Una leyenda de la aviación mundial falleció este sábado: la tripulante de cabina de pasajeros (TCP) Bette Nash, quien rompió todos los récords de tiempo de servicio.
Nativa de Boston, Massachusetts, comenzó su carrera como TCP en 1957, el mismo año del lanzamiento del primer satélite artificial.
A lo largo de tantas décadas, Nash fue testigo ocular de varias eras de la aviación mundial. Atraída por el glamour de volar, su pasión se despertó durante un vuelo de la extinta empresa TWA, mientras acompañaba a su madre desde Washington. Al ver a las azafatas y a los pilotos trabajando, sintió que ese era su sueño.
Los años pasaron y Nash comenzó su carrera en Eastern Airlines el 4 de noviembre de 1957. Desde entonces, nunca dejó de volar, habiendo terminado en American Airlines, según reporta nuestro medio asociado, Aeroin.
Por su antigüedad, era libre de elegir cualquier ruta de su preferencia, pero, durante la mayor parte de su carrera, fue leal al tramo entre Nueva York, Boston y Washington. En esta ruta, se hizo conocida y reconocida por los pasajeros, llegando a recibir numerosas felicitaciones y premios de la empresa.
Su elección por este “puente aéreo” no es un lujo, sino que se debe al hecho de que podía estar en casa todas las noches con su hijo con discapacidad y, hasta hoy, cuidado por su madre octogenaria.
En 2022, rompió todos los récords mundiales al completar 65 años de servicio ininterrumpido como TCP, y fue reconocida por el Guiness. Ayer, la aerolínea donde trabajaba, American, informó en su Twitter que Bette había fallecido.
ABC News informó que murió a causa de un cáncer de mama recién descubierto, pero que no había abandonado la aerolínea, sino que solo se había tomado una licencia para empezar el tratamiento.