En la última semana, dos enfoques completamente distintos sobre los impuestos en la aviación surgieron en Suecia y Nueva Zelanda, mostrando cómo cada país toma decisiones que impactan de manera directa en el desarrollo del sector aéreo y su recuperación post-pandemia. Esto fue destacado por IATA en una nota publicada hoy lunes. Mientras Suecia opta por eliminar un impuesto que ha sido objeto de críticas, Nueva Zelanda anuncia un aumento en las tarifas que podría desacelerar aún más la recuperación de su industria turística.
El gobierno de Suecia ha decidido abolir el impuesto a la aviación a partir del 1 de julio de 2025. Este impuesto, que actualmente cobra a los pasajeros entre SEK 76 y SEK 504 (USD 7,4-49, EUR 6,7-44) dependiendo del destino, había sido un lastre para la competitividad económica del país sin aportar un beneficio ambiental claro, según destacaron desde IATA.
Rafael Schvartzman, vicepresidente regional de IATA para Europa, destacó que la recuperación de la aviación en Suecia había sido notablemente más lenta en comparación con sus vecinos. A finales de 2023, el número de rutas aún no había alcanzado los niveles de 2019, y el impuesto era visto como un obstáculo importante. “La eliminación de este impuesto muestra que el gobierno sueco está comprometido con la restauración del acceso al transporte aéreo para todos sus ciudadanos y enviará una señal económica positiva a los inversores”, señaló Schvartzman.
Además, IATA enfatiza que incrementar los impuestos a la aviación no es la solución para el desafío de la sostenibilidad del sector. Los ingresos generados por el impuesto no se estaban utilizando en inversiones clave como el combustible de aviación sostenible (SAF), y Schvartzman añadió: “La aviación debe llegar a cero emisiones netas de CO2 para 2050. Pero no se logrará eliminando a los pasajeros de los aviones, sino invirtiendo en tecnologías y soluciones sostenibles”.
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Nueva Zelanda y la amenaza de un freno a la recuperación de los viajes internacionales
Por el contrario, el gobierno de Nueva Zelanda ha decidido incrementar el Impuesto de Conservación y Turismo para Visitantes Internacionales (IVL), a pesar de las advertencias de IATA sobre los efectos negativos que esto podría tener en la recuperación del sector. Este aumento, junto con el incremento en las tarifas de visado anunciado por el departamento de inmigración de Nueva Zelanda, encarece los viajes al país y podría retrasar la recuperación del turismo hasta más allá de 2026.
El Dr. Xie Xingquan, vicepresidente regional interino de IATA para Asia-Pacífico, advirtió que la medida no solo afectará a los viajeros, sino que también podría tener un impacto económico significativo. De acuerdo a un análisis del gobierno, por cada dólar generado por el IVL, se perderán tres veces esa cantidad en actividad económica, lo que indica que la medida podría frenar el desarrollo del sector. Xie también señaló que otros países, como Tailandia, han optado por eliminar impuestos turísticos para fomentar el gasto de los visitantes en otros sectores.
IATA ya había expresado su oposición durante el proceso de consulta pública sobre el IVL, sugiriendo que no se incrementara. Sin embargo, el gobierno avanzó con el aumento en el presupuesto de 2024 antes de que finalizara la consulta, lo que dejó dudas sobre la efectividad del proceso. Además, no se ha especificado cómo se utilizarán los fondos recaudados por el impuesto, lo que genera más incertidumbre en la industria.
Las decisiones de Suecia y Nueva Zelanda reflejan dos enfoques contrapuestos sobre cómo los gobiernos pueden abordar la recuperación de la aviación y su impacto económico. Mientras Suecia prioriza la competitividad y la reactivación de las rutas aéreas, Nueva Zelanda opta por aumentar los costos de los viajes, lo que podría generar un retroceso en la recuperación de su sector turístico.