Después de seis años de esfuerzos, la pista del Aeropuerto de Wideawake, en la Isla Ascensión, en el Atlántico Sur, se reabrió el mes pasado. Antes de su orden de reparación, el aeródromo se utilizaba principalmente para el Servicio de Transporte Aéreo del Atlántico Sur, una operación militar británica destinada al transporte de tropas, carga y equipo desde la Base Aérea de Brize Norton hasta las Islas Malvinas.
La reapertura de la pista permite, una vez más, el aterrizaje de grandes aeronaves, como el Airbus A330, promoviendo la mejora de la conexión de la remota isla con Londres. Los vuelos de Air Tanker, una compañía privada británica, deben visitar la isla tres veces por semana llevando turistas que deseen viajar a la Isla Ascensión o a las Islas Malvinas, junto con los militares.
Antes del cierre de la pista, hace seis años, los residentes de la isla dependían de barcos o de Airlink, una compañía regional sudafricana. La empresa ofrecía vuelos mensuales a Santa Helena y desde allí seguían a Johannesburgo.
La lentitud para reanudar los vuelos se debe a la rigidez de las regulaciones de bioseguridad de la isla, que permiten la preservación del bosque y de las especies endémicas. Como consecuencia, todo el material de construcción se importa, proviniendo de Gran Bretaña, lo que requiere tiempo y dinero para su limpieza antes de su instalación.
A pesar de los largos años de cierre, la pista ha vuelto. Los beneficios serán sentidos por todos: transporte de militares para misiones de guerra, alivio a las limitaciones de estímulo turístico, además de permitir el regreso a las islas más remotas de Gran Bretaña.
Con una superficie de 3.054 metros de longitud, el campo de aviación de Wideawake vuelve a funcionar recuperado de sus baches, retomando su papel principal: garantizar la presencia militar británica en la región, proporcionando a la isla la conexión directa con su patria.