El grupo franco-holandés Air France-KLM decidió abandonar la disputa por la aerolínea portuguesa TAP Air Portugal, debido a la inestabilidad política en Portugal. La noticia del retiro de Air France-KLM de la carrera deja a los grupos Lufthansa e IAG (Iberia, Vueling y British Airways) como principales potenciales compradores de TAP, informó Preferente.
TAP es conocida por sus importantes conexiones aéreas con Brasil, convirtiéndola en una de las pocas compañías europeas que compiten en el principal mercado de Iberia. Sin embargo, la inestabilidad política que actualmente azota a Portugal, que limita la formación de una mayoría gubernamental clara, probablemente retrasará la venta de la transportista, un asunto de alto interés público en el país.
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Esta situación llevó a Air France a abandonar el proyecto portugués y a concentrarse en la integración de SAS, la aerolínea escandinava, en su organización. Air France posee el 19% del capital de SAS, pero, como es el único socio industrial, pronto podría asumir una posición controladora. La adquisición de SAS es de gran importancia para Air France, dada la creciente dificultad para mantener la presencia actual de KLM en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam.
La competencia de Air France, con muchas rutas hacia América Latina, es diferente de la de Lufthansa, que tiene una presencia más marginal en el continente americano. Además, las principales bases de Lufthansa están en una situación más desventajosa en relación con América Latina en comparación con las de Air France.
El gobierno portugués había dado inicio al proceso de reprivatización de TAP en septiembre del año pasado con la intención de vender al menos el 51% del capital de la empresa, reservando hasta el 5% a los trabajadores.
En ese momento, desde el gobierno habían manifestado que querían «inversores a gran escala del sector aeronáutico, por sí mismos o en consorcios liderados por ellos, que estén alineados con nuestros objetivos estratégicos» y que no buscaban «atraer puras inversiones de naturaleza financiera que busquen ingresar a TAP para luego venderla, o vender partes y, en definitiva, quitar la contribución estratégica de TAP para el país».
Pero, apenas un mes después, el presidente de Portugal vetó el decreto de reprivatización alegando problemas de transparencia.
Qué pronto se han puesto a trabajar duro en TAP en cuanto han oído «privatización».
El cuento y la ruina de las empresas públicas… nada nuevo