El AlbatrossONE de Airbus realizó su segunda demostración, esta vez «puerta a puerta» y con puntas de ala un 75% más largas que las utilizadas en la primera fase. El resultado fue positivo y se logró comprobar que dejando aletearlas libremente se reduce la carga de las alas, evitando la pérdida de la punta y mejorando el rendimiento de las aeronaves.
El AlbatrossONE es un prototipo de pequeña escala, aún manejado con control a distancia, que se inspiró en el vuelo de las aves marinas albatros. Estas colocan sus alas en el hombro para viajar largas distancias, pero cuando se enfrentan a ráfagas de viento las desbloquean, utilizándolo a su favor. El demostrador posee bisagras semi-aeroelásticas en la punta de sus alas capaces de reaccionar y flexionarse frente al viento.
Esta segunda prueba de vuelo es un gran paso para demostrar cómo es que se puede mejorar el rendimiento de las aeronaves. El concepto de “Puerta a puerta” se refiere a mover las puntas de las alas de posición vertical a horizontal antes y después del vuelo. Durante la prueba se permitió que, previo al despegue, las puntas aletearan para mejorar el control de balanceo y navegar con una carga alta durante el vuelo, pero luego fueron bloqueadas para lograr la eficiencia durante la etapa crucero.
Previamente se habían realizado pruebas en tierra y una anterior en aire para confirmar aspectos de la masa, el comportamiento de pérdida del ala y los mecanismos de liberación y recuperación de la punta del ala.
El modelo fue construido a partir de polímeros reforzados con fibra de carbono y fibra de vidrio, además de componentes de fabricación de capas aditivas. Sus puntas de alas con bisagras semi-aeroelásticas permiten que el avión sobrelleve las ráfagas de viento sin transferir las cargas de flexión al ala principal, lo que reduce la cantidad de material necesario y por lo tanto disminuye su peso total. Es decir, habría un aumento en la envergadura pero con un impacto mínimo en el peso, que reduce la resistencia y por ende el consumo de combustible y las emisiones de CO2.
Si bien aún se encuentran en las pruebas a pequeña escala, esta iniciativa se suma al proyecto FelloFly, dentro de la compañía, y a la búsqueda de biocombustibles de hidrógeno, taxis aéreos y aviones eléctricos que la industria busca establecerse para 2025.