En la tarde ayer aterrizó en el Aeropuerto Internacional Owen Roberts de Grand Cayman el cuarto Boeing 737-8 de Cayman Airways, matrícula VP-CIZ.
La aeronave había partido desde el centro de entregas en el Boeing Field de Seattle, y antes de llegar a su destino final realizó un sobrevuelo a menos de 1.000 pies de altura sobre las otras dos grandes islas que componen el archipiélago, Little Cayman y Cayman Brac, para que los residentes puedan ser partícipes de este hecho histórico para la compañía.
Y es que la llegada del VP-CIZ marca el fin del proceso de renovación de flota que la compañía inició con sus MAX, variante de la cual fue la primera operadora en el Caribe, incorporándolos a partir de 2018 a través de un acuerdo con Air Lease Corporation firmado en 2016.
La aerolínea había retirado su último Boeing 737-300 el año pasado, el cual al momento tenía 25 años de antigüedad, por lo que completar la incorporación de los MAX era vital para mantener su operación y pensar en expandirse.
«Estamos deseando ofrecer un mejor servicio al poder repartir nuestros vuelos actuales entre un mayor número de aviones, lo que proporcionará una mayor flexibilidad en la programación y un mayor nivel de redundancia cuando surjan problemas operativos», señaló días atrás Fabian Whorms, presidente y CEO de Cayman Airways en referencia a la llegada del cuarto 737-8.
Cayman Airways despliega sus Boeing 737-8 en las rutas que unen Grand Cayman (GCM) con Tampa (TPA), Miami (MIA), La Ceiba (LCE), Kingston (KIN), Nueva York (JFK) y La Habana (HAV), así como a Cayman Brac (CYB) con Miami (MIA).
A través de su marca regional Cayman Airways Express también opera vuelos entre Grand Cayman, Little Cayman y Cayman Brac utilizando dos Twin Otter y dos Saab 340B.