La aviación civil rusa enfrenta desafíos críticos, agravados por la reciente suspensión del certificado de desarrollador de aeronaves de Pobeda Airlines por parte de la Agencia Federal de Transporte Aéreo. Más allá de Pobeda, todo el sector experimenta dificultades significativas, lo que subraya la necesidad de una comprensión profunda de estos desafíos por parte de entusiastas y expertos en aviación.
La suspensión del certificado de desarrollador de aeronaves de Pobeda Airlines, vital para reparaciones y modificaciones no estándar tras la retirada del soporte occidental, incrementó las preocupaciones sobre el cumplimiento de los estándares de seguridad de la aviación, particularmente en relación con el Boeing 737.
Un Certificado de Desarrollador de Aeronaves es un reconocimiento formal otorgado por autoridades reguladoras de aviación, como la Agencia Federal de Transporte Aéreo en Rusia. Este certificado autoriza a una aerolínea o compañía de aviación a desarrollar y producir documentación técnica para aeronaves. Es particularmente crucial para realizar modificaciones, reparaciones e implementar cambios menores en componentes, sistemas o estructuras de las aeronaves.
El certificado permite a las aerolíneas gestionar y ejecutar de manera independiente reparaciones o modificaciones no estándar, especialmente importante cuando el soporte externo de los fabricantes de equipos originales (OEM) no está disponible o es limitado.
La situación de Pobeda es indicativa de la complicada situación de la aviación rusa. La industria está lidiando con un aumento en accidentes aéreos y fallos técnicos, acentuados por la dependencia de reparaciones y canibalización de piezas no certificadas. Esta tendencia plantea preguntas sobre la seguridad y fiabilidad general de la aviación civil rusa.
Recientes revelaciones de una operación cibernética realizada por la Inteligencia de Defensa de Ucrania contra Rosaviatsia han descubierto estadísticas alarmantes. Solo en enero de 2023, la aviación civil rusa registró 185 accidentes aéreos, con un tercio presentando niveles de peligro variables. El Sukhoi SuperJet 100 lideró estos incidentes, con 34 ocurrencias.
En los primeros nueve meses de 2023, los fallos de aeronaves en Rusia se triplicaron en comparación con el mismo período del año anterior, mostrando un aumento pronunciado en los riesgos de vuelo. Componentes cruciales de las aeronaves como motores, trenes de aterrizaje, sistemas hidráulicos y software son particularmente vulnerables, destacando deficiencias sistémicas en mantenimiento y operación.
Cambios en el Mantenimiento y Aumento de Riesgos
Frente a la escasez de capacidad y especialistas, Rusia aparentemente está redirigiendo el mantenimiento de aeronaves de alto vuelo a Irán, donde el trabajo se realiza sin la certificación adecuada, comprometiendo aún más la seguridad de las aeronaves. La aguda escasez de piezas ha llevado al «canibalismo aeronáutico» generalizado, con más del 35% de la flota de aeronaves siendo desmantelada por piezas a mediados de 2023.
Las 820 aeronaves civiles de fabricación extranjera en Rusia se ven particularmente afectadas. Si bien los primeros reportes indicaban que solo el 10% fue sometido a reparaciones no certificadas con piezas alternativas a principios de 2022, este número ha aumentado alarmantemente a casi el 70%. Además, la mayoría de las aeronaves soviéticas An-2 están en tierra debido a la suspensión del suministro de motores de Polonia.
En enero de 2023, se informaron 19 fallos en los 220 aviones Airbus en Rusia, incluidos 17 incidentes de humo en cabina en los aviones operados por Aeroflot. Los aviones de Boeing también se vieron afectados, con 33 fallos técnicos registrados en 230 aviones. Además, uno de cada siete Embraer en Rusia ha tenido dificultades, revelando un estado crítico de desgaste en varios modelos de aeronaves.