Según palabras del principal candidato a Ministro de Defensa de Georgia, Juansher Burchuladze, el país estaría por retomar la fabricación del avión de ataque a tierra y apoyo cercano Sukhoi Su-25 Frogfot.
Según el sitio Scramble, la novedad se dio a conocer durante un discurso dado por Burchuladze ante el parlamento, relacionado con la próxima confirmación del cargo de ministro de Defensa.
Burchuladze dijo que la Planta de Fabricación de Aeronaves de Tbilisi (TAM, por su sigla en inglés), que estaba a punto de cerrarse desde el colapso de la URSS, ha sido parcialmente revisada, con muchos extrabajadores que han sido llamados a regresar. Según sus palabras, el primer avión de ataque Su-25 de la «nueva producción» remontará vuelo a mediados de marzo de este año y un nuevo ejemplar tendrá su roll-out aproximadamente cada mes.
No es la primera vez que se anuncian estos planes de revivir la fabricación del Frogfot, ya que habían surgido rumores de ello en el 2019 y el 2020.
Incluso, a principios de los 2000, TAM había ofrecido para la exportación una versión modernizada y occidentalizada del caza, llamada Su-25KM Skorpion. Se trataba de un Su-25 estándar pero al que se le incorporaban sistemas de navegación, puntería, comunicación y presentación de datos de origen occidental, provistos por la empresa Elbit de Israel. Pero no consiguió órdenes de exportación, porque el avión aún requería piezas rusas o ucranianas, que les estarían negadas a cualquier comprador.
La fábrica de TAM todavía tiene unas cinco docenas de fuselajes parcialmente terminados a su disposición, porque el Su-25 se diseñó y produjo originalmente en TAM, para la Unión Soviética. La recuperación de estas células permitiría a TAM lograr una carga de trabajo de al menos cinco años de labores de restauración y revisión.
Por supuesto, la restauración completa requiere la conexión con docenas de proveedores de instrumentación, equipos y aviónica que se extienden por un amplio territorio ex-CEI desde Bielorrusia, Ucrania, Armenia y Rusia.
La actual situación hostil entre Rusia y Ucrania, permitiría a Georgia tener acceso a los motores del Su-25 sin ningún problema, lo que representaba hasta ahora el principal cuello de botella para la vuelta a la fabricación de la aeronave. En cuanto a la electrónica e instrumental, podría conseguirlo localmente y/o volver a contactar a Israel. Todo esto permitiría terminar unos cuantos Su-25 cuyas piezas ya se encontraran en Tbilisi.
Más allá de este punto, resulta muy difícil creer que puedan fabricar un avión desde 0, sobre todo teniendo en cuenta que TAM hace años que se encuentra al borde del colapso, y si bien se hicieron esfuerzos para modernizar la planta y los procesos, la caída de la URSS y la posterior guerra con Rusia (la misma TAM fue bombardeada por Su-25 Rusos) dejaron una cicatriz muy grande en la industria aeroespacial georgiana, que costará aún años en sanar del todo.