En el marco de un acto realizado el miércoles en la ciudad de Santa Fe, el presidente Mauricio Macri sorprendió al anunciar el proyecto de construcción de un nuevo aeropuerto que concentre las operaciones de los aeropuertos Sauce Viejo de Santa Fe y General Urquiza de Paraná.
El mismo se enmarca dentro del proyecto del nuevo puente que unirá ambas capitales, un largo reclamo de los habitantes de la región.
El nuevo aeropuerto se ubicaría en una isla a 10 minutos del centro santafesino, pasando el rio Colastine, al sur de la ruta nacional 168, de acuerdo a lo que informó el el secretario de Proyectos Estratégicos de la Municipalidad de Paraná, Eduardo Barbagelata, al Diario Uno de esa ciudad.
El funcionario dijo que el lugar se definió en función de la dinámica hídrica de la zona de acuerdo a estudios realizados por expertos, y que una vez obtenida la financiación se hará el proyecto ejecutivo, que demandará unos seis meses, para luego avanzar en la licitación. El tiempo de ejecución de la obra sería entre 12 y 18 meses.
Hay una lógica válida detrás de la intención de concentrar todas las operaciones aerocomerciales de un área metropolitana como la que forman Santa Fe y Paraná en un solo aeropuerto, pero una nueva infraestructura aeroportuaria con las características que debería tener el que sirva a la misma, proyectando al menos 20 años de crecimiento (pienso en una pista de no menos de 2500 metros de longitud, calles de salida y de rodaje, plataforma de unos 30 mil metros cuadrados, terminal de al menos 7 mil metros cuadrados cubiertos, radioayudas, balizamiento, y un largo etcétera) estaría rondando, muy a modo orientativo, los 1000 millones de pesos de inversión (unos USD 64 millones al cambio de hoy), que quizás la región podría utilizar de otra manera. Actualmente ambos aeropuertos suman unos 21 vuelos semanales de Aerolíneas Argentinas hacia el Aeroparque Jorge Newbery, habiendo tenido en 2015 un tráfico en conjunto de 118.385 pasajeros (79.642 en Santa Fe y 38.743 en Paraná) y 7.802 aeronaves (2.714 en Paraná y 5.088 en Santa Fe).
De todas maneras, habrá que ver si esta «aeroisla» no se transforma precisamente en otra «aeroisla» que queda en los papeles. Ya he realizado consultas al respecto pero todavía no me han dado respuestas concretas.
Hay muchas cuestiones a considerar, como, ¿qué será de las instalaciones actuales? ¿se las venderán para financiar el proyecto? ¿la II Brigada de la Fuerza Aérea Argentina con base en Paraná se trasladará al nuevo aeropuerto, o el Gral. Urquiza quedará para uso militar? Espero poder publicar respuestas a esos interrogantes y otros más cuanto antes.
Es una de las ideas más interesantes que han aparecido en mucho tiempo. Por supuesto hay montones de peros, pero es más lo positivo que lo negativo.
En primer lugar creo que va a ser un caso práctico para probar cómo reacciona la Argentina de hoy (la misma que cortó las relaciones con Uruguay por un tema de contaminación hídrica y al mismo tiempo tolera alegremente el Riachuelo frente a un tema que tiene un impacto ambiental importante, como es un aeropuerto. Va a ser un leading case para otras construcciones que están en los papeles.
También va a ser interesante ver cómo se atiende la gestión, porque Paraná y Santa Fe están atendidos por distintos operadores, pero antes que eso, pertenecen a provincias que tienen proyectos (si es que Entre Ríos tiene algún proyecto) distintos en materia aerocomercial.
Además, flor de obra de ingeniería en terreno aluvional. Eso es un lindo desafío.