Este martes 20 de enero de 2021 Joe Biden asumirá como presidente de los Estados Unidos de América, y el papel de la USAF durante el acto de asunción será completamente diferente respecto de las ocasiones anteriores. Su principal rol será táctico, apoyando el inédito despliegue de seguridad, quedando lo ceremonial en un muy segundo plano.
La fuerza aérea estableció un enorme puente aéreo que trajo a miles, de los 25.000 soldados de la Guardia Nacional (más que las tropas desplegadas en Irak y Afganistan actualmente) desplegados para proteger el Capitolio y las áreas circundantes.
Según el sitio especializado Air Force Magazine (asociado a la USAF) la Guardia Nacional Aérea ha realizado un puente aéreo histórico, que hasta el mediodía del 19 de enero incluyó 155 salidas, transportando un total de 6,838 pasajeros y 607 toneladas de carga con unidades de la Guardia de 31 estados fluyendo hacia Washington DC.
Se utilizaron aviones C-17, C-130, KC- 135, y otras aeronaves, yendo y viniendo constantemente de la Base Conjunta Andrews, Maryland, trayendo personal de lugares tan lejanos como Alaska, Hawái y Puerto Rico para contribuir al operativo de seguridad.
También desplegados en la base Andrews, los F-16 del ala 113 de la Guardia Nacional del distrito de Columbia, «Capitol Guardians», estarán listos para misiones de protección de soberanía aérea, junto con los KC-135 de la 459a Ala de Reabastecimiento Aéreo para apoyo de abastecimiento de combustible en vuelo.
El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por su sigla en inglés) dijo en un comunicado que su apoyo al Evento Nacional de Seguridad Especial, dirigido por el Servicio Secreto de los Estados Unidos, protegerá el espacio aéreo de DC, aunque la inauguración no será tan diferente de las operaciones regulares.
«El apoyo de NORAD estará dentro de su aplicación regular del Área de Reglas Especiales de Vuelo, que se encuentra establecida en la capital de la nación 24/7/365», dijo el comando en un comunicado.
Pero durante los actos de asunción presidencial del día de hoy, NORAD y la USAF tendrán que realizar un titánico esfuerzo para coordinar a la enorme cantidad de vehículos aéreos de todo tipo, que acompañan al histórico operativo de seguridad. Será como patear un nido de avispas.
Se espera que el enjambre este constituido por aviones y drones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) e inteligencia de señales (SIGINT), no solo de la USAF, sino de una enorme cantidad de agencias gubernamentales de seguridad e inteligencia, como el FBI, CIA, Seguridad Nacional, Aduanas y Protección de Fronteras, Guardia Costera, etc.
A lo cual hay que sumar los medios aéreos de multitud de agencias policiales estatales y departamentales, principalmente compuestas por diversos modelos de helicópteros.
Y no podemos descartar a la recién nacida Space Force, que se debería encargar de aportar la inteligencia satelital durante el evento.
Respecto de la participación ceremonial de la USAF, se sabe que será mínima, dadas las restricciones impuestas por el COVID y el operativo de seguridad. Alrededor de 400 miembros del personal de la USAF apoyarán los eventos inaugurales, incluidos las tripulaciones de los medios aéreos VVIP, los guardias de honor y bandas, y las comunicaciones y otro tipo de apoyo. Esto es inferior a los 1,000 que participaron frente y detrás de escena en la asunción de Trump en el 2017.
Tampoco hay sobrevuelo ceremonial programado. Para el evento del 2017, un F-15E, un F-16, un F-22 y un F-35 sobrevolaron el Capitolio durante la inauguración.
Claramente no va a ser una asunción presidencial vistosa, pero por todo el glamour que le falte, le sobrará en seguridad, vigilancia e inteligencia. Va a ser una verdadera prueba de control y gestión del espacio aéreo.