La noticia cayó como un baldazo de agua fría, aún cuando, a decir verdad, mirando hacia arriba nos parecía ver un balde a punto de caerse sobre nosotros: Avianca Argentina anunció ayer que no empezará a volar entre Buenos Aires y San Pablo, su tan esperada primera ruta internacional regular con el A320.
Pero también:
Desde hace dos meses los ERJ-145 de LASA están parados en el aeropuerto de Neuquén a la espera de inversores que quizás nunca aparezcan.
Hace tres meses Andes tuvo que devolver sus cuatro Boeing 737-800 porque el costo en dólares del leasing la estaba estrangulando.
Norwegian y Flybondi, aunque siguen transportando cada vez más pasajeros y abriendo nuevas rutas, tienen frenada la llegada de más aviones.
Aerolíneas Argentinas sigue posponiendo la decisión acerca del reemplazo de la flota Embraer E190 y la de fuselaje ancho.
LATAM Argentina cerró dos rutas domésticas durante el año y parece estar escondida en la hierba esperando a que «pase algo».
Flyest, est?
En síntesis, a partir del último trimestre de 2018 la industria aerocomercial argentina entró en una racha de noticias negativas cuyo final todavía no puede vislumbrarse (aunque también hubo buenas noticias).
De repente, la famosa Revolución de los Aviones, una de las joyas de la administración macrista, se encuentra frente a obstáculos cada vez más difíciles de superar. Y hay algunos sectores que, bajo el disfraz de la preocupación, parecen encontrar en ello mucho regocijo.
Pero, ¿es la Revolución de los Aviones el problema?
Antes de seguir, hago un pequeño gran paréntesis para refrescar uno de los puntos de las políticas editoriales de Aviacionline.com que me encuentro redactando, y que ya les había adelantado en otra nota del mes pasado:
Aviacionline.com apoya el desenvolvimiento de una aviación comercial inclusiva, federal, competitiva y variada en oferta al pasajero, que ocupe un rol protagónico en la economía y en la agenda política argentina, y sirva de manera concreta al desarrollo de las diferentes regiones de nuestro país.
Esa declaración, como pueden inferir, me posiciona más cerca del espíritu de la política aerocomercial del gobierno que traté el mismo día que ganaron las elecciones de 2015, y que un año después fuera bautizada como «Revolución de los aviones».
No tengo vergüenza ni miedo en admitirlo, quienes me leen desde hace muchos años ya lo saben. Y puse en negrita la palabra espíritu porque mi posicionamiento no me transforma en un aplaudidor incondicional de todo lo que se haga en nombre de la «revolución» (nombre de marca que encima me desagrada), ni macrista ni ciego ante el estado de muchas otras cosas en el pais. Sí, apoyo una mayor apertura del mercado aerocomercial, no me gusta la idea de un cielo monocromático, creo que la competencia, en cualquier ámbito, es el combustible ideal para la mejora continua. Pero no tengo problemas en reclamar lo que crea que haga falta, aunque con tres condiciones: que existan fundamentos, que no haya mala leche, y que no se esconda la intención de sumar clicks como sea.
Hace 19 años que, con mayor o menor dedicación, estoy en el oficio de «contar la aviación». Este sitio es el más leído de su temática en nuestro país y top 5 en Latinoamérica. No se logró de un día para el otro. No voy a tirar mis principios para lograr, ¿qué? ¿cinco, diez, quince, veinte mil visitas extra un solo día? Ya las tiene. Y disculpas por dejar la humildad de lado en estas últimas líneas.
Cierro paréntesis.
Y entonces repito, ¿es la Revolución de los Aviones el problema? ¿cuál es el fundamento del regocijo ante la seguidilla de malas noticias en la industria aerocomercial argentina, que aún así pudo demostrar un sólido crecimiento en cantidad de pasajeros transportados durante 2018?
¿En serio les da la cara para decir algo parecido a un «te lo dije»? ¿Con qué fundamentos? Vamos, encima son gente que sabe sobre el tema, y en muchos casos que respeto y aprecio.
Seguro, con errores en la práctica, con temas de infraestructura y legislación de fondo pendientes o manejo de los recursos humanos en algunos casos desprolijos, bajo esta política aerocomercial en los últimos 18 meses empezaron a operar vuelos regulares cinco nuevas líneas aéreas: Avianca Argentina, Flybondi, Norwegian Air Argentina, LASA y Flyest. Sí, una de ellas entró en coma al mes, y la otra tiene un CRJ yendo y viniendo entre Aeroparque y Santa Fe.
