Histórico: entra en vigencia el acuerdo de cielos abiertos entre Brasil y Estados Unidos

Edgardo Gimenez Mazó

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Luego de años de marchas y contramarchas desde que fuera firmado en marzo de 2011, y tras haber sido aprobado por el congreso brasileño en marzo, el acuerdo de cielos abiertos entre Estados Unidos y Brasil entrará en vigor al haber tenido lugar ayer un intercambio de documentos diplomáticos entre los gobiernos de ambos países, de acuerdo a lo informado esta noche por FlightGlobal, citando a fuentes del Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

«El acuerdo refuerza y expande nuestros ya fuertes lazos comerciales y turísticos con Brasil, y beneficiará a los viajeros de negocios o placer de ambos países, permitiendo la expansión de las oportunidades de servicios aéreos y promoviendo una vigorosa competencia tarifaria entre aerolíneas, al mismo tiempo que salvaguarda la seguridad de la aviación», declararon desde el DOT a FlightGlobal.

La entrada en vigencia del acuerdo es clave para que American Airlines y LATAM Airlines Group puedan avanzar en su joint venture, por cuanto era uno de los prerrequisitos establecidos por el DOT.

Y por eso desde la aerolínea con base en Fort Worth fueron los primeros en emitir una declaración oficial celebrando la ratificación del acuerdo de cielos abiertos.

“Aplaudimos a los Departamentos del Estado y de Transportes de los Estados Unidos y al
Ministerio de Transportes de Brasil por tomar este importante paso que mejorará la relación
aeronáutica entre los Estados Unidos y Brasil”, dijo Nate Gatten, vicepresidente sénior para
Asuntos Gubernamentales de American. “Felicitamos al Secretario Pompeo y a la Secretaria
Chao y sus equipos por su liderazgo y compromiso para finalizar este acuerdo. Como la
aerolínea norteamericana líder en América Latina, American ha abogado por muchos años en favor de una política de Cielos Abiertos entre los Estados Unidos y Brasil. Este acuerdo
fortalecerá los lazos económicos entre los Estados Unidos y Brasil y ofrecerá beneficios
significativos para los consumidores”, agregó el ejecutivo.

El joint venture entre American Airlines y LATAM abarcará a vuelos entre los Estados Unidos y Canadá, y Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay, permitiendo trabajar las redes de manera conjunta y dando un alcance continental con una capilaridad sin igual a ambos grupos.

Las otras dos grandes aerolíneas de Brasil, Azul y Gol, también tienen lazos que las unen con compañías estadounidenses. El 8% del capital de la primera pertenece a United Airlines, mientras que el 9,45% de la segunda es propiedad de Delta Airlines.

Mientras que Delta y Gol ya llevan operando bajo una importante asociación desde hace varios años, la intención también sería avanzar hacia un joint venture. United y Azul seguirían un camino similar que profundizaría su acuerdo de código compartido. Aunque la primera también tiene lazos con Avianca Brasil, al formar ambas parte de Star Alliance (y no nos olvidemos del también posible joint venture que formaría con Avianca Holdings, lo cual sería el paso lógico para contrarrestar al de American y LATAM a escala continental).

Pero, desde ya, los cielos abiertos también implicará la entrada de compañías estadounidenses que cada vez van más al sur, como Spirit o JetBlue.

Cielos abiertos, pero no entregados

El acuerdo limita de todas maneras la realización de vuelos de cabotaje por compañías de la otra parte. Es decir, aerolíneas de Estados Unidos no podrán operar vuelos internos en Brasil, ni tampoco las brasileñas en Estados Unidos.

Las empresas podrán vender pasajes en la moneda del otro país o en moneda convertible, como el dólar. Con base en la reciprocidad, las compañías también podrán mantener personal en el territorio del otro país, como gerentes, ventas, técnico y personal operacional,

Así también las aerolíneas podrán mantener su propio servicio de apoyo en tierra, salvo que no fuera posible por limitaciones físicas y de seguridad aeroportuaria.

El acuerdo también prevé que los ingresos obtenidos por servicios prestados en el otro país podrán ser enviadas a su origen sin tasas e impuestos adicionales, aunque desde ya no libera de otros impuestos, especificándose que estos no podrán “disminuir los derechos otorgados por el acuerdo”.

En materia fiscal también estarán exentos de impuestos los suministros traídos para ser utilizados en las operaciones, como repuestos, motores, equipos de tierra, combustibles y lubricantes.

Las tarifas aeroportuarias también están alcanzadas por el acuerdo, aunque sólo como una expresión de deseo, estableciendo que cada país debe “estimular a las autoridades competentes para fijarlas y realizar consultas con las aerolíneas para estudiar su razonabilidad”.

El acuerdo hace mención a la colaboración en cuestiones relacionadas con la seguridad aérea, previendo que cada parte debe considerar de “modo favorable” toda solicitud de la otra para la adopción de medidas de seguridad especiales para combatir una amenaza específica.

¿Qué es un joint venture?

Para simplificarlo, podríamos decir que un joint venture entre compañías aéreas está un escalón más arriba que el de un acuerdo de código compartido, y uno más abajo que el de una fusión completa.

Las aerolíneas forman joint ventures para mejorar su posición competitiva en mercados específicos y por un tiempo determinado, permitiéndoles coordinar no sólo las frecuencias en las rutas alcanzadas por el acuerdo sino también la capacidad ofrecida y los precios (así como el reparto de las ganancias), y es por eso que su puesta en marcha está sujeta a la aprobación de entes gubernamentales que regulan la competencia.

Algunos importantes joint ventures a nivel mundial son los que por ejemplo tiene Qantas con Emirates (unas 2000 rutas desde sus hubs en Dubai, Perth y Singapore), British Airways con Qatar Airways (para unas setenta rutas) o British Airways, Iberia, American Airlines y Finnair (unos 400 destinos que en Europa y Estados Unidos, incluyendo más de 100 vuelos transatlánticos diarios).

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