El Futuro Sistema de Combate Aéreo (o FCAS), desarrollado por Alemania, España y Francia, es uno de los proyectos de defensa más ambicioso y caro de la historia de Europa. Sin embargo, documentos internos alemanes señalan que el FCAS estaría tecnológicamente desactualizado, incluso antes de despegar.
Se espera que el FCAS cueste más de 100.000 millones de euros y sustituirá al «Eurofighter» y al avión de combate francés «Rafale» para 2040. Pero no es solo un nuevo avión.
Es un sistema de dominio aéreo integral, que incluye varios pilares de desarrollo, como el de Nube de Combate o los drones Remote Carrier.
El camino hasta ahora, difícil
El proyecto había pasado por momentos de tensión y amenazas de ruptura, dadas las quejas desde Alemania de que las cargas de trabajo los perjudicaban y que iban a estar financiando desarrollos tecnológicos a los que no tendrían acceso, dado que no había acuerdo sobre la propiedad de los conocimientos técnicos y los derechos de propiedad intelectual (DPI)
Al final (y luego del sismo en Airbus), las empresas participantes y los Gobiernos involucrados negociaron, llegaron a nuevos acuerdos, y el FCAS avanzó al próximo casillero.
Otro escollo en la ruta
Sin embargo, documentación secreta que fue puesta a disposición de Der Spiegel, indicaría que la evaluación que la Bundeswehr está dando al proyecto es pésima.
En dicho informe, los expertos alemanes desarman el acuerdo punto por punto y los revisaron con lupa. Según la fuente citada, hay básicamente 2 conclusiones:
- Los alemanes se dejaron estafar por los franceses en muchos puntos y descuidaron sus propios intereses.
- Al final, tendrá un avión de combate que no está tecnológicamente actualizado.
El 10 de mayo, el jefe del departamento aéreo de la oficina de adquisiciones de las Fuerzas Armadas Alemanas en Koblenz firma una declaración de 22 páginas en la que su autoridad evalúa los acuerdos FCAS negociados.
El documento secreto ha sido aprobado por la administración antes de enviarlo al Ministerio de Defensa en Berlín.
La oficina de Koblenz llegó a la evaluación, dice en la primera página, que el contrato «tiene que ser renegociado desde un punto de vista técnico y económico y, por lo tanto, no está listo para su firma». Y eso es sólo el comienzo.
Sobre el punto 1
En opinión de los expertos, la industria alemana participará en el proyecto conjunto mucho menos que la industria francesa.
Por ejemplo, el fabricante alemán de motores MTU “compró caro” su colaboración con la empresa francesa Safran (para lo cual crearon EUMET) y renunciando al motor “Eurofighter” que había desarrollado para un primer modelo de pruebas en condiciones de aeronavegabilidad, aunque es más potente, dicen.
En cambio, este «demostrador» ahora estará «equipado con el motor significativamente menos potente» del Dassault Rafale.
El contrato «sigue estructuras y reglas que no son de interés para los alemanes y satisfacen casi exclusivamente las posiciones francesas«, escriben los expertos de Koblenz. «Es poco probable que las posiciones alemanas se afirmen en el programa actual».
Si bien el socio industrial Airbus va a ampliar su know how en el campo de los aviones de combate, no lo sería en la misma manera que el principal socio francés, Dassault.
Sobre el punto 2
Existe un «riesgo significativo de que las tecnologías críticas no estén lo suficientemente maduras«, y de que no se cumplan los plazos, dice el documento. De todos modos, los «enfoques tecnológicos innovadores» son «apenas reconocibles». Esto significa que existe el riesgo de «que las tecnologías esenciales no se consideren en absoluto o solo se consideren en fases posteriores y luego no puedan financiarse«.
¿Cómo se sigue luego de esto?
El Ministerio de Defensa de Berlín está tratando de minimizar la importancia del informe. Se dice que la gente de Koblenz no reconoce la importancia política del proyecto y no está al día con las últimas negociaciones. Es por eso que ahora se ha encargado una nueva evaluación.
Pero el informe de “estado secreto” de tres páginas del ministerio de la semana pasada es igualmente negativo. «En el curso de las negociaciones, se aceptaron considerables riesgos/problemas/debilidades para permitir un acuerdo«, según estaría escrito.
El «fuerte posicionamiento francés» significará «que se perderá el objetivo de desarrollar un avión de combate de sexta generación» y, en cambio, el proyecto se convertirá en una suerte de «Rafale plus» con fondos presupuestarios alemanes y españoles.
Lapidario.