Corriendo contra el tiempo para solucionar sus problemas de producción, Boeing avanzó formalmente para comprar su antigua subsidiaria.
Spirit AeroSystems, uno de los mayores proveedores globales del sector aeroespacial, tiene su sede en Wichita, Kansas, y era subsidiaria de Boeing hasta hace unas décadas, cuando el fabricante de Seattle decidió abrir su capital y vender la empresa, que continuó siendo su principal proveedor, fabricando el 100% de los fuselajes de los jets 737.
Sin embargo, en los últimos años, se han encontrado varios defectos en componentes provenientes de la antigua subsidiaria, que también atiende a Airbus, Bell, Bombardier, Northrop Grumman y Sikorsky.
La solución encontrada fue recomprar la empresa y reimplantar la cultura ya perdida de control de calidad. Airbus exigió que el negocio se desmembrara antes de la recompra, para que no dependiera de Boeing, lo cual fue aceptado por el fabricante estadounidense, siempre y cuando la europea comprara las instalaciones donde se fabrican sus componentes.
Anteriormente, la propuesta de Boeing era de compra en efectivo, pero se convirtió en un intercambio de acciones, que según revela Bloomberg, será equivalente a 35 dólares por acción de Spirit, un valor que está cerca de un 6% más de lo que las acciones de la antigua subsidiaria estaban cotizadas cuando el mercado cerró ayer, lunes.
El acuerdo aún no ha sido aceptado por Spirit, pero, según todo indica, se cerrará pronto, con otros detalles aún por revelar. Esta compra será un punto clave para que Boeing deje atrás los problemas de retraso en las entregas, seguridad de sistemas y calidad en la producción que enfrenta desde 2018, cuando cayó el primer 737 MAX.