Alaska Air Group, la operadora del Boeing 737 MAX 9 que sufrió la pérdida en vuelo de una pieza de su fuselaje, espera que la suspensión del modelo produzca una pérdida de alrededor de $150 millones de dólares en su flujo de caja de 2024.
A principios de mes un Boeing 737 MAX 9 de Alaska tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia después de que se desprendiera un panel de la cabina. La Administración Federal de Aviación (FAA) posteriormente paralizó más de 170 unidades del modelo de diversas aerolíneas alrededor del mundo. Si bien la agencia reguladora levantó la suspensión ayer 24 de enero, también prohibió a Boeing expandir la producción de su modelo más vendido, lo que se espera tenga efectos en toda la industria.
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Alaska y United representan el 70% de la flota de MAX 9 y el incidente las obligó a cancelar miles de vuelos. Producto de la suspensión y sus ramificaciones, Alaska también puso en duda su objetivo de crecimiento de capacidad de este año. «Dado el paro y la posibilidad de futuros retrasos en las entregas, la compañía espera que el crecimiento de la capacidad -pronosticado entre el 3% y el 5%- sea igual o inferior al extremo inferior de este rango», dijo en un comunicado.
La aerolínea realizó pedidos por 42 unidades del 737-10 y 10 del 737-9 en 2022, buscando retirar sus aviones Airbus. Así, el 30 de septiembre pasado, el último A321neo de la compañía realizó su vuelo final y fue desprogramado, culminando la etapa de aeronaves europeas en la empresa y dando pie a su lema «proudly all Boeing (solo Boeing, con orgullo)«. Alaska y Boeing tienen una relación especial: debido a su proximidad geográfica (Alaska tiene su sede en Seattle, donde Boeing comenzó su historia y tiene su principal unidad productiva de aviones comerciales), la aerolínea ha operado aeronaves del fabricante consistentemente desde 1960.
Alaska dijo que espera poner de nuevo en servicio los primeros aviones el 26 de enero. También, señaló que corrigió un fallo menor en un 737-900ER después de una inspección recomendada por la FAA.
Es fácil para Alaska Airline descargar su responsabilidad de mantenimiento, en una falla que no debió suceder de haber atendido con profesionalismo la alarma (3 veces ocurrida) de presurización reportada por el comandante de la aeronave. Desviar la atención de la falla económica hacia el problema de Boeing, es irresponsable y criminal, una falla de esa magnitud puede ocasionar un grave accidente bajo otras condiciones de vuelo. No es la penalización lo que lleva al saneamiento del problema; es el reconocimiento del error cometido lo que evitará su repetición y la identificación del recurso humano que falló.