El primer Boeing 787-9 de Lufthansa, con matrícula D-ABPA fue nombrado «Berlín», y se encuentra listo para ser entregado en la planta de Boeing en Everett, Washington.
La empresa comunicó espera que la FAA (Administración Federal de Aviación de Estados Unidos) lo certifique este verano luego de un año de retraso, dado que el fabricante estadounidense debió parar las entregas de los Dreamliner debido a una variedad de problemas de producción. Se estima que durante este verano del hemisferio norte reanude la producción y entregas.
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Hasta entonces el Dreamliner estuvo realizando varios vuelos de comprobación y adaptación. Esta primera aeronave (MSN 62730) debía ser recibida por Hainan Airlines y Vistara, pero ambas compañías se abstuvieron de hacerse cargo ante dificultades económicas y una lenta recuperación del mercado de larga distancia en Asia-Pacifico.
«Berlin» estrenará un producto de cabina mejorado para Lufthansa, que incluye el acceso directo al pasillo para todos los pasajeros en Business Class. Lufthansa ha estado trabajando por varias semanas en el rediseño de las cabinas en el centro de mantenimiento de Lufthansa Technik, en Frankfurt (FRA).
El avión se desplegará inicialmente en rutas nacionales alemanas con fines de entrenamiento. El primer destino programado intercontinental del B787 de Lufthansa será Toronto (YYZ), Canadá.
El Grupo Lufthansa había encargado 20 aeronaves con opciones a otras 20 más en 2019. En 2021 y principios de mayo, la empresa aumentó el pedido con Boeing en otras cinco y siete unidades, con lo que el pedido total asciende a 32 aviones con entrega entre 2022 y 2027.
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El modelo desempeñará un rol importante para la compañía, dado que llenará el vacío de los retrasos de entrega del Boeing 777X y la sustitución de los cuatrimotores de su flota (Airbus A340-300/-600, A380-8 y Boeing 747-400).
La empresa destaca que el Dreamliner consumirá una media de unos 2,5 litros de queroseno por pasajero y 100 kilómetros de vuelo. Eso es alrededor de un 25 por ciento menos que su avión predecesor. Las emisiones de CO2 también se mejoran en consecuencia.