F-35: pese a las mejoras, el Lightning II sigue sin poder volar en tormentas

Gastón Dubois

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F-35 Lightning II

Por problemas de seguridad operativa, el Pentágono va a seguir manteniendo las restricciones de vuelo en áreas de tormenta eléctrica sobre la flota de cazas F-35 Lightning II.

El avión de combate más avanzado del mercado, supuestamente “todo-tiempo”, corre graves riesgos cuando es alcanzado por un rayo en vuelo. Incluso en tierra, los aviones expuestos a la intemperie deben ser protegidos de los rayos mediante unos equipos de pararrayos especiales.

En junio de 2020, la Oficina del Programa Conjunto del F-35 (JPO) del Pentágono instauró restricciones de vuelo para la variante de despegue y aterrizaje convencional del F-35A después de que se encontraran tubos dañados dentro de su sistema clave de protección contra rayos, el Sistema de Generación de Gas Inerte a Bordo, o OBIGGS.

Línea de vuelo de F-35, protegidos por pararrayos especiales.

«Como precaución de seguridad, la JPO recomendó a los comandantes de las unidades que implementaran una restricción de vuelo con rayos para el F-35A, que restringe el vuelo dentro de 25 millas de rayos o tormentas eléctricas», dijo Lockheed Martin, fabricante del modelo. «Estamos trabajando con la Oficina del Programa Conjunto del F-35 (JPO) en una investigación de acción correctiva de la causa raíz para determinar los próximos pasos».

El OBIGSS bombea aire enriquecido con nitrógeno al sistema de combustible del avión, haciéndolo inerte e impidiendo que el combustible se encienda si es alcanzado por un rayo. Se trata de un grave fallo de diseño, por el que el F-35 podría llegar a explotar si fuera impactado por un rayo. Los problemas con este sistema se descubrieron en el 2008, pero hasta ahora no se implementaron soluciones que fueran plenamente satisfactorias.

Este problema es más grave en los F-35A que en los F-35B y C, que utilizan un sistema OBIGGS ligeramente diferente, pero el Pentágono tampoco los considera aún seguros para volar cerca o dentro de tormentas eléctricas.

En julio del 2021, un par de F-35B del Cuerpo de Marines de los EE.UU. desplegados en Japón, sufrieron graves daños al ser alcanzados por rayos. Si bien los aviones pudieron aterrizar sin problemas, tras la revisión de los aparatos, se determinó que los daños eran graves, y su reparación podría ascender a los 2.5 millones de dólares. Por este motivo, los F-35 Bravo también fueron alcanzados por las mismas restricciones de seguridad que los modelo Alfa.

Una solución que tarda en llegar

Lockheed Martin y la JPO del F-35 vienen trabajando desde hace tiempo en implementar soluciones para que el F-35 se convierta en un verdadero caza todo-tiempo. Se realizaron trabajos de corrección de software y hardware al sistema OBIGSS, que se esperaba que permitieran garantizar la seguridad de vuelo de los aviones durante las tormentas eléctricas.

Sin embargo, tras evaluar los resultados de las modificaciones, la JPO determinó mantener las restricciones de vuelo.

Escudo de la JPO del F-35

El suboficial jefe Matthew Olay, portavoz de la JPO del F-35, interrogado al respecto por el sitio Breaking Defense, dijo: «Debido a hallazgos adicionales a principios de este año, esta actualización proporcionará una mejora, pero es insuficiente para levantar la restricción de rayos». «Las restricciones de rayos se levantarán cuando todas las preocupaciones de seguridad se resuelvan o se mitiguen de manera aceptable».

El JPO se negó a comentar sobre el motivo específico que llevó a mantener las restricciones en su lugar, con Olay afirmando que «debido a razones de seguridad operacional el JPO no comentará sobre los hallazgos específicos.»

Tampoco está claro si se tiene un plan para mejorar aún más el OBIGGS o un calendario para cuando las restricciones a los rayos serán finalmente levantadas.

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