¡Feliz día del Trabajador, Aeronáuticos!

El trabajador aeronáutico es especial. Para empezar, su industria no es parecida en casi en nada al resto. Ya sé, todas las industrias tienen sus particularidades, sus secretos…pero la aviación, la aviación es mágica.

¿Y saben por qué es mágica?  Porque aunque volar lo parezca, en realidad no hay magia detrás de ella, sino sólo el esfuerzo de millones de trabajadores que desde hace poco más de un siglo han venido aportando su granito de arena para construir una industria que no se permite improvisar, porque sabe, por experiencia,  que eso se paga con vidas humanas, y muchas (aún cuando hay quienes todavía no lo terminan de aprender).

De los hermanos Wright (o Santos Dumont) en adelante (y los muchos pioneros antes que ellos). Desde trabajadores que se han roto la cabeza ideando mecanismos, procesos, regulaciones, aeronaves, máquinas, artefactos, sistemas, y un larguísimo etcétera, hasta quienes han perdido sus vidas explorando nuevas rutas. Desde el piloto hasta el banderillero, pasando por los tripulantes de cabina, los despachantes, los técnicos de mantenimiento, los controladores de tránsito aéreo, meteorólogos, personal de salvamento, plan de vuelo, toda la tropa del handling, seguridad aeroportuaria, instructores de vuelo. Pero hay más: personal de tráfico, de los concesionarios aeroportuarios, de los diferentes organismos (ANAC, ORSNA, FAA, PSA), personal de todos los departamentos de las líneas aéreas y empresas de soporte (marketing, rr. hh., contable, comercial, financiera, atención al cliente, planificación, técnica, etc.). Y muchos más.

Todos ellos son los que mantienen vivo a un sistema de transporte que no puede darse el lujo de dormirse ni un segundo, porque sus principales componentes, los aviones, están allá afuera con miles de personas a bordo jugando con una de las leyes universales, con una de las interacciones fundamentales: la gravedad. Un barco flota, un tren, un camión, un ómnibus, se mueven apoyados sobre la tierra. Tendrán  sus complejidades desde ya, pero, ¡por Dios! ¡Los aviones vuelan!, y como dice el dicho, «todo lo que sube tiene que bajar», y es labor de los trabajadores aeronáuticos que tanto la «subida» como  la «bajada» y lo que sea que haya en el medio (y disculpen si mi lenguaje ha vuelto muy técnico para su comprensión) se realicen siguiendo un orden que no fue establecido de un día para el otro como por arte de, digamos, magia.

Por eso, sin desmerecer al resto de los trabajadores, en este 1° de mayo envío un especial saludo a todos los trabajadores aeronáuticos. Gracias por permitirnos disfrutar de la aviación.