Cinco, de las cuales tres, cada una a su manera supo imprimir nuevos paradigmas a la industria en nuestro país: Avianca Argentina le dio vida a rutas como Aeroparque – Rosario y Aeroparque – Mar del Plata con la aeronave ideal para ello (y también a Reconquista); Flybondi, a los ponchazos y tragándose sapos propios y ajenos introdujo el modelo low cost y creó de la nada un aeropuerto de 700 mil pasajeros al año; Norwegian, aún como low cost, supo posicionarse como la contracara de su colega en muchos aspectos, partiendo de su operación en el mismo Aeroparque Jorge Newbery.
Y todo esto pasó mientras Aerolíneas Argentinas por fin pudo implementar la genialidad del hub Córdoba, creó nuevas rutas interprovinciales, sumó más oferta y creció en pasajeros transportados (sí, en el camino quedó Barcelona).
Todo esto pasó mientras Andes duplicó su flota, triplicó su red y quintuplicó su tráfico de pasajeros.
Todo esto pasó mientras LATAM Argentina se quedó en el molde, sí, pero solo por la lógica de seguir la estrategia de su holding, canalizando tráfico desde el interior directamente hacia sus hubs sudamericanos.
Todo esto pasó mientras ciudades como Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, Salta y Neuquén alcanzaron niveles de conectividad internacional sin precedentes. Y no me saquen la bandera de la «reciprocidad»: de poco podría servirle a una compañía argentina volar entre Córdoba y Panamá, o entre Salta y Lima, porque la mayoría de los pasajeros utiliza esos vuelos para conectar hacia otros destinos, salvo que la fantasía también incluya tener basados allí diez aviones. Pongamos el foco en lo que, por nuestra ubicación geográfica, podemos ser competitivos: Oceanía y Asia, por ejemplo.
Pero todo lo bueno que se pudo haber logrado chocó de frente contra la dura realidad de una economía argentina que entró en un profundo declive durante el segundo semestre de 2018 luego de las corridas cambiarias de mayo y agosto.
Hubo impactos directos sobre la industria, que vio como sus muchos costos en dólares se duplicaron en pesos argentinos, mientras paralelamente la presión competitiva hundía la tarifa promedio de los pasajes. Esto, combinado con el alza del precio del petróleo a nivel mundial, generó un cocktail difícil de digerir para las aerolíneas.
Atacando desde afuera, la recesión y la inflación además secaron el bolsillo de la gente, con más impacto sobre el segmento medio al cual se quería llevar con mayor empuje hacia el transporte aéreo. La demanda sencillamente no tuvo más recursos para poder hacer uso de tanta nueva oferta, lo cual explica factores de ocupación promedio de entre el 60 y el 70 por ciento entre las aerolíneas debutantes. Es capacidad ociosa que, si aguanta, será muy bien aprovechada cuando llegue la reactivación.
Ver también: Ranking de aeropuertos argentinos por tráfico de pasajeros en 2018
Así y todo el mercado doméstico cerró con un crecimiento del 12,4%, lo que representó 14,2 millones de pasajeros, mientras que el internacional lo hizo un 2% con 15 millones de pasajeros.
Por eso, vuelvo a repetir, ¿es la Revolución de los Aviones el problema? ¿por qué el regocijo ante las malas noticias? Si voló más gente, si hay más empresas, si se generaron nuevos empleos aeronáuticos (ya trataré en otro tema lo del empleo de calidad), si hay mayor conectividad aérea….
Que existan más noticias malas o buenas en una industria aerocomercial abierta a la competencia ya empezará a depender de la capacidad de cada compañía de adaptarse para sobrevivir durante las fases turbulentas que forman los ciclos económicos, y de capitalizarse durante las más prósperas. Porque de ambos tipos habrá siempre. Si durante una crisis una fábrica recorta su producción, ¿por qué una compañía aérea no tomaría una medida similar? No es algo positivo, seguro, ¿pero qué otra opción hay si la sociedad demanda que la aviación comercial sea más accesible y dinámica?
