El lunes pasado sorpresivamente el aeropuerto «Presidente Perón» de la ciudad de Neuquén se quedó sin su sistema de balizamiento por lo cual quedó inhabilitado para la operación de vuelos nocturnos.
La falla en el mismo se atribuyó a los problemas causados por las intensas lluvias que castigaron la región durante la semana anterior. «Los sectores donde se encontraban las cámaras de inspección que componen este sistema de señalización quedaron inundados, provocando múltiples deterioros y afectando parcialmente la operatividad de la terminal aérea», dijeron desde Aeropuertos del Neuquén a la agencia Noticias Argentinas, aunque otras fuentes me han comentado que no es más que el resultado de muchos años sin las inversiones necesarias para tener una operación confiable.
Recién hoy terminaron los trabajos de reparación del sistema de balizamiento, por lo que esta noche se recibieron los primeros vuelos comerciales nocturnos después de cuatro días.
Ahora, realmente cuesta creer que un aeropuerto tan importante como el de Neuquén, uno de los que más ha crecido en los últimos años tras haber duplicado su tráfico en un lustro, habiendo llegado a casi 800 mil pasajeros en 2015 (octavo a nivel nacional), pueda permitirse no atender vuelos nocturnos durante cuatro días.
Son inconvenientes como estos los que revelan que quizás el mayor obstáculo que van a tener que superar las nuevas aerolíneas que quieren operar en Argentina no son los sindicatos o Intercargo, sino la deficiencia en infraestructura, lo cual pesa aún más para las low cost, que necesitan que todo funcione como un reloj en sus ajustados márgenes de operación.