El 20 de enero de 1974 tuvo lugar el primer vuelo, no oficial y por accidente, de uno de los aviones de combate más exitosos de la historia, el mítico F-16 Fighting Falcon.
El prototipo YF-16 desarrollado por General Dynamics para el concurso de la Fuerza Aérea Norteamericana LWF (Light Weight Fighter/Caza de peso Ligero), se encontraba, hace 50 años, en la base aérea Edwards realizando pruebas de rodaje a alta velocidad. A los mandos estaba el piloto Phil Oestricher, que tenía la difícil misión de probar las capacidades de un nuevo modelo de avión que incluía varios desarrollos tecnológicos novedosos, como el sistema de vuelo asistido por computadora Fly-by-wire (FBW) o el sidestick, con el que no estaba familiarizado, lo cual lo llevó a cometer uno de los fallos más afortunados de la historia.
Cuando el prototipo YF-16 surcaba la pista 222 km/h, comenzó a oscilar violentamente producto de la gran sensibilidad del sistema de vuelo a los mandos del piloto de pruebas. Sabiendo que tenía pocos segundos para evitar el desastre, Phil Oestricher decidió darle más potencia al motor y elevarse hacia la relativa seguridad del cielo. Con la aeronave controlada, orbitó la pista y pudo aterrizar sin problemas. El primer vuelo «oficial» ocurrió el 2 de febrero de ese mismo año.
El primer vuelo del F-16, contado por uno de sus protagonistas
John G. Williams, ingeniero de pruebas de vuelo estructurales en el YF-16 recordó ese momento:
“Durante la primera prueba de rodaje de alta velocidad, se produjo una violenta oscilación lateral como resultado directo de movimientos ordenados por el piloto (varios comandos fuertes a izquierda / derecha) cuando el avión alcanzó la velocidad de rotación (cerca de 120 nudos). Recuerde, este fue el primer avión en tener un sidestick, y Phil no había tenido la oportunidad de ‘sentir’ el avión hasta esa prueba de taxi de alta velocidad. Cuando la punta del avión se elevó, la cola del avión inadvertidamente raspó la pista. El rail de lanza misiles de la punta del ala izquierda y la sonda estática derecha también tocaron ligeramente la pista. Phil eligió despegar porque el avión había comenzado a desviarse hacia el lado izquierdo de la pista, y se enfrentaba a la alternativa de clavarse en el desierto o volar. Afortunadamente, eligió volar y posiblemente salvó todo el programa. Después del despegue, Phil recuperó el control y permaneció en el aire durante seis minutos, y aterrizó sin incidentes. Antes del siguiente vuelo, la sensibilidad del sidestick se redujo en un 50%. Más tarde, después de quejas de no tener suficiente sensibilidad, fue devuelto al original ”.
El caza ligero de la Fighter Mafia
Concebido a principios de la década de 1970 por un pequeño pero comprometido grupo de ingenieros y analistas de defensa conocidos como Fighter Mafia, el F-16 se diseñó como alternativa a los aviones de combate cada vez más pesados y poco maniobrables.
Un equipo que trabajaba en la división aeroespacial de General Dynamics en Fort Worth, Texas (que Lockheed adquiriría en 1993) estaba diseñando un nuevo tipo de caza para cumplir los ambiciosos objetivos de la Lightweight Fighter Mafia. Se propusieron cambiar el exceso de peso y las cargas pesadas por velocidad y maniobrabilidad, desarrollar un caza sencillo y barato que volara tan rápido y girara tan deprisa que los adversarios no pudieran tener una oportunidad en una “pelea de perros”.
El equipo de diseño del F-16 plasmó esas ideas en el avión de combate más avanzado de su época, apoyándose en nuevas tecnologías que nunca antes se habían integrado en una sola aeronave. Su fuselaje liso de alas integradas proporcionaba sustentación y control adicionales; su sistema crítico de vuelo controlado por computadora mantenía el diseño estable y aumentaba su agilidad; y su asiento eyectable ligeramente inclinado hacia atrás, la palanca de control montada en un lateral, la pantalla de visualización frontal y la cabina de burbuja mejoraban la resistencia a las fuerzas g del piloto, así como la conocimiento situacional y el control.
Era elegante y rápido, pero en la década de 1980, el F-16 tuvo que asumir más misiones, como el bombardeo de objetivos terrestres y el apoyo aéreo cercano. Así que los ingenieros de Fort Worth añadieron armas y sistemas de puntería más potentes pero sin mermar la agilidad sin igual del F-16, transformando el Falcon en un auténtico avión de combate multirol y el “caballo de batalla” por excelencia de las Fuerzas Aéreas de la OTAN y un rotundo éxito de exportación.
50 años de éxitos indiscutidos
Desde su primer pedido de producción en 1975, se fabricaron más de 4.500 F-16 para 26 naciones de todo el mundo. Al día de hoy, 3100 cazas F-16 operan en las Fuerzas Aéreas de 25 países. Participaron en varias guerras e innumerables conflictos armados, durante los cuales llevaron a cabo 13 millones de salidas, acumulando colectivamente 19.5 millones de horas de vuelo. A 50 años de su primer vuelo, el F-16 se sigue fabricando en el moderno bloque 70/72, con órdenes por 135 aeronaves para seis países, y se espera que aún lleguen más pedidos a futuro.
Estos datos dan cuenta de lo exitoso del diseño del F-16, que empezó siendo un pequeño y económico caza aire-aire, para evolucionar hacia una plataforma de combate multiroll avanzada y potente, al que siempre le dio la talla para estar a la altura de las circunstancias más demandantes. En primera línea desde hace casi 50 años, nadie puede discutir que el F-16 envejeció muy bien.