Amo la aviación. Me apasiona como ninguna otra cosa. Es mágica. Crea oportunidades. Así y todo he llegado a construir una mirada objetiva sobre ella al darme cuenta de que la gran mayoría de la gente no la ama, no siente pasión por ella y no la considera mágica. Espera que le sirva para ir del punto A al punto B de la manera más rápida, barata y segura posible, tanto como espera que al ir al supermercado los productos sean fáciles de encontrar, no estén vencidos y no haya mucha cola en la línea de cajas. Ya es un commodity. ¿Algo bueno del proceso? La industria a nivel mundial creció a niveles insospechados ¿Algo malo? Quedó mucho más expuesta a los benditos ciclos económicos.
Una sola, gran y orgullosa empresa estatal de las que abundaban en el mundo podía atravesar sin mayores riesgos los vaivenes de un país sabiendo que nunca se la dejaría caer dado que llevaba la bandera nacional (junto a pocos pasajeros) por los cielos. Una aerolínea estatal y cuatro privadas deben reinventarse constantemente para capturar a un creciente público que se siente con derecho a volar.
¿Es entonces la Revolución de los Aviones el problema? ¿se está derrumbando? Mi respuesta a la primera pregunta es que no. A la segunda, y, hay grietas que deben ser atendidas, pero no muy diferentes a las que se ven en otros sectores de la economía. Y hasta donde sé no hubo una «revolución del comercio minorista», o una «revolución automotriz».
Creo que, si se derrumba, será porque todo el país lo hace, y estimo que, llegado el caso (que ojala no ocurra), nadie tendrá ganas de regocijarse.
Creo que la buena noticia del tercer trimestre del 2018 fue Jetsmart que demostró que va en serio
Un par de meses te dan seriedad… nos estaremos devaluando en exigencia?
un año y medio de operación en Chile, con un crecimiento constante y responsable si te dan seriedad
La expansión llegó a nuestro territorio con demoras en el debut! Cosas que pasan…
Comparto algunas cosas del artículo y evidentemente muchas no. La primera y más importante es quen e una política aerocomercial debe planificarse en función de objetivos y estos dentro de una política de transporte en general. Por ser Argentina un país llano, resulta que algunos destinos serían mejor servidos por trenes de alta velocidad que por aviones. Para que ambos tengan éxito deberíamos recibir 25 millones de turistas y tener un poder adquisitivo como Europa. Este gobierno, además de tener como política la no planificación, lo que han planificado lo han hecho mal. No han pensado en una política aerocomercia lque impulse el desarrollo del turismo receptivo (basta ver como se dan las conexiones internacionales del interior), a pesar de que podría hacerse y pensando en las externalidades positivas, la generación de divisas y un balance de compañías aéreas, hotelería, restauración y movimiento de localidades del interior. Nada se pensó así. Es básicamente un capitalismod de amigos ( muy amigos, casi con colusión de intereses, por ser suave), miremos si no las ganancias aseguradas que tienen todas las compañías de servicio, eliminando el riesgo empresario y no asegurando inversiones. En fin, estoy muy de acuerdo con el desembarco de nuevas compañías, la generación de nuevas conexiones, pero dentro de un plan de desarrollo que apunte al talón de aquiles histórico de la economía argentina: la generación de divisas genuinas. Mientras un grupo muy importante de argentinos no nos demos cuenta de eso, en lugar de estar pensando siempre en el deme dos de Miami, Argentina ( y lo más grave nosotros) no tenemos destino. Este gobierno, lamentablemente, representa lo más granado del deme dos y de la destrucción de toda actividad productiva excepto: bancos, finanzas y empresas de servicios intimamente ligadas a ellos.
Veo que sucedieron dos cosas para que se desacelere el ya enorme crecimiento aerocomercial: la gran suba del dólar y el factor político que lo es todo, la dicotomía República-populismo que estamos viendo antes de las elecciones, el miedo que le deben tener las empresas a una mínima chance que tenga Cristina Fernández debe ser tremendo. Mientras esta siga libre y se acomode el dolar, veo un crecimiento muy timido
El análisis es raro. El “desaceleramiento” del ya “enorme” crecimiento aerocomercial es difícil de enmarcar.
Se me ocurre que el ejemplo podría ser una empresa X, que pasó de tener 3 aviones a, supongamos 7, y mantiene en espera la llegada de 2 o 3 más, por una cuestión de incertidumbre. Por el factor que sea.
