Se esperaba una comunicación de la FAA al respecto, y a última hora de la tarde anunció que la misma sería publicada este mismo lunes. Para cuando salió, las primeras expectativas dieron paso a una situación que no tiene precedentes.
La CANIC (Continued Airworthiness Notification to the International Community) que emitió la FAA manifiesta que, al no haber evidencia para afirmar que este accidente y el del Lion Air JT610 están relacionados, no hay razones para tomar ninguna medida en relación con la aeronavegabilidad del modelo:
«External reports are drawing similarities between this accident and the Lion Air Flight 610 accident on October 29, 2018. However, this investigation has just begun and to date we have not been provided data to draw any conclusions or take any actions.»
Sin embargo, mientras fue avanzando el día varios operadores empezaron a tomar la decisión de suspender las operaciones con la variante. Al final de la tarde se especulaba fuerte con la chance que GOL dejara su flota en tierra, Aeroméxico había indicado su plena confianza en el MAX, Aerolíneas se mantenía en silencio.
Y al final del día empezaron las confirmaciones: GOL suspendía, Aeroméxico retrocedía y reprogramaba sus vuelos con el MAX, y en Argentina APLA emitía un mandato a sus pilotos de no operar el MAX hasta que hubiera mayores precisiones de la investigación.
Cuando vi la noticia, me comuniqué con gente de APLA, que dijo «la idea no es poner palos en la rueda. Cuando haya más precisiones sobre cómo trabajar sobre los problemas, y haya un camino claro marcado por el fabricante o la autoridad aeronáutica, volveremos a operarlo,» me dijo Juan Pablo Mazzieri. «Esta mañana enviamos notas a la empresa y a la ANAC, y no tuvimos respuesta hasta el momento.»
Poco después de eso la compañía decidió suspender al MAX 8 de la programación de vuelos. Así lo comunicó:
«Aerolíneas Argentinas anuncia que a partir de la fecha suspende temporalmente las operaciones comerciales de sus aviones Boeing 737 MAX 8. La decisión está sujeta a los informes técnicos sobre el evento protagonizado por un avión de ese tipo de la empresa Ethiopian Airlines. Y fue tomada luego del análisis conjunto realizado con la ANAC, la autoridad regulatoria del sector aéreo en el país.
Para Aerolíneas Argentinas, el valor más importante es la seguridad. Ese es el objetivo que orienta toda su tarea. Desde que comenzó a operar con los Boeing 737 MAX 8, en noviembre de 2017, la empresa realizó con ellos 7.550 vuelos con total seguridad y eficiencia. En la actualidad, de los 82 aviones que componen la flota del Grupo Aerolíneas, cinco son modelo B737 MAX 8.
Aerolíneas sigue de cerca las investigaciones que se están llevando a cabo para determinar las causales del lamentable suceso con el avión de Ethiopian Airlines. Y se mantiene en contacto continuo con el fabricante de esas aeronaves, la compañía Boeing. También está atenta al análisis que está realizando la autoridad regulatoria de los Estados Unidos (Federal Aviation Administration), como certificante de los referidos aviones de origen estadounidense. Tanto Boeing como la FAA están emitiendo recomendaciones concretas que se hacen extensivas a todas las líneas aéreas que se encuentran operando dicho modelo de avión.
En virtud de lo expuesto, y hasta tanto se reciban informes técnicos de esos organismos y entidades, Aerolíneas Argentinas ha dispuesto suspender provisoriamente la operación de las referidas aeronaves, a fin de garantizar los altos parámetros de seguridad que caracterizan la operación de la compañía.
A tales fines, aquellos pasajeros con viajes previstos en aeronaves 737 MAX 8 serán reubicados en los diferentes modelos del resto de la extensa flota de nuestra compañía para seguir prestando un servicio de calidad a nuestros clientes. En el caso de algún vuelo que deba ser reprogramado por esta decisión, la empresa se comunicará en forma directa con los pasajeros afectados.»
Creo que la decisión es correcta. Priorizar la seguridad y mitigar riesgos, aún cuando la enorme cantidad de horas voladas en el modelo confirman la proficiencia de tripulaciones, mantenimiento, entrenamiento y operaciones. Han tenido algunos eventos, claro que sí, pero no en una medida que haga pensar que el avión es inseguro, al menos de acuerdo al registro del mismo en AR.
La cantidad de MAX que se sacaron de servicio es grande, y se siguen sumando empresas y autoridades aeronáuticas. Al momento de escribir este post, Singapur estaba suspendiendo los aviones que tiene bajo su registro. Quedan los operadores más grandes, cuyas flotas son significativas en la operación diaria, y los que seguramente sufrirán disrupciones mayores si deciden dejar el avión en tierra.
No hay antecedentes de compañías y organismos que desoyen masivamente las recomendaciones de la FAA y toman la medida que creen más apropiada para su propio interés. Es una buena medida la de priorizar la seguridad, y seguramente el efecto dominó arrastre a varias otras que no han decidido ir por este camino todavía.
Del mismo modo que más temprano decía que la decisión de China tenía pinta de apresurada y con ribetes políticos, debo decir que la CANIC de la FAA no proveyó de ninguna claridad sobre el accidente y que comete el atroz error de invertir la carga de la prueba: básicamente dice que hay que demostrar a ciencia cierta que los accidentes están relacionados. Mientras tanto, que sigan volando. Sólo puedo imaginar cuál fue la presión de Boeing para que se emita un argumento tan tibio. Declarar al MAX como no aeronavegable hubiera tenido implicancias gravísimas no sólo para el fabricante de Renton, sino para la industria en general. Ese es el nivel de presión política y comercial al que están sometidas las decisiones de seguridad de la aviación comercial.
Tal vez la presente sea la crisis de seguridad más grande de la industria de los últimos años, con implicancias mayores que las baterías de los 787, por ejemplo. El camino de la investigación sobre el accidente tiene un montón de aristas complejas que trataremos en otro post, pero es inevitable pensar en la enorme cantidad de presiones que tendrán fabricante y operador para encontrar una solución, o the best next thing: un culpable.
El problema que groundeó a los 787 no era con los motores Trent 1000?
Por cierto, que bardo se armó en twitter por el acuñamiento de la palabra ‘groundear’. Jaja.
Uno de los problemas del 787 fue ese. Antes tuvo el problemita ese de las baterías del APU que se le prendían fuego solas.
Con respecto a twitter, es lo que hay. En cuanto los apurás un poquito, arrugan.