Hoy les voy a contar la vida de Carolina Elena Lorenzini, primera aviadora acrobática latinoamericana en recibir su certificado oficial por la Asociación Civil de Aviación de la República Argentina y también primera en imponer varios récords.
Si Carlos Gardel era el «rockstar» del Tango, en esa misma época Carola Lorenzini lo era para la Aviación. De inicios humildes, nació en el pueblo de Empalme San Vicente (actualmente Ciudad de Alejandro Korn) un 15 de agosto de 1899, su familia se integraba por sus padres, Carlos Lorenzini y Luisa Piana y sus 7 hermanos varones. Estudió hasta el cuarto grado (común para la época). Hábil deportista, destacándose en Atletismo (salió campeona en 1925), equitación, lanzamiento de jabalina, caza, natación, tenis, entre otros.
Siendo parte del sostén de la familia, en 1919 (con casi 20 años) trabajaba en una empresa de productos químicos, estudiaba mecanografía y taquigrafía y como era sobresaliente, una docente la recomendó para trabajar en la Unión Telefónica en 1923.
En 1930, en el Aeródromo de Morón, realizó su vuelo de bautismo junto al instructor Victorino Pauna, sobrevolando la zona. Esa vivencia marcó su norte: de ahí en más, su vida comenzó a girar en torno a la aviación. El 2 de octubre de 1931 se hizo socia del Aero Club Argentino, y el 1 de agosto de 1933 inició su adiestramiento como Piloto Civil obteniendo el 4 de noviembre del mismo año su título, con más de 20 horas de vuelo acumuladas y con 34 años de edad. Para ello, madrugaba para llegar a primera hora al aeródromo de Morón a instruirse, vendió varias de sus cosas, incluyendo un diccionario enciclopédico completo (para los millennials, eso es equivalente hoy en día a vender un smartphone de alta gama).
Sus hazañas empezaron a asombrar a todos. El 31 de marzo de 1935, marcó un récord de vuelo en altura al alcanzar los 5.381 metros en un avión biplaza Ae.C3, aunque Lorenzini aseguró haber alcanzado los 5.800 metros. El 13 noviembre del mismo año cruzó el Río de la Plata en vuelo solitario en un avión Fleet 41 entre el Aeródromo de Morón y el Aeropuerto de Montevideo a la par de la aviadora alemana Isabel Gladisz.
El 21 de agosto de 1938, fue la única mujer en participar en una prueba de regularidad entre San Vicente -Lobos -Seis de Septiembre, prueba de la que resultó ganadora, utilizando en esta ocasión un avión Focke Wulf con un tiempo de 01:17:30.
Carola decidió unir la Argentina, y entre Marzo y Abril de 1940 recorrió 14 provincias y tres gobernaciones en un Focke Wul fwf44, realizando exhibiciones aéreas de acrobacia en cada parada. En cada lugar que llegaba la recibían con gran clamor popular y la apodaban “la paloma gaucha” porque solía vestir con botas y bombacha de gaucho.
En 1941 decidió obtener su licencia como piloto comercial, una de las razones fue que en la Unión telefónica en 1939 decidieron cesantearla debido a que sus horarios no eran compatibles con su vocación. Logró, a pesar de los problemas económicos, recibirse como Instructora de Vuelo.
El 23 de noviembre de 1941 estaban siendo agasajadas en el Aeródromo de Morón las mujeres piloto uruguayas. Hay distintas versiones sobre los hechos sobre por qué la Dirección de aviación decidió restringir los vuelos durante el ágape y de cómo Carola Lorenzini logró convencer a las autoridades del AeroClub para realizar un vuelo acrobático a las homenajeadas. Lo cierto es que logró despegar a bordo de un Focke Wulf fw44, matrícula LV-DDC del Ejército Argentino.
Ese vuelo acrobático se convertiría en su vuelo final. Luego de un looping the loop seguido de un vuelo rasante, y al intentar una nueva maniobra, pierde el control de la aeronave y se aleja 600 metros detrás de una arboleda cercana donde se estrella falleciendo en el acto. Sus restos fueron velados en el Cementerio de la Recoleta, donde una multitud se acercó a despedir a la Paloma Gaucha.
Fue una mujer para quien los límites y barreras que se le presentaban eran desafíos a vencer, una mujer que siguió sus sueños con pasión y esfuerzo. Siempre humilde y simple, supo ganarse el cariño de quienes la veían volar… Convirtiéndose en una figura entrañable, parte de la historia aeronáutica nacional y regional.
Hermosa nota! Se la voy a pasar a mi má, su sobrina, que la llenará de orgullo. Gracias por el recuerdo
Acabo de leer el artículo y les informo que hay varios errores, primero, era hija de Adele Lilbergh y no de Luisa Piana como dicen, segundo tenía sólo tres hermanos más, dos varones y una mujer, tercero no era de orígen humilde, su madre era personal diplomático d ella embajada Británica en Buenos Aires y su padre empresario de la construcción, éstos datos son certeros ya que era la tía abuela de Gonzalo Quispe mi marido.
Quisiera ponerme en comunicación con el familiar de Carola Lorenzini, soy periodista y estoy escribiendo una nota sobre ella por los 80 años de su fallecimiento, le agradecería que me escribieran al mail: emr.06@outlook.com Desde ya muchas gracias. Ezequiel
Ya el hecho de que fuera la primera mujer en conducir un auto por el pueblo a principios del siglo XX me hace pensar en que su origen no podía ser humilde…