Un tribunal penal francés absolvió a Airbus y Air France de los cargos de homicidio involuntario en el accidente del vuelo AF447, programado para volar la ruta Río de Janeiro-París, que se precipitó al océano Atlántico el 1 de junio de 2009.
El veredicto decepcionó a las familias de las víctimas, que lucharon durante más de diez años para llevar a juicio al fabricante y a la aerolínea. Danièle Lamy, presidenta de Entraide et Solidarité AF447, asociación de familiares de las víctimas, expresó su enojo y decepción por la decisión del tribunal: «Estamos asqueados. La impunidad prevalece entre los poderosos.»
El tribunal, sin embargo, no encontró pruebas suficientes para responsabilizar penalmente a las empresas, a pesar de reconocer su imprudencia y negligencia en el manejo de los sensores defectuosos en el centro del caso.
La sentencia declaró que no se había establecido un nexo causal definitivo entre los errores de las compañías y el accidente, requisito para una condena por homicidio involuntario. Tanto Airbus como Air France han negado sistemáticamente su responsabilidad en el accidente, el más mortífero de la historia de la aerolínea.
«La compañía recordará siempre a las víctimas de este terrible accidente y expresa su más sentido pésame a todos sus familiares», dijo Air France en un comunicado, según la agencia de noticias Agence France-Presse, mientras que Airbus expresó su «compasión» por las familias de las víctimas.
«Airbus reafirma el pleno compromiso de la compañía y de todos sus empleados para seguir dando prioridad a una cultura en la que prime la seguridad en toda la compañía y en el sector de la aviación», dijo la empresa.
El vuelo 447 de Air France, operado con un Airbus A330-200, se estrelló tras encontrarse con una tormenta eléctrica y experimentar fallos en los sensores de velocidad. Los pilotos, confusos, se enfrentaron a un aluvión de alarmas y datos contradictorios y perdieron el control del avión, que entró en pérdida y se estrelló en el océano entre Brasil y África Occidental.
f-cp090601.enEl caso profundizó en la seguridad de los vuelos, el pilotaje de los aviones y la normativa aeronáutica. Los demandantes acusaron a Air France de insuficiente formación de los pilotos y a Airbus de subestimar la amenaza para la seguridad que suponía el mal funcionamiento de los tubos Pitot, utilizados para calcular la velocidad aerodinámica. Estos sensores se sustituyeron en los aviones Airbus de todo el mundo después del accidente.
El tribunal dictaminó que la negligencia de ambas empresas era suficiente para exigir responsabilidades civiles, pero no penales. Para obtener una condena por homicidio involuntario según la legislación francesa, habría sido necesario un vínculo definitivo entre los fallos de las empresas y las muertes, no sólo uno probable.
En septiembre se celebrará una audiencia sobre las indemnizaciones civiles, pero la sentencia del caso penal dejó a las familias de las víctimas claramente decepcionadas.
