La continuidad del mantenimiento y futuro reemplazo de los cazas IAI Kfir de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se ven jaqueados por la política adoptada por el presidente Petro respecto de la guerra entre Israel y Hamas.
Mediante una comunicación en redes sociales, el presidente de República de Colombia, Gustavo Petro, informó que su país “no comprará armas a países productores que hayan votado en contra o abstención en la proposición que ordenaba cese al fuego en Gaza en Naciones Unidas.”
La carnicería desatada por Netanyahu en el hospital Al Shifa en Gaza.
Colombia presentará proposición en Naciones Unidas para que Palestina sea aceptada como estado pleno.
Colombia no comprará armas a países productores que hayan votado en contra o abstención en la proposición… https://t.co/OAwK2vowCw
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 13, 2023
La drástica medida sin duda representará una complicación importante en el mantenimiento de la flota de cazas israelíes Kfir de la FAC, principal activo de defensa aérea de Colombia, los cuales podrían quedar en tierra por falta de rotables y mantenimiento brindado por Israel Aerospace Industries y otras compañías aeroespaciales israelíes o que trabajen para ellas.
También producirá un congelamiento en el programa de adquisición de una nueva flota de aviones de combate que reemplace a los IAI Kfir. La Fuerza Aérea Colombiana estaba evaluando las propuestas de Suecia por el Saab Gripen E, de EE.UU. por el Lockheed Martin F-16 y de Francia por el Dassault Rafale como su próximo avión de combate. Pero Francia y EE.UU. son miembros del consejo de seguridad de la ONU y como consecuencia de no haber votado positivamente ninguna de las resoluciones de alto al fuego propuestas, habrían quedado, según la decisión del presidente Petro, excluidos de futuros contratos de armamento con el Estado de Colombia.
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Esta resolución también impactaría negativamente en las posibilidades del Gripen sueco, ya que el mismo está propulsado por un motor de origen norteamericano y también posee componentes de origen británico, que votó negativamente a una de las propuestas en al ONU.
El futuro de la aviación de caza colombiana, así como muchos otros sistemas de armas de origen norteamericano (como la operatividad de los helicópteros Black Hawk y los aviones de transporte C-130 Hercules, por citar unos pocos ejemplos) está en entredicho, si la resolución del Gobierno no cambia en el futuro cercano.
¿“Se Complica”?
Al contrario, se aclara.
Ya que nos indica que el Bogotá de Gustavo Petro probablemente imite al Quito de Rafael Correa en 2012 (Israel tampoco entonces llevó bien que Ecuador reconociera la soberanía del Estado de Palestina y estableciera relaciones con la ANP en 2010), mediante la sustitución del soporte de la problemática corporación judía IAI por su equivalente sudafricano de la hoy Denel Aeronautics (Sudáfrica votó a favor de las resoluciones en Naciones Unidas en favor de la población civil palestina) para convertir los cazas IAI Kfir actuales en Atlas Cheetah equivalentes, tal como los ecuatorianos hicieron.
Lo cual permitiría ganar tiempo a Colombia manteniendo su aviación operativa, al menos hasta que el México de Manuel López Obrador ultime la compra a Rusia (país que también propuso y votó a favor de las resoluciones de paz y alto el fuego para Oriente Medio en la ONU) de los cazas Mikoyan i Gurevich MiG-35 eslavos, que ya se han anunciado por parte mejicana.
Lo que daría lugar a una más abultada compra de un mayor lote de cazas rusos que el inicialmente anunciado entre mejicanos y colombianos, a un precio susceptible de descuentos asequibles por parte de un complacido fabricante euroasiático.
Descuentos no logrados previamente por Bogotá (paralizando la renovación de la flota de reactores de combates hasta ahora) con la oferta de la gala Dassault y sus aparatos Rafale F3 ex-franceses, o la oferta europea de Airbus y sus reactores Ef-2000 Tranche 1 ex-españoles.
Menos aún en los F-16Is y Kfir NGs ofrecidos por Israel previamente, tras el deterioro previo de la cooperación militar colombiana-israelí durante las administraciones coincidentes de Iván Duque en la República de Colombia y Yair Lapid en el Estado de Israel; a razón de los envíos de este primero desde América a la Ucrania de Zelensky de armas hebreas sin autorización de Tel Aviv, entonces un actor estatal no-beligerante en ese conflicto europeo en favor de su gran cliente de drones y otros sistemas en Moscú.
Tampoco concertándose el trato que sí habría logrado Argentina para adquirir los F-16A ex-daneses (urgente antes de estos verse obligados a dárselos a Ucrania) por parte de Copenhague.
Por tanto, probablemente veamos a futuro en Colombia (salvo abruptos cambios de régimen gestionados desde Washington al estilo más reciente de Haití) unos IAI Kfir colombianos muy “Cheetah”.
Y más adelante, la incorporación de más helicópteros rusos Mil Mi-17 (pese a la resistencia en la milicia colombiana más pro-estadounidense), quizás también conjuntamente encargados con los recientes pedidos mejicanos a la firma de helicópteros rusa Mil; en sustitución de los Sikorsky AH-60L Arpía IV israelíes que opera Bogotá.
Así como, la factible llegada de cazas MiG-35SK rusos a la Fuerza Aeroespacial Colombiana, junto a la Fuerza Aérea Mexicana, a futuro.