Ryanair empieza a ver la luz al final del túnel – pero por poco – al anunciar los resultados financieros del trimestre finalizado en Septiembre, que representa, en el calendario financiero de la aerolínea, el final del primer semestre del año fiscal 2022.
La compañía registró un beneficio neto de 225,0 millones de euros, frente a una pérdida neta de 225,5 millones de euros en el mismo trimestre de 2020. Sin embargo, dado que el mercado de viajes es más débil en el primer trimestre (de abril a junio), el primer semestre del año terminó con una pérdida neta de 47,6 millones de euros, por debajo de las pérdidas de 410,5 millones de euros del mismo semestre del año anterior.
Aunque la aerolínea es la primera major en Europa en ver cifras positivas al salir de la pandemia, sigue siendo cauta de cara al futuro, especialmente para esta temporada de invierno.
Dada la proximidad de las reservas y la incertidumbre que persiste, las tarifas descendieron un 30% respecto al primer semestre del año pasado, situándose en 33 euros, mientras los ingresos en ancillaries se mantuvieron más o menos iguales, en 22,50 euros por pasajero.
Si bien esto forma parte de la agresiva estrategia de capacidad de Ryanair, demuestra que aún queda mucho camino por recorrer hacia la plena recuperación.
Sin embargo, se trata de una recuperación en la que la aerolínea espera liderar el camino añadiendo capacidad. Mientras eso reduce los costes al añadir volumen al sistema, también requiere bajar las tarifas para estimular demanda.
Teniendo en cuenta esto, Ryanair dice que podría alcanzar de nuevo la marca de los 100 millones de pasajeros en este ejercicio – que finaliza en marzo de 2022 -, pero que espera registrar una pérdida neta de 100 a 200 millones de euros, «sujeta a las tarifas en el invierno».
La aerolínea irlandesa registró 149 millones de pasajeros en el ejercicio que finaliza en marzo de 2020 y 27,5 millones en el que termina en marzo de 2021.