[Desde el Cockpit] Los detalles de un vuelo de repatriación entre Madrid y Buenos Aires

GaboAir

Un colega piloto me comentó algunos detalles de cómo fue su trabajo durante un vuelo de repatriación a Madrid, para compartir con los lectores de Aviacionline. 

Vuelo especial Ezeiza – Madrid – Ezeiza

El auto de transporte pasó por su domicilio y viajó en el asiento de atrás, como prevención de contagio. 

El viaje al aeropuerto duró menos tiempo que lo habitual, por la escasa cantidad de vehículos en las autopistas, observando control policial durante el trayecto.

Al llegar al Aeropuerto de Ezeiza, no realizaron un ingreso normal, sino que lo hicieron a través de un auditorio, y fueron recibidos por un médico de la empresa, quien les brindó información, recomendaciones y consideraciones sobre el coronavirus COVID-19 y los pasajeros a repatriar. 

Además, la empresa les proveyó elementos de higiene y protección específicos para la pandemia. 

La Policía de Seguridad Aeroportuaria y el personal de Migraciones realizaron el control de equipaje y documentación respectivamente, y se dirigieron directamente al avión, que ya estaba en condiciones de higiene, había sido verificado por el personal de mantenimiento, y tenía el combustible requerido para el vuelo. 

La duración del tramo Ezeiza-Madrid estaba prevista en 11 horas. 

El vuelo de ida se realizó sin pasajeros, con 4 pilotos que trabajaron en el tramo de ida, y además, viajaron 5 pilotos y 8 tripulantes de cabina en traslado, descansando, que harían el tramo de regreso, sin descanso adicional en el destino. 

 

El vuelo fue autorizado por la autoridad aeronáutica, contemplando la excepción al régimen de actividad y descanso que prevé la normativa vigente para casos humanitarios y de interés general. 

El aeropuerto Barajas de Madrid, vacío

Luego del aterrizaje en el Aeropuerto de Barajas, en Madrid, el avión estacionó en la posición asignada en la plataforma, y los tripulantes tuvieron que descender a fin de que las autoridades revisen a la aeronave y realicen su limpieza y desinfección. 

 

La tripulación se dirigió nuevamente hacia el avión, encontrándose con los pasajeros que estaban esperando el vuelo, quienes con gran alegría aplaudieron su presencia. 

Los pilotos y tripulantes de cabina que habían viajado en traslado, volverían cumpliendo sus funciones específicas. Se dirigieron al avión para realizar la preparación del vuelo, y luego embarcaron los pasajeros, todos con barbijos, completando la capacidad total de asientos de la aeronave. 

Los pasajeros recibieron un servicio de comida y bebidas ya preparados, para minimizar el contacto con la tripulación, como medida de prevención por la pandemia. 

El vuelo de regreso entre Madrid y Ezeiza transcurrió sin novedades. 

El desembarque en el Aeropuerto de Ezeiza fue ordenado, con una buena organización previa para el control de los pasajeros. 

La tripulación desembarcó por un camino exclusivo. 

Me comentó mi colega que al salir del aeropuerto, tuvo la sensación de «misión cumplida» y la alegría de reencontrarse con su familia, pero a quien sólo pudo ver, porque durante los 14 días siguientes, estuvo aislado en una habitación de su casa, cumpliendo estricta cuarentena. 

Los vuelos de repatriación

 Es inmenso el sacrificio y riesgo de las tripulaciones al realizar actividad de vuelo durante la pandemia. 

Volar casi 24 horas seguidas implica un cansancio no habitual, permaneciendo en un ambiente seco como es la cabina de un reactor comercial durante un vuelo, cambiando husos horarios, sin el descanso normal.

 Hay muchos argentinos en el exterior que piden vuelos para regresar al país.

Siento la necesidad de explicarlo: no se trata de subirse a un avión, ponerlo en marcha y salir a volar para traer gente. 

Muchos países tienen las fronteras cerradas o ingresos restringidos, del mismo modo que sus aeropuertos.  

También las autoridades nacionales impusieron restricciones, para beneficio de todos, ya que se trata de una pandemia que no tiene vacuna a la fecha. 

Todos estos vuelos necesitan de mucha planificación y permisos no habituales. 

La mayoría de los vuelos comerciales del mundo, llegan al destino y regresan a su base. 

Pero las contingencias hay que preverlas siempre y en estas épocas, con recaudos adicionales. 

El desvío en la ruta por alguna falla técnica, por una emergencia médica a bordo o por otra razón, podría generar una complicación que quizás no encuentre una solución sencilla para proseguir el vuelo al destino o de regreso a casa. 

Imaginemos las consecuencias de tener un avión varado en un lugar que no sea la base, con pasajeros y tripulantes que requieran atención. 

Por eso, una vez más, mi agradecimiento a todos aquellos que intervienen en una operación de vuelo, porque todos son importantes y necesarios para el resultado final. 

En particular, mi reconocimiento a todos los tripulantes, tanto del área internacional como de cabotaje, por la labor desarrollada. 

Saludos y esperemos volver pronto a la actividad normal!!!

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