Hoy, 31 de Mayo, se celebra el Día Internacional del Tripulante de Cabina de Pasajeros. Durante mucho tiempo, conocidos como azafatas y azafatos. Pocas veces reconocidos, casi siempre ignorados. En muchos casos, lamentablemente, hasta ninguneados por los pasajeros.
El pasajero promedio cree que están a bordo para servirles un café, o para atenderlos. Si bien es parte de sus tareas, los TCP están presentes en cada vuelo por otra cosa. Son personas que se preparan todo el tiempo esperando que en cada vuelo, lo más pesado de su carga sea sólo servirles los snacks, o revisar que los asientos estén en posición vertical.
El entrenamiento al que se someten es riguroso. Las consideraciones de seguridad que deben atender son casi invisibles para el pasajero. Son parte integral del complejo mecanismo que implica un vuelo comercial. Se capacitan y viven para cumplir con sus tareas. Muchas veces, en jornadas largas, con intensas presiones.
He tenido la posibilidad de conocer a varios Tripulantes de Cabina. Para algunos de ellos, es sólo un trabajo. Para muchos otros, sin dejar de lado las responsabilidades que implica vivir de la actividad, es una pasión. Mucha gente deja la vida en cada vuelo, porque lo lleva adentro.
El 5 de Septiembre de 1985 el Boeing 747-121 Clipper Empress of the Seas de Pan Am aterrizaba en Karachi, Pakistán en la segunda escala del viaje que había empezado en Bombay, India. Su destino final era Nueva York. Cuatro terroristas del grupo Abu Nidal secuestran el avión, con la intención de rescatar terroristas prisioneros en Chipre e Israel.
Suben al avión a los tiros, y dos de las Tripulantes alertan al cockpit a través del Intercom, lo que permite que piloto, copiloto e Ingeniero de vuelo escapen por una salida de emergencia. El avión ya no podía ir a ningún lado. El líder de los secuestradores reclama que la tripulación vuelva al avión. Identifican a un pasajero, Rajesh Kumar, que recientemente había obtenido su ciudadanía Norteamericana. Le dan a las autoridades un plazo de 15 minutos para que vuelvan los pilotos, o lo matan. Mucho antes de cumplido el plazo, le disparan a Kumar en la cabeza y lo tiran a la plataforma. Morirá poco después, camino al hospital.
Neerja Bhanot, Jefa de Cabina, se reúne con el líder de los terroristas, que le pide que junte los pasaportes de todos los pasajeros. Bhanot intuye que con esa información van a separar a los pasajeros Norteamericanos para ejecutarlos. Instruye al resto de las tripulantes para que escondan o tiren a la basura todos los pasaportes de USA que encuentren.
El secuestro continuó hasta la noche. En un momento, Neerja arrancó una página del manual de operaciones. La página contenía las instrucciones para la apertura de emergencia de la puerta 3R. La puso dentro de una revista y se la alcanzó al pasajero que estaba sentado al lado de esa puerta. Le pidió que lea la revista y la cierre, pero que la tenga a mano si era necesaria.
A las nueve de la noche, la Auxiliary Power Unit del avión se apaga. Sólo queda la iluminación de emergencia, el resto de la cabina permanece a oscuras. Uno de los secuestradores empieza a rezar. Le apunta con su pistola al cinturón de explosivos de otro secuestrador: la idea es hacerlo explotar y matar a todos, los pasajeros y ellos mismos. Le erra, y genera una explosión menor. Inmediatamente, empiezan a tirar contra los pasajeros e intentan arrojar granadas. Bhanot corre y abre las puertas. Pudo haber sido la primera en salir. Pero se queda y ayuda a escapar a los pasajeros. Otras puertas se abren, pero los toboganes no se despliegan, y la gente se tira desde ahí a la plataforma. El pasajero de la 3R, siguiendo las instrucciones que le dejó Neerja, abrió la puerta y desplegó el tobogán. Los pasajeros escapan. De 380 pasajeros y crew, mueren 20 en el ataque y quedan 120 heridos.
Uno de los muertos es Neerja Bhanot, que cubrió con su cuerpo a tres chicos hasta que pudieron ser rescatados, cuando el grupo de operaciones especiales Pakistaní asaltó el avión.
Neerja tenía 22 años. Una promisoria carrera en Pan Am, y una carrera de modelo en paralelo. No le importó. Puso a sus pasajeros por encima de su propia vida.
Póstumamente, recibió la distinción Ashok Chakra, la más alta condecoración que entrega la India por valor, acto de coraje o sacrificio. El equivalente es el Medal of Honor Norteamericano o la Cruz de Jorge Británica. Al día de la fecha es la recipiente más joven del galardón.
Tuvo una serie de estampillas:
Recibió la Orden de Pakistán, Distinción Especial al Coraje del Departamento de Estado Norteamericano, Distinción Justice For Crimes, el premio Flight Safety Foundation por heroísmo. El parlamento Británico le otorgó el premio Bharat Gaurav.
Sin embargo, el premio que seguramente más reconforta a Neerja, no lleva medalla, ni estampilla. Uno de los tres chicos que cubrió con su cuerpo, hoy es piloto de línea aérea. En su honor.
Cuanta historia profesional! y que bella mujer por Dios!!!…mis respetos a ella por su coraje, heroicidad y sacrificio!!!