El desarrollo conjunto con China del primer avión de pasajeros ruso de fuselaje ancho desde la era soviética está experimentando nuevas y serias dificultades, al punto de que corre serio peligro de desaparecer. Según Ravil Khakimov, CEO de Irkut Corporation, el plazo previsto para comenzar las entregas en serie del avión CR929 se pospone para 2028-2029.
Inicialmente, el proyecto por un valor de 20.000 millones de dólares que está siendo implementado por UAC (United Aircraft Corporation, el consorcio de empresas aeronáuticas rusas) junto con COMAC (el consorcio chino), iniciaría la producción en serie en 2025. «Sin embargo, surgieron dificultades para trabajar con nuestros socios chinos», dijo Khakimov.
Actualmente, el proyecto se encuentra en la etapa Gate-3: Es decir, la recopilación y el análisis de propuestas de todos los proveedores para determinar el diseño final de la aeronave.
«La finalización de este trabajo estaba estipulada para 2020, y en 2021 se planeaba pasar a la etapa de contratación con todos los subcontratistas y proveedores», dijo Khakimov, y agregó que debido a las dificultades, el proceso de Gate-3 se está moviendo a 2021.
El principal obstáculo parece estar en determinar cómo se dividirán los mercados y en cómo compartir las ganancias del futuro avión, de acuerdo a medios rusos, que a su vez citaron fuentes cercanas a UAC.
La parte china acordó reducir a la mitad los costos de producción, pero no quiere permitir que Rusia reciba ingresos de la venta del avión en el mercado principal al que el modelo apunta: el mercado chino.
COMAC propuso dividir las ventas: dentro de China, donde la demanda de aviones es relativamente alta y se espera vender más de mil unidades en los próximos 20 años, COMAC tendrá derechos exclusivos de venta. Rusia, en consecuencia, deberá vender el CR929 en Rusia, donde el mercado es mucho más pequeño y solo se espera vender entre 50 y 120 aviones, y también en el mercado global, donde competirá con los modelos de Boeing y Airbus.
Esta división del mercado pone en peligro todo el proyecto, ya que este esquema lo priva de cualquier significado para el lado ruso, dijeron algunas fuentes: la idea de la producción conjunta se basaba en la idea de ingresar al mercado chino y «recuperar» los costos de desarrollo y producción con el porcentaje de las ganancias que éste generara.
En realidad, lo que China le está proponiendo a Rusia es asumir los riesgos comerciales de trasladar el avión a los mercados extranjeros, mientras cede las ganancias que las ventas generarán en el mercado más prometedor para el avión, dijo Fedor Borisov, investigador en jefe del Instituto de la Economía del Transporte ruso.
En otras palabras, China está empujando a Rusia fuera del proyecto. La UAC está considerando seriamente una opción en la que, en lugar de una asociación de paridad, se convierta en un proveedor de COMAC, vendiéndole soluciones, tecnologías y componentes sin arriesgar una sola moneda más. El tiempo dirá cuál es la mejor solución para un avión que pintaba para ser una alternativa viable en el segmento y una puerta de entrada para un CR939, que en este punto no parece viable.