Me cuesta relacionar las palabras “crecimiento” y “desaceleramiento” a una realidad posiblemente subjetiva, donde encuentra empresas que devuelven aviones, cancelan rutas, dejan de operar, etc.
El valor del dólar se ha incrementado en un promedio del 300%, en estos últimos 3 años y algo. Sería necio desconocer el impacto negativo que genera en el ámbito aerocomercial. Más sería aún, desestimar el golpe directo al bolsillo de la población. Incluso al segmento dónde está más enfocada esta llamada “revolución”. Y todo esto, en una especie de “seguridad” financiera.
Pero lo único que estaría generando terror en el mercado, sería una posible elección de Cristina Fernández, con su mochila llena de incertidumbres…
Para pensar…
La administración Cambiemos destruye todo lo que toca. Si dicen que va a ser un exito, seguramente es todo lo contrario. Espero que la » revolución» se tome en serio. Este es país ancho y largo, que necesita de la aviación. Viendo que el transporte terrestre hoy tiene altos costos para largas distancias y no tiene un sistema ferroviario. Ademas, que ya estamos en el siglo XXI.
Empresas importantes extranjeras no van a venir a nuestro país a invertir sin saber q es viable y hay potencial…..el cambio político fue fundamental xq no entraba ni un caramelo, en crisis se ve la espalda y la cintura q tiene cada empresa para resistir la, como en otros rubros, el q puede sobrevive…..Avianca ya tiene problemas de su matriz en Brasil, jetsmart tiene un plan de trabajo enorme para este año y con la crisis q existe. Coincido en la totalidad de la nota, apocalípticos hay y muchos y odio eso xq en este barco estamos todos. Alguien calificó a este gobierno de no planificar, te corrijo: los argentinos en gral nunca planificamos, somos mas reaccionarioa, hacemos dsps y eso lo dijo quien estudio del tema….xq me lo van a discutir. Ver palomar es impresionante, el flightradar lleno de colores, el interior con más vuelos conectados sin pasar x bue….aunq para mi falta el sur, una empresa de cargas, y más turbo hélice para conexiones, ah y lade creciendo obvio. Dentro de esto regulaciones a rajatabla y carpe Diem…no les gusta q haya más laburo???? Q penita…abrazo
Parece un comentario de Marcos Peña… Que penita!!
En serio estas a favor de una low cost como flybondi que paga menos dd la mitad de lo que debería pagar y pone en riesgo a cuanto pasajero se suba?
Es sospechoso el tema de sus pilotos. No se pueden incorporar extranjeros pero consiguieron pilotos kamikaze japoneses.
Pablo, de donde sacas que FB pone en peligro a los pax!? Sos de la jiaac que estadísticamente dijo un trasnochado que iban a llover cadáveres!? Basta de mentiras, misterios..hoy FB está en pleno desarrollo en una cuyuntura compleja, con grupos detractores por intereses mezquinos. Que tu comodidad..No sea la incomodidad del resto. Más Flyest, más Flybondi, más NW, más Avianca, más Lasa, más Andes, más AU y por supuesto más Arsa!! Más trabajo argentino!
Excelente, comparto lo mismo Alejandro!
Estimado Alejandro: nadie está exento de incurrir un incidente. Lo que te da confiabilidad es la seriedad con la que lo trates.
Cualquier avión puede sufrir el desbande de una de sus ruedas. Lo que llama la atención es que quede 3 días parado en Ezeiza, a la espera de cambio del conjunto de freno asociado.
Cualquier avión puede sufrir rozamiento en el fuselaje. Más un tratándose del un B737-800, donde es algo casi habitual, por decirlo de alguna manera. Llama poderosamente la atención que la tripulación no lo note, cómo fue en el incidente en Iguazú.
Cualquier avión puede volar solo con un pack de aire acondicionado, obviamente quedará limitado en techo de servicio. Otra vez llama la atención que hayan cambiado de nivel de vuelo, a pesar de esta limitación. Cualquier pax que haya sido protagonista de ese vuelo te lo puede confirmar.
Insisto, cualquier operador puede estar involucrado en eventos de este tipo.
De todas formas, estos datos son de carácter mediático. Sería interesante nutrirse de los análisis finales de la JIIAC. Hace un poco de ruido que la autoridad te habilite un container como Centro de Mantenimiento en Córdoba.
