Son las dos ciudades más pobladas e importantes del interior argentino, cada una con casi dos millones de habitantes considerando sus respectivas áreas metropolitanas, sedes de grandes empresas de alcance nacional e internacional, prestigiosas universidades y aeropuertos con un cada vez mayor nivel de conectividad.
Sería lógico pensar que, con semejante importancia, los vínculos sociales y económicos entre ambas ciudades deben ser casi infinitos, y que éstos requieren un servicio de transporte aéreo acorde a ellos que es debidamente ofrecido por la industria aerocomercial. Sin embargo, no es lo que ocurre.
Actualmente la ruta entre Córdoba y Rosario es servida por un vuelo con una frecuencia de seis vuelos semanales (de lunes a sábados) y sólo en sentido Rosario – Córdoba en aeronaves Embraer E190 de Austral con capacidad para 96 pasajeros. Sí, las dos ciudades más importantes del interior argentino tienen una oferta de apenas 576 asientos semanales, y en un solo sentido. Si uno quiere volar de Córdoba a Rosario debe hacerlo vía Buenos Aires.
¿Por qué esta operación tan exigua? Se aduce que no hay mercado para el transporte aéreo debido a que las separan sólo 400 kilómetros de autopista; entre cuatro y seis horas, dependiendo de si se viaja en automóvil o colectivo (hay alrededor de 40 salidas diarias en cada sentido). Se entiende. Es lógico. Pero ello también debería dejar afuera rutas que son muchísimo mejor servidas, como Buenos Aires – Mar del Plata (415 kilómetros, alrededor de 5 vuelos diarios en cada sentido por Aerolíneas Argentinas y 4 por Avianca Argentina) o la misma Buenos Aires – Rosario (300 kilómetros, casi 4 vuelos diarios en cada sentido por Aerolíneas Argentinas y 2 por Avianca Argentina).
Quizás en el planteo de la red de Aerolíneas Argentinas la ruta entre Córdoba y Rosario genere más inconvenientes que beneficios, por lo que no les sirve explotarla de una mejor manera. No se les puede recriminar casi nada si consideramos cuánto han crecido los vuelos interprovinciales.
Pero ¿por qué entonces tanto la Junta Asesora del Transporte Aéreo como el Ministerio de Transporte de la Nación continúan frenando el ingreso de nuevas compañías entre las dos ciudades más importantes del interior argentino? (sí se aprobó el tramo Córdoba – Rosario a American Jet, como parte de una ruta más larga que nace en Neuquén y finaliza en Porto Alegre, pero seamos sinceros, es más probable que Emirates vuele Dubai – Resistencia non-stop a que esta compañía termine operando la ruta).
A Flybondi y a Norwegian Air Argentina ya se les denegó la autorización en las respectivas resoluciones en las cuales sí les aprobaron la amplia mayoría de las rutas que habían solicitado, en ambos casos argumentando que la ruta tiene un porcentaje de ocupación menor al 55% que fija la Ley N° 19.030 de Política Nacional de Transporte Aerocomercial en su Artículo 9° inc. b). para permitir un aumento de la capacidad. Pero claro, si la ruta no está bien encarada desde la oferta, ¿cómo podría responder mejor la demanda? (y hay casos paradigmáticos como Río Cuarto, Santa Rosa o Paraná, en los que al introducir modificaciones, la demanda estalló).
En el caso de Avianca Argentina, la JATA recomendó no otorgar la ruta, pero todavía falta la resolución de Transporte, que tiene la facultad de aceptar o no la recomendación de la JATA. Se especula que están empujando mucho para obtenerla, y con razón, si consideramos que los ATR 72-600 podrían ser aeronaves ideales para explotar una ruta tan corta.
En el marco de la tan publicitada «Revolución de los Aviones», que las dos ciudades más importantes del interior no estén bien conectadas entre sí podría considerarse casi inaceptable. Que entren a operar las que quieran, y que cada una vaya descubriendo si el mercado está o no, pero no cortemos las alas antes de tiempo.
¿Qué opinan ustedes? (¡se agradecen especialmente las opiniones de cordobeses y rosarinos!)