[Reporte de vuelo] Upgrade inevitable a First por apenas EUR 89 entre París y Roma con Air France

João Machado

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Había viajado al Paris Air Show 2023 con Air France y habíamos comprado los billetes con poca antelación en plena temporada de verano. Aunque Ryanair ofrecía una tarifa más baja entre Italia y París, era a través del aeropuerto de Beauvais, por lo que la diferencia se compensaría con el precio y el tiempo invertido en tomar el autobús hasta la ciudad.

Me alegré de probar la compañía de bandera francesa por primera vez. Y el viaje de ida, en clase Economy, fue bastante bueno. En el vuelo de dos horas entre Roma/Fiumicino y París/Charles de Gaulle, ofrecieron incluso un sandwich y bebidas gratis, incluido vino. El personal también estaba bastante motivado y había wifi gratuito para mensajería, aunque muy lento.

Después de una semana llena de acontecimientos en Le Bourget, era hora de volver a casa. Al hacer el check-in en la aplicación de Air France, en la fase de selección de asiento se ofrecía un upgrade a clase Business por EUR89. No era mucho, teniendo en cuenta que era temporada alta, así que lo acepté.

Llegué al aeropuerto Charles de Gaulle unas dos o tres horas antes del vuelo, antes incluso de que se abrieran los controles de seguridad. Utilizando el fast track, pasé en menos de tres minutos.

La terminal 2 se ve fabulosa, aunque no entendí muy bien por qué la dividen en varias terminales más pequeñas (2A, 2B, 2C…). Suena confuso, pero parece que nadie tiene problemas con ello.

A las 05h30 se abrió el lounge de Air France. Si lo he entendido bien, el upgrade da acceso a casi todo lo que viene con un billete normal de clase Business, aparte de la franquicia de equipaje.

Las vistas desde el lounge no decepcionaron, ya que el día estaba amaneciendo. La sala tenía muchas zonas para sentarse, tomar un café o comer algo.

En la plataforma, la flota de aviones de fuselaje estrecho de Air France se preparaba para más un día de verano. Además del Airbus A220, aquí se puede ver uno de los aviones A318 restantes de Air France. Junto con TAROM, son la última compañía aérea que vuela con este tipo de avión en el mundo.

Pronto se desplegó el buffet en el lounge; las opciones eran las que se suelen ver en un desayuno de hotel simples.

El movimiento aumentó rápidamente a medida que pasaba el tiempo. Dado el horario, la primera ola de vuelos — incluido el mío — no captura muchas conexiones, por lo que sospecho que esa se enfoca principalmente en clientes que viven o se alojan en París.

De camino a los aseos, pusieron estos carteles promocionando algunos destinos y servicios de la aerolínea. Una buena elección de escenario para la decoración, ya que fue el único lugar de la sala VIP donde los vi.

Mientras se acercaba la hora de mi vuelo, salí del lounge para dirigirme a la puerta de embarque.

Mientras que la terminal estaba relativamente tranquila cuando llegué, en ese momento ya estaba llena de gente que se dirigía a sus vuelos.

AF1204 CDG-FCO

El avión de mi vuelo había pasado la noche en París. El embarque se inició puntualmente, respetando las prioridades.

El vuelo de hoy sería operado por F-GTEA. Ese se trata de un Airbus A321 entregado a Air France hace 25 años, según Planespotters.net. Este avión luce actualmente la librea especial de SkyTeam.

Los aviones de fuselaje estrecho de Air France, como la mayoría de los de las compañías legacy en Europa, tienen el mismo tipo de asiento para toda la cabina, con los asientos centrales bloqueados en clase Business. Esta configuración «eurobusiness» permite una mayor flexibilidad. Si hay más demanda para la clase Business, se bloquean más asientos del medio y viceversa.

En este vuelo, habría cuatro filas de clase Business, es decir, 16 asientos. Como los A321 de Air France están configurados con 212 asientos, habría por tanto 188 asientos a la venta en Economy.

Todos los asientos, además de ser de cuero, tenían este reposacabezas ajustable.

El espacio para las piernas también era cómodo.

Mientras nos preparábamos para la salida, las llegadas de la mañana llenaban las calles de rodaje. Aquí, F-GSQR, un 777-300ER llevando el nombre «Châteauroux» se dirige a la terminal tras llegar de Montreal como el AF343.

Al final, uno de los pilotos habló al sistema de anuncios para avisarnos que saldríamos con algo de retraso. El sonido no era el ideal, así que no pude entender el motivo del retraso. Aun así, las condiciones en ruta eran buenas y llegaríamos más o menos a tiempo.

Se distribuyeron toallas refrescantes al finalizar el embarque. La cabina Business parecía estar llena, con los 16 asientos ocupados.

Mientras tanto, el F-GMZD «Toulon» aparcaba en la puerta de embarque a nuestro lado, procedente de Bourdeaux como el AF7441.

Las puertas fueron cerradas a las 07h23 y el pushback se produjo cinco minutos más tarde, 28 minutos después de la salida programada. Cinco minutos más y el F-GTAE rodaba hacia la pista 26R.

Mientras rodábamos, se podían observar algunas bonitas vistas de las terminales extra-Schengen.

El rodaje fue relativamente corto para un aeropuerto tan grande como el Charles de Gaulle y, tras esperar a otros despegues, el AF1204 despegó de París a las 07h39.

Como Francia acogía en París la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Global, con la asistencia de varios jefes de estado, se pudieron ver algunos aviones VIP poco comunes al despegar.

A continuación giramos a la izquierda para alcanzar nuestra altitud de crucero de 35,000 pies.

A medida que envejecemos, las probabilidades de volar en aviones fabricados antes de que naciéramos son menores. Sin embargo, este A321 de 25 años parecía nuevo. La cabina era nueva — aunque la iluminación no era de la última generación — y estaba limpia, y los asientos parecían agradables para un avión de fuselaje estrecho en Europa.

Algunas aerolíneas legacy/network de otras partes del mundo añadirían pantallas, quizás, pero esta es una cabina estándar en Europa. En este vuelo, desafortunadamente, el wifi no funcionaba.

El vuelo continuó sin problemas, ya que el día era precioso para volar. Pronto empezó el servicio de catering.

Consistía en un servicio de desayuno, cuya presentación era realmente buena.

El plato principal, según la pequeña etiqueta que añadieron, era tortita de trigo sarraceno con sal de Guérande y pollo, puré ácido de zanahoria y un trozo de queso DOP Ossau-Iraty.

A pesar de la bonita presentación, la tortita en sí no era nada memorable; sin embargo, la cantidad era buena.

En cambio, el yogur — o como lo presentaban, colis de frutos rojos sobre yogur natural espeso — tenía un sabor estupendo.

Los cubiertos proporcionados por Air France también eran muy buenos.

Al igual que en la etapa Roma-París, la tripulación volvió a ser un punto fuerte, sobre todo el TCP, cuyo nombre no pude descobrir. Me sentí un poco mal cuando me dirigía a la galley e inmediatamente me preguntó si estaba bien, mostrando una preocupación genuina y ofreciéndome un poco de té, que fue muy bien recibido en aquel momento.

Por suerte, no era nada de lo que preocuparse y el té me ayudó. Pero incluso antes de ese momento, al interactuar con otros pasajeros y conmigo, mostró una gran motivación; parecía feliz de estar