Feliz Año Nuevo a 10.000 metros!

GaboAir

Para algunas personas que se quedan «en tierra», pensar que otras celebran y brindan en pleno vuelo, lo asimilan a un privilegio circunstancial, o quizás a un anhelo personal que desean cumplir en ese momento.

Los pasajeros que están a bordo durante el cambio de año, quizás puedan disfrutar de un momento agradable que ciertas veces surge de la iniciativa de las mismas tripulaciones o de algunos pasajeros.

Pero en general, los pilotos y tripulantes de cabina, rara vez eligen volar en Nochebuena o en año nuevo, porque la mayoría prefiere pasar esas fechas con sus seres queridos.

La empresa permite que los tripulantes lleven un acompañante en el vuelo, con un pasaje más económico sujeto a espacio, es decir, que ese acompañante podrá viajar si el avión tiene lugares disponibles. No es un premio, sino un intento de compensar el desarraigo.

Acaso si contratan a un cerrajero un feriado, les cobra lo mismo que por trabajar en día y horario hábil ? Claro que no.  Los tripulantes no cobramos extra por trabajar feriados o fiestas, por eso es el intento de compensarlo con algún beneficio.

El destino puede ser tentador: Nueva York, Roma o cualquier otro que resulte atractivo. Pero, quién quiere ausentarse de una reunión con familiares y amigos en ese día «simbólico» ?  

Porque el cambio del 31 de diciembre al 1 de enero no tiene nada de particular, el reloj marca la medianoche y comienza un nuevo día, el Mundo continúa su ritmo, ni siquiera aumenta el dólar para los argentinos.  Pero muchos le damos un significado especial, una excusa para armar una reunión y brindar por nuevas esperanzas.

Cuando llega el final de noviembre y se publican las programaciones de vuelos de diciembre, la mirada apunta a ver qué nos tocó para las fiestas, y a menos que sean de esos tripulantes que pidieron volar porque planificaron la fecha especial en otro lugar del Mundo, la sonrisa se borra cuando vemos que tenemos actividad asignada durante las fiestas.

Los días pasan y cuando llega el momento de ponerse el uniforme y dejar el hogar para ir hacia el aeropuerto, sólo se piensa en el día de regreso.

Les voy a contar mi experiencia cuando tuve que trabajar por primera vez en la noche de fin de año.

El destino era Roma. El vuelo, desde lo técnico, fue como todos los demás, pero desde el «clima» durante el embarque y luego en vuelo, tuvo algo distinto, se notaba entre los pasajeros un ánimo de fiesta o de vacaciones.

El embarque comenzó en horario, como era previsible ese día, los pasajeros se apuraron para abordar el avión, y quizás todos en tierra querían que nos vayamos lo antes posible, ya que no es una fecha apropiada para resolver problemas que derivan en demoras.

El vuelo despegó una hora antes de la medianoche, y cuando llegamos a la altitud de crucero, la tripulación de cabina comenzó a organizar un brindis para todos los que estábamos a bordo.

Esta buena onda es la que destaco en la línea de bandera argentina, donde la calidez humana se antepone a algunas formalidades del servicio que se brinda al pasajero, sin apartarse de lo profesional.

En la cabina de mando éramos cuatro pilotos. Cuando es así, los descansos se dividen de manera que dos queden volando y los otros dos descansen.

Me tocó volar durante el primer turno junto a un colega, una noche tranquila, se veían las estrellas. 

Recuerdo que al llegar la medianoche, recién ingresábamos al espacio aéreo brasilero (sector del Control de Curitiba), y la frecuencia siguió con el mismo «silencio» que tenía desde hacía varios minutos. 

Rompimos la formalidad, y teniendo en cuenta que la frecuencia no estaba ocupada, enviamos un breve mensaje de voz en inglés «Happy New Year», sin obtener respuesta de otra aeronave ni del control.

Nos miramos con mi colega y comentamos el poco ánimo que se notaba por la fecha.

La realidad es que me quedé pensando en cómo el avión avanzaba en la soledad de la noche (por suerte…), mientras sabía que atrás estaban brindando con jugo de naranja… si, con jugo, porque no se puede tomar alcohol desde al menos 8 horas antes de comenzar la actividad, ni vistiendo uniforme.

Nuestros compañeros se acercaron después del brindis, de a uno, para saludarnos, y luego durante el resto del vuelo, nos comentaron que habían saludado a todos los pasajeros a la medianoche de la hora argentina, y que todos quedaron contentos, enganchándose en aplausos y saludos que surgieron de ellos mismos.

Cambiar de año en pleno vuelo, fue una experiencia distinta, una anécdota para contar, aunque como muchos, prefiero no trabajar ese día.

El vuelo llegó a destino, los pasajeros agradecidos por el agasajo de la tripulación y nosotros fuimos a tomar nuestro descanso, porque luego de volar por más de 13 horas, casi la mitad de noche, cruzando husos horarios y en un ambiente seco, no dan ganas de salir a festejar nada.

Quienes estamos en la actividad aeronáutica, sabemos que no hay feriados, ni fiestas, ni fines de semana, ni cumpleaños de familiares o amigos. Tampoco hay horarios normales.

Pero es sólo un comentario de cómo es la rutina laboral, sin que pueda tomarse como una «queja», ya que este trabajo tiene la particularidad de que elegimos hacerlo.

Hoy dedico un saludo especial a todos mis compañeros de trabajo y colegas de todo el mundo que tengan que pasar el fin de año a bordo.

Finalizo, deseando un feliz año a los lectores y a todo el equipo de Aviacionline.

4 comentarios en «Feliz Año Nuevo a 10.000 metros!»

  1. Excelente relato, y felicidades a todo el equipazo de Aviacionline! Por un 2020 con mejores noticias y muchos viajes y vuelos para todos. Saludos.

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  2. Que bien descripto por lo que pasan las tripulaciones técnicas y de cabina en las fiestas cuando les toca trabajar. Felicitaciones por la abnegada, profesional y bella labor que realizan!!

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  3. Que lindo relato!! Es notable el trabajo de mucha gente en los años nuevos!! Aplausos para ellos!! Medicos, Policias, choferes de transporte, etc .

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