado de la diplomacia turca podrían formar parte de una posible estrategia de Ankara para aliviar las tensiones con sus aliados occidentales, especialmente con Estados Unidos.

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