La solidaridad necesita recursos: ¿es hora de una fuerza sudamericana de respuesta a catástrofes?

Las inundaciones que azotan al estado brasileño de Rio Grande do Sul se llevan en estos días los titulares de la prensa. Las lluvias golpearon fuerte la región y a Porto Alegre, su capital, que se encuentra bajo el agua. Rápidamente se montó un operativo de rescate y asistencia que incluye más de 20 helicópteros y aviones de ala fija.

Con decenas de muertos y desaparecidos, el esfuerzo por llegar hasta los damnificados es conmovedor, y la veloz disponibilidad de material y tripulaciones demuestra que la solidaridad de los equipos abocados a las tareas de rescate es enorme.

Muchas veces criticados en una región a la que no le sobra dinero, los recursos militares, policiales y de seguridad brasileños y de países hermanos que se pusieron a disposición demostraron una vez más su utilidad dual: allí está el Bell 212 de la Fuerza Aérea Uruguaya, prestando asistencia.

También están operando dos UH-60 Black Hawk de la FAB, los Airbus H225M del Ejército y la Marina brasileña (que también desplegó los AS565 Pantera) y más de una decena de helicópteros livianos, entre los Airbus H125, H130, H135 y los Leonardo AW169.

Para muestra, un botón: se sumó a las tareas de asistencia un Airbus H130 de la Receita Federal, la agencia estatal brasileña que se encarga de, entre otras tareas, controlar la recaudación de impuestos y aduanas. 

Sumado a las aeronaves de ala fija, se puede ver un amplio abanico de material desplegado: cada uno con sus necesidades y particularidades operacionales, la logística de soporte de una operación ya compleja por la coyuntura meteorológica agrega dificultades por su heterogeneidad. 

Nadie dice que el esfuerzo no vale, que las horas que cada uno de los involucrados aporta no son importantes. Todo lo contrario. Pero tal vez sea hora de pensar en una herramienta que pueda responder a estas circunstancias atroces con una mirada de más largo plazo y con una potencia superadora. 

La Multinational MRTT Fleet, un buen ejemplo

Tal vez, siguiendo los mismos lineamientos generales que dieron nacimiento a la MMF (Multinational MRTT Fleet) de la OTAN, se pueda pensar en una fuerza multinacional de asistencia en catástrofes para Latinoamérica. En el caso de la MMF, a partir de las capacidades del Airbus A330 MRTT.

La flota multinacional de Airbus A330 MRTT de la OTAN sigue creciendo

En el caso del subcontinente, la plataforma puede ser otra, o una combinación de material unido bajo un concepto unificado. Una fuerza compuesta por recursos homogéneos, que puedan ser procurados y financiados en conjunto, con programas de entrenamiento únicos validados por los países parte: una fuerza conjunta dispondrá de recursos de uso dual y tripulaciones con formación específica para responder ante situaciones que no son estrictamente militares o de seguridad, con una escalabilidad sin precedentes y una simplicidad logística que permitirá enfocarse en lo verdaderamente importante: salvar vidas.

Estandarizar equipos de combate contra incendios (MAFFS), plataformas, coordinar tareas de prevención, entrenar despliegues de emergencia, armar programas de mantenimiento conjunto, compartir know-how. El abanico de posibilidades es enorme, las ventajas son muchas, y los costos serían contenidos, en el mediano y largo plazo.

De máquinas de guerra a activos institucionales: un cambio de paradigma para el equipamiento militar

Lo decía Victor de la Vela, Jefe de Airbus Defence & Space para Latinoamérica, el equipamiento militar ha dejado de ser visto como un activo que vive en un eterno stand-by hasta el primer conflicto. El material es un activo institucional, que pertenece al estado y no a la fuerza que lo opera, porque tiene una función de asistencia que excede a su carácter militar/policial. Es un recurso estatal.

A fondo: Airbus Defence & Space y su apuesta por la tecnología de uso dual para Latinoamérica

Ya haber logrado ese cambio de mentalidad en los últimos años en la región ha sido un logro importante. Quizás el paso siguiente sea pensar un poco más allá, y del mismo modo que se buscó optimizar la utilidad de las plataformas para que tengan un propósito en tiempos de paz, sea hora de hacer que puedan cumplir ese propósito de una manera eficiente y escalable. 

En un mundo en el que el cambio climático agiganta y repite con más asiduidad los desastres naturales, y en una región donde la paz es la norma y la solidaridad nos nace, tal vez el movimiento más inteligente que podamos hacer sea el de vernos a todos como vecinos del mismo barrio. Y cuando la tragedia azote, tengamos las herramientas correctas para, entre todos, darnos una mano. 

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