Te recibimos con la misma ingenua esperanza que los años anteriores, la cual muchas veces fue correspondida y otras tantas también negada.
Pero jamás, ni en nuestras peores pesadillas, hubiésemos imaginado que ibas a traer con vos una tragedia de alcance global que la mayoría de nosotros nunca experimentó.
No te hagas el distraído 2020, hablo de vos.
Sí, regiones, países, ciudades, barrios, familias y personas han sufrido momentos mucho peores durante el último siglo, pero la mayoría inconexas. Esta pandemia unió en la misma angustia de raíz a un abogado que se despierta todos los días mirando el Central Park de Nueva York desde su ventana con un panadero de un pueblito del interior profundo latinoamericano.
En distintos grados, todos fuimos inoculados con el terror a un virus desconocido que podía llegar, literalmente, de la mano de un amigo, un colega, un cliente o un familiar. Y todos fuimos afectados por las acciones entendibles pero también en muchos casos desmedidas de gobiernos nacionales y locales para tratar de contener su expansión.
El abogado y el panadero fueron impactados de manera diferente por la pandemia. Pero de una u otra manera, su año fue atravesado por ella.
Con las industrias sucedió lo mismo. Petróleo, retail, automóviles, bancos y un gran etcétera fueron afectados por la pandemia. Pero algunas la sufrieron mucho más otras. Muchísimo más. Entre ellas, la aviación comercial (¡qué sorpresa!).
E incluso dentro de ésta hubo matices. No vivieron igual la primera ola las aerolíneas europeas o estadounidenses apoyadas por fondos casi infinitos de sus respectivos estados que sus pares latinoamericanas, abandonadas a su suerte salvo en aquellos contados casos en los que también tienen, desde hace años, la bendición de fondos estatales casi infinitos.
Parecían de ciencia ficción las imágenes que veíamos en marzo de compañías aéreas publicando en sus redes sociales mensajes de «nos vemos pronto» a medida que iban suspendiendo sus operaciones a lo largo y a lo ancho del mundo. Serían dos semanas, un mes, ¿dos meses? como mucho. Y aún así se auguraban pérdidas fenomenales para una industria que a nivel global llevaba una histórica década con números saludables.
Latinoamérica acumulaba dieciséis años de crecimiento consecutivos. Rutas impensadas se habían vuelto exitosas gracias al impulso de nuevos modelos de negocios, flotas renovadas y una pérdida gradual de proteccionismo en lo aeronáutico que había mantenido relegada a la región frente a mercados como el europeo o el asiático. La clase media latinoamericana, tan vapuleada, por fin se había podido subir al avión.
305 millones de pasajeros transportados en 2019, nuevas aerolíneas y cientos de aviones comprometidos de fábrica, proyectos de expansión en marcha en los principales aeropuertos….la región nunca estuvo tan conectada por vía aérea como hasta diciembre del año pasado.
El mundo nunca había estado tan conectado por vía aérea como hasta diciembre del año pasado.
Y todo parecía indicar que nada detendría la pujanza del transporte aéreo. Sí, podría haber años mejores que otros, incluso hasta algunos malos. Pero la resiliencia característica siempre empujaría la curva de tendencia hacia arriba.
Hasta que llegó el COVID-19 y derrumbó los sueños de una industria, los sueños de los millones de trabajadores que la conforman, y de otros tantos como yo que la amamos y rondamos por su ecosistema, en mi caso, con el humilde objetivo de dejar testimonio hacia el futuro de lo que sucede con ella.
LATAM, Avianca y Aeroméxico cayendo en el capítulo 11. Varias compañías más pequeñas cerradas. Miles de empleos perdidos y, los que quedaron, sujetos a reducciones salariales y a la incertidumbre de poder ser los próximos como consecuencia de una demanda que terminará el 2020 un 64% abajo y con las aerolíneas de la región perdiendo USD 5 mil millones.
¿Dejamos atrás lo peor? Más que nunca dependerá de los gobiernos. Y no, en el caso latinoamericano, por reencender la esperanza de que se vuelquen a brindar apoyo económico a la aviación, sino a su predisposición o no a repetir errores a pesar de todo lo que se aprendió en 2020 sobre cómo convivir con el virus.
Si la respuesta a la segunda ola vuelve a ser caer en la psicosis del cierre total de fronteras externas e internas por meses o establecer requisitos incumplibles, para la aviación comercial de la región puede significar una lesión terminal sobre sus planes para la década que comienza y aún más allá.
Porque la clave es esta: si el año que termina fue el de sobrevivir al COVID-19, el 2021 debe ser el de aprender a convivir con él.
La vacunación ya arrancó en algunos países de la región, pero pueden faltar meses hasta lograr una cobertura importante. Meses que la industria aerocomercial ya consumió en 2020. En menor medida en Brasil, Chile y México, donde los vuelos nunca pararon. Y en mayor medida en Argentina, Venezuela y Colombia, en donde más se tardó en reanudarlos.
Por eso, dejando de lado cuestiones personales o lugares comunes de paz y amor, mi deseo para la industria aerocomercial latinoamericana en este 2021 es que la dejen ser. Que si los gobiernos no la van a ayudar, al menos no le pongan obstáculos en su camino para que la recuperación sea lo más veloz posible.
Y para todas aquellas personas que hacen a la aviación y que hoy tienen un empleo, pero también para las que sufrieron la pérdida del mismo y hoy miran con angustia su porvenir, va mi deseo de un 2021 con muchos buenos vuelos para todos.
Porque cada vez que un avión aterriza trae consigo cientos de oportunidades de crecimiento que no se quedan solo en la cabina, sino que van mucho más allá de la escalerilla y la terminal, y se derraman hacia toda la comunidad.
En lo que respecta a vos, 2020, no voy a ser injusto y negar que, aunque pusiste de rodillas a esta aviación comercial que amo y llevo en mis venas, y causaste mucho sufrimiento en tanta gente que quiero, también me diste algunas grandes alegrías, principalmente en lo que respecta a este espacio denominado Aviacionline, que adquirió una magnitud inimaginable apenas un par de años atrás.
Te lo voy a conceder.
Pero eso sí, ahora te pido que te vayas. Y por favor, cuando te cruces en la puerta con el 2021, hablale bien de nosotros, porque lo estamos esperando, esta vez sí, con genuina esperanza de que va a ser mejor que vos.
Maravilloso y sincero balance de este difícil año Edgardo, que así sea! brindemos y renovemos la esperanza por un mejor año nuevo para la aviación del mundo en particular y en todos los sentidos en general. Gracias por la labor de informar día a día, los mejores deseos para vos y el staff de redacción. Abrazo!!!
Gracias Aviacionline por tanta informaciòn importante, que tanto me ayudò en meses de estar varado en el exterior.
Renovada esperanza para èste 2021 !!!!