Bienvenido sea todo lo genere trabajo argentino. Permitime, por favor, ser un poco exigente y pedir que sea dentro de la excelencia y no desde la improvisación.
Hola Edgardo, soy de los que te sigue hace tiempo y desde el 2003 que entro todos los días al sitio, asi que se mejor que muchos no sos un barrilete ni un aplaudidor serial. Comparto muchas opiniones tuyas en el articulo y otras no tanto quizá, pero todo pasa, y esto también va a pasar.
Me gustó la nota que escribiste… me parece muy sincera y transmitís muy bien tu pasión por la aeronáutica… hay cosas que comparto y otras no tanto… te discuto a muerte la reciprocidad con Panamá y te daría mis fundamentos… pero es para una tarde de café jaja…
Te felicito por el análisis igual muy bueno… abrazo
Excelente artículo, entra a diario en el sitio y se nota la pasión e imparcialidad con la que se redacta siempre. Para mí lo ideológico no hay que ponerlo nunca por delante de lo práctico. Ningún país ha desarrollado la aviación evitando la competencia. El tema de los hubs y la reciprocidad es uno de ellos. Hay que fortalecer lo que podemos hacer siendo competitivos y lo que no dejarlo. De todas formas no veo a un gobierno de distinto color político desarmando esto… opinión personal.
Edgardo: Sigo tu sitio desde hace como 15 años y sé cómo pensás. Y estoy de acuerdo. A riesgo de ser simplista, creo que lo que estamos viendo son los coletazos de la recesión (y la feroz devaluacion del año pasado), por lo tanto todo esto resulta tristemente lógico y normal. Además creo que este año el mercado va a estar quieto esperando que se despejen las nubes electorales. Es difícil pedirle a Flybondi o Norwegian que sigan invirtiendo, cuando en octubre se define si sus compañías siguen teniendo valor o pasan a valer cero, por el riesgo a ser hundidas políticamente. Creo que el exceso de cautela de Latam (intencional o no), viendo la película completa de estos cuatro años, tiene algo de sentido. Un saludo.
Si hay algo que queda claro con este comentario, es que la voluntad política, llámese gobierno, es la que otorga sustento a FlyBondi y Norwegian. Podría debatirse si está bien o está mal, no es el punto, pero tambien queda en evidencia que su funcionamiento está sujeto a los resultados electorales de Octubre y no a la seriedad que debería ser el espíritu de su funcionamiento.
estimado:
yo creo q habria q contemplar el porque se va el 320 de avianca. Es un tema a nivel holding avianca q esta pasando un pesimo momento. Asi y todo se van a mantener en argentina. Lasa demostro que nunca fue serio y que su intencion siempre fue creae una empresa para vender, no para volar.
Es mi punto de vista, que esto esta recien empezando, hay q esperae unos años para sacar una conclusion real de lo q esta pasando en nuestros cielos. yo tbn celebro la apertura, siempre q sea razonable (creo q lo viene siendo) y sigan cuidando y haciendo rentable AR.
Te parece que hubo un crecimiento justo, entregando rutas de la linea de bandera? Que hay subsidios a estas empresas nuevas, a pesar de que la economia no sea la mejor, estas empresas siguen gracias al aporte del estado, cuando se retire este gobierno de turno se iran, lo unico que quieren es operar a costa del estado. La nota parece de un fanatico de los aviones pero sin mirar que esta revolucion esta involucrado politicamente en una compentencia desleal a la linea de bandera.
Los kirchneristas quieren y esperan que el pais se hunda en las peores miserias y cuando esta revolucion de los aviones se haga pedazos y estemos todos comiendo arroz, ellos van a disfrutarlo tanto… No tengo dudas, no les importa que se vaya todo a la miercoles con tal de volver… con una sonrisa y mirada de: Te lo dije…
Estimado Sebastian: “con tal que se vayan” adivina quien gano las elecciones…
En una primera impresión, el “Te lo dije”, suena soberbio, imberbe y cualquier otro calificativo que se te pueda ocurrir. Desestimar el “Te lo dije” habla de imbecilidad y descalifica un legado de casi un siglo de experiencia. El “Te lo dije” anticipó muchas de las cosas que están pasando. Y el “Te lo dije” no se anima a decir lo que muchos piensan que puede pasar.
Ojalá nunca pase. Con total sinceridad te lo digo. Sobre todo para no caer en la demagogia del “Te lo dije”…