Las constantes demostraciones de fuerza que realiza China obligaron a Taiwán a acelerar los planes de incorporación de un caza autóctono de próxima generación, cuyo primer vuelo ahora se estima para 2025.
El Ministerio de Defensa taiwanés indicó que el proyecto ADF (Advanced Defense Fighter) estará oficialmente en marcha en 2023, adelantando la fase de evaluación y desarrollo al menos un año. El secreto: tercerizar en países aliados gran parte de la tecnología necesaria y apoyarse en sistemas probados.
Así, el motor elegido para el «Proyecto Angel» es el ya conocido General Electric F414-GE-400, que ya equipa al Boeing F/A 18 E/F Super Hornet y al surcoreano KAI KF-X, de quien también toma otros sistemas y, sobre todo, soluciones de diseño.
De acuerdo con el sitio upmedia, la colaboración occidental no termina en el motor: la aviónica será provista por L3 Harris, los asientos eyectables por Martin-Baker y se espera que la decisión sobre el proveedor de su Full-Glass-Cockpit y su radar AESA se defina durante este mes.
Industria nacional; diseño, no tanto
El avión taiwanés sacrifica desarrollo autóctono por disponibilidad: el proyecto inicial, lanzado en 2019, buscaba incorporar hasta 24 sistemas diseñados, construidos e implementados por la industria local. Pero la presión china impone otra cosa.
Así, el diseño propio se dejó de lado para tomar prestadas soluciones de diseño conocidas: el avión tendrá un 90% de similitud aproximada con el KF-21 Boramae, que a su vez toma ideas del Lockheed Martin F-35.
El primer prototipo de ensayos en vuelo A1 y el modelo de pruebas estáticas T1 se esperan para mayo de 2024, antes que la actual presidenta Tsai Ing-Wen termine su mandato. En Taiwán esperan que el primer vuelo del caza, si todo marcha bien, ocurra en 2025.
Los aviones de preserie inicialmente pensados como 9 para 2029, serán 6 y se incorporarán al programa de pruebas en 2026, con la idea de que el avión obtenga su IOC antes del fin de la década.