En una nota interna enviada a sus empleados, Boeing indicó que los 152.000 trabajadores basados en Estados Unidos deberán cumplir con el mandato de vacunación contra el COVID-19 ordenado por la administración Biden para todos los empleados públicos o proveedores que tengan relaciones comerciales con entidades de gobierno.
Si bien existirán excepciones para los empleados que manifiesten problemas médicos o creencias religiosas que impidan la vacunación, aquellos que no sean alcanzados por estas condiciones deberán presentar el calendario completo antes del 8 de diciembre de 2021, o correrán riesgo de ser despedidos de la compañía.
De acuerdo a lo reportado por The Seattle Times, «El cumplimiento de estos requisitos es condición para mantener la relación laboral», y quienes no se vacunen debido a las excepciones antedichas deberán testearse regularmente y estar «listos para presentar una prueba negativa de COVID-19» si les es requerida.
Casi la mitad de los empleados de Boeing están basados en el estado de Washington, pero buena parte de la cadena de producción -unos 32.000 trabajadores- se encuentra en estados conservadores, que resisten de una u otra forma el mandato federal de vacunación.
En Texas, el gobernador Greg Abbott emitió una orden ejecutiva que bloquea dicho mandato y que podría impactar en la situación de aproximadamente 5.000 empleados. Más allá de la cuestión legal de la autonomía estatal y la posibilidad de bloquear una orden federal, la compañía deberá manejar un complejo equilibrio entre sus sedes, su fuerza de trabajo y las organizaciones sindicales, cuyas opiniones sobre el tema están más que divididas.