Reino Unido y Japón quieren fusionar los programas de cazas Tempest y F-X

Gastón Dubois

Tempest F-X

Ambos países están cerca de llegar a un acuerdo para fusionar sus programas de aviones de combate de próxima generación Tempest y F-X. Se espera llegar a un acuerdo sobre el proyecto conjunto para finales de año.

Tempest F-X
Diseño conceptual del futuro F-X, programa liderado por Mitsubishi Heavy Industires.

Según Reuters, fuentes bien entendidas habrían informado que Tokio y Londres están en tratativas de llevar su colaboración en materia de defensa a nuevos horizontes, planificando la eventual fusión de sus respectivos programas de aviones de combate de próxima generación.

«Se trataría de una asociación a partes iguales entre Japón y Gran Bretaña», dijo una de las fuentes con conocimiento del plan.

«Lo principal que pretendemos es construir un avión común, que puede tener pequeñas diferencias de diseño para cada país», dijo otra de las fuentes.

Gran Bretaña podría encargarse de las exportaciones en Europa, mientras que Japón se ocuparía del mercado asiático, dijo otra de las tres fuentes.

La colaboración repartiría los costes de desarrollo, mientras que la exportación aumentaría los lotes de producción y reduciría el precio por avión, ayudando a ambos países a estirar sus presupuestos de defensa.

Antecedentes a la eventual fusión

Tal como informamos en mayo, el Ministerio de Defensa japonés estaba cambiando de política respecto al desarrollo del futuro sustituto del Mitsubishi F-2, y plantea direccionarlo hacia un proyecto conjunto de investigación y desarrollo entre Japón y el Reino Unido; centrado en BAE Systems, por la parte británica; y Mitsubishi Heavy Industries (MHI), del lado japonés.

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Concepto del Joint New Air-to-Air Missile (JNAAM)

Ya hay varios desarrollos conjuntos de tecnologías que encontrarían aplicación tanto en el F-X como el Tempest, como un misil aire-aire de largo alcance JNAAM y el proyecto JAGUAR, que busca crear una nueva generación de sensores aerotransportados.

Vea también: Proyecto JAGUAR: Japón y el Reino Unido desarrollarán nueva tecnología de sensores

Alianza del Pacífico

Este movimiento también puede ser entendido dentro del marco de la alianza que se está formando en el Pacífico, a fin de poner un tapón a la expansión de China. Representaría una profundización de los lazos de seguridad entre dos estrechos aliados de Estados Unidos.

Londres está asumiendo un mayor papel militar en Asia en el marco de una «inclinación» estratégica hacia el Indo-Pacífico, y Tokio está ampliando la cooperación en materia de defensa más allá de Washington.

El cambio a un socio europeo se produce en un momento en el que el gasto en defensa de Japón aumenta, con un presupuesto que se espera que se duplique en la próxima década, ya que el primer ministro Fumio Kishida se aferra a la agenda de seguridad nacional del difunto ex primer ministro Shinzo Abe y cumple una promesa electoral de aumentar «sustancialmente» los desembolsos militares.

¿Y los otros socios del Tempest?

El programa Tempest es un emprendimiento tripartito entre Italia, Suecia y el Reino Unido, siendo claramente éste último quien domina las decisiones en el proyecto. Mientas que Tokio y Londres avanzan en las negociaciones para la fusión, no se sabe en qué posición deja ello a Roma y Suecia.

Tiempo atrás, Italia había mostrado interés en participar en el programa japonés F-X. Aunque tal vez fuera solo una táctica para tender un puente entre los dos programas.

Y la Administración de Material de Defensa sueca (FMV) contrato hace poco a SAAB para que realice un estudio relativo al desarrollo de los futuros aviones de combate. Aún no está claro que Suecia quiera seguir hasta el final con el desarrollo del Tempest, toda vez que se trataría de un caza bimotor de grandes prestaciones, algo que consistiría una novedad para una Fuerza Aérea que históricamente, se caracterizó por emplear aviones de combate monomotores.

Vea también: Suecia encarga a Saab un estudio preparatorio para el futuro post-Gripen

Queda por definir qué papel jugarán Italia y Suecia, si se incorporara Japón como otro socio mayoritario, en paridad con el papel que juega el Reino Unido.

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