El reciente descubrimiento de un complot para introducir productos prohibidos en la principal prisión de Kuwait ha confirmado una alarmante tendencia que va en aumento en todo el mundo: con un acceso más fácil a drones más pesados y capaces, las posibilidades de que se utilicen para delinquir van en aumento.
Según Al Jarida, el pasado viernes las autoridades frustraron un intento de tres drones de colarse en el complejo de Sulaibiya. Las aeronaves pilotadas por control remoto entraron en las instalaciones de la Cárcel Central e intentaron aterrizar en el recinto penitenciario, pero fueron descubiertas por el personal de seguridad.
Un dron fue capturado, mientras que los otros dos pudieron huir a gran velocidad, uno hacia la zona de Sulaybiya y el otro con destino a la zona de Al-Raqi. Se ha notificado el incidente a la Dirección General de Investigación Criminal para que rastree los drones que huyeron, mientras que el dron incautado fue entregado al Departamento de Pruebas Criminales para identificar a las personas que están detrás del intento.
Las autoridades de la Prisión Central han abierto una investigación a gran escala para identificar a las personas que habían planeado recibir los drones.
Un problema global
Este último intento es sólo una muestra de un procedimiento preocupante y que va en aumento: según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, «la entrega de contrabando mediante drones es un problema cada vez más molesto para la Oficina Federal de Prisiones y los funcionarios penitenciarios de los estados».
El pasado mes de julio, un hombre de 44 años de Houston fue acusado en el Distrito Este de Texas por operar presuntamente un dron sobre el FCI Beaumont, en el este de Texas.
En abril de 2022, un ex recluso de 30 años se declaró culpable de conspirar para contrabandear teléfonos y tabaco en FCI Fort Dix en Nueva Jersey. Y en agosto de 2021, tres hombres de Atlanta fueron condenados a un año de prisión federal cada uno por utilizar drones para introducir contrabando en la prisión estatal de Telfair, en Georgia.
Ningún país o zona está a salvo: Las autoridades canadienses han declarado que la Institución Donnacona, una de sus instalaciones de máxima seguridad y situada a sólo cuarenta y cinco kilómetros de Quebec, recibe una media de tres entregas de drones a la semana.
Los complejos panameños de La Joya y La Joyita se enfrentan a un problema similar con la entrega incesante de drogas, armas y teléfonos móviles a los reclusos, a veces con la complicidad de los guardias.
Combatir la tecnología con tecnología: Los sistemas de disrupción de drones entran en juego
La batalla de Irlanda por recuperar la superioridad aérea en las prisiones está en marcha: según el informe de Dronedj, seis prisiones irlandesas han instalado sistemas de interferencia/supresión para evitar el sobrevuelo de drones.
El sistema ELI-4030 Drone Guard de IAI es una herramienta probada que puede identificar, interceptar e interrumpir las comunicaciones entre el operador y la aeronave, pero su despliegue es complejo y caro. La solución -y otras similares- ofrece interceptación softkill y hardkill en modo totalmente autónomo, pero la necesidad de personal cualificado para su instalación y configuración requerirá una buena cantidad de tiempo y presupuesto.
Por el momento, hay pocas opciones fuera de una cúpula electrónica alrededor de las prisiones para que las campañas de entrega de drones fracasen: eso obligaría a los delincuentes a encontrar formas alternativas de entrada del contrabando, impulsando la innovación o volviendo a los clásicos.