Los vuelos en clases premium en la mira por su impacto ambiental

Andrés Poleri

Los viajes ejecutivos no entran en sintonía con los planes de la industria aerocomercial a nivel mundial, que buscan reducir las emisiones generadas por la actividad. 

Así lo revela un análisis publicado por Reuters, en el que asegura que algunas empresas como el banco HSBC, la aseguradora Zurich, la consultora Bain & Company, y la compañía de procesamiento de información S&P Global anunciaron recientemente que planifican reducir sus viajes ejecutivos en avión en un 70% a corto plazo. 

Esto evidencia la necesidad de multiplicar los esfuerzos para promover un futuro de la aviación sostenible, en el que las operaciones crezcan y sean rentables, pero que el impacto ambiental de las mismas esté reducido al máximo. Esto se profundizará aún más en la medida que los pasajeros y las empresas le demanden al sector soluciones al respecto. 

Los vuelos en clase ejecutiva contaminan tres veces más que en clase económica, principalmente por el espacio que ocupa cada asiento, que le resta eficiencia al viaje. Del mismo modo, los viajes privados representan un problema en términos de eficiencia para el sector. Según un informe de la organización Transport & Environment (T&E) los aviones privados son 10 veces más intensivos en carbono que los aviones de pasajeros por término medio -en relación a la emisión de CO2 por pasajero por kilómetro recorrido-, y 50 veces más contaminantes que los trenes,

Recientemente, en el marco de la 77a Reunión General Anual de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que se llevó a cabo en Boston, Estados Unidos, y que contó con la cobertura especial de Aviacionline, se aprobó una resolución para que la industria del transporte aéreo mundial logre emisiones netas de carbono cero para 2050.

Primera Clase – Emirates

Según un comunicado emitido por IATA, dicho compromiso exhorta a todas las partes interesadas de la industria a abordar el impacto ambiental de sus políticas, productos y actividades con acciones concretas y plazos claros, que incluyan: 

  • Empresas productoras de combustible que aportan al mercado combustibles de aviación sostenibles (SAF) a gran escala y con costes competitivos.
  • Gobiernos y proveedores de servicios de navegación aérea que eliminen las ineficiencias en la gestión del tráfico aéreo y la infraestructura del espacio aéreo. 
  • Fabricantes de aviones y motores que producen tecnologías de propulsión y de fuselaje radicalmente más eficientes; y  
  • Operadores de aeropuertos que brindan la infraestructura necesaria para suministrar SAF, al costo y de manera rentable.  

Tal como venimos informando, el ecosistema de la aviación comercial a nivel mundial -aerolíneas, proveedores, fabricantes, gestores aeroportuarios, entidades gubernamentales y de la sociedad civil, entre otros- vienen dando buenas señales respecto al impulso de una aviación sostenible hacia el futuro. En ese contexto, surge la necesidad de pensar y definir estrategias en el segmento de la aviación ejecutiva, que según el análisis de Reuters, el 90% de los viajes corporativos son en vuelos.

Según la información publicada por la agencia de noticias, desde Bain & Company aseguraron que apuntan a reducir los vuelos ejecutivos en un 35% por empleado durante los próximos 5 años. Por su parte, desde S&P Global informaron que, tras analizar los movimientos de sus empleados, notaron que el 42% fueron para mantener reuniones internas, por lo que se comprometieron a reducir sus emisiones por viajes en un 25% hacia 2025.

El anuncio de reducción de viajes ejecutivos por parte de algunas empresas probablemente represente un impulso para que la industria de la aviación profundice las iniciativas de reducción de las emisiones de sus operaciones y ofrezca soluciones a sus clientes corporativos que sean, a la vez, amigables con el ambiente.

 

 

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