El «arte» de la numeración de vuelos por parte de las aerolíneas

Cuando reservamos un pasaje, una serie de dígitos nos asigna a un avión específico en un aeropuerto específico a una hora específica. Este es el número de vuelo, una serie de caracteres alfanuméricos que puede parecer aleatoria a primera vista, pero esconde un sistema complejo que las aerolíneas utilizan para designar sus vuelos.

Los números de vuelo no son simplemente asignados al azar; existen patrones específicos que las aerolíneas siguen para determinarlos. Tradicionalmente, los vuelos hacia el este o el norte suelen llevar números pares, mientras que los vuelos hacia el oeste o el sur llevan números impares. Esto, sin embargo, no es una regla estricta y puede variar de una aerolínea a otra.

Además de la dirección, la importancia del vuelo también puede influir en el número asignado. Los vuelos de larga distancia o de alto perfil a menudo tienen números más bajos, mientras que los vuelos regionales o menos populares tienden a tener números más altos. Por ejemplo, el vuelo 1 de British Airways correspondía al servicio entre Londres y Nueva York operado por el Concorde (que luego lo heredé un servicio 100% business desde el London City Airport que se desactivó por la pandemia), mientras que el vuelo 2023 podría ser un servicio regional de menor demanda. Compañías como Delta y Qantas también usan el número «1» para sus vuelos a Londres desde Nueva York y Sydney respectivamente. American Airlines reservó el número AA100 para volar desde la Gran manzana hacia Londres.

Otra tendencia es que las aerolíneas a menudo reservan bloques de números para vuelos específicos. Por ejemplo, los vuelos 8000-8999 pueden estar reservados para vuelos charter, mientras que los vuelos 9000-9999 podrían ser vuelos de reubicación o vuelos de emergencia. Los números de vuelo también pueden cambiar en base a los acuerdos de código compartido, en los que dos o más aerolíneas comparten el mismo avión, pero lo operan bajo diferentes números de vuelo.

En ocasiones, las supersticiones también pueden jugar un papel. Por ejemplo, muchas aerolíneas evitan el número 13 debido a su asociación con la mala suerte en algunas culturas. Del mismo modo, el número 4 se evita en algunas aerolíneas de países asiáticos debido a su asociación con la muerte en la cultura china, y en cambio se favorece la presencia del 8 (UA88 en el caso del vuelo entre Newark y Beijing operado hasta el estallido de la pandemia).

También hay cuestiones humorísticas. Hace unos años Finnair tenía el vuelo 666 hacia Helsinki (su código IATA es HEL, una letra menos que Hell, infierno en inglés), mientras que Lufthansa, con su muy particular humor alemán, todavía mantiene el vuelo LH 2222 de Munich a Toulouse (que provoca sonrisas cuando la agente de tráfico llama a abordar el vuelo «two two two two to TOuluse»).

Tras accidentes aéreos, las aerolíneas suelen cambiar los números de vuelo como un gesto de respeto hacia las víctimas y sus familias, así como para evitar asociaciones negativas. Por ejemplo, tras el accidente del vuelo 370 de Malaysia Airlines en 2014, el número de vuelo fue cambiado a MH318 en rutas futuras, así como el del MH17 derribado sobre Ucrania por un misil ese mismo año. También American Airlines retiró el número AA11, y United los UA93 y UA175, los tres protagonistas de los atentados del 11 de septiembre.

Es importante destacar que, aunque estos patrones existen, las aerolíneas tienen plena libertad para asignar números de vuelo como mejor les parezca. No hay normas internacionales estrictas, lo que significa que cada aerolínea puede crear su propio sistema.

En definitiva, aunque a menudo se pasen por alto, los números de vuelo son un aspecto crucial de la industria aérea, ya que permiten a las aerolíneas organizar y rastrear sus vuelos de manera eficiente.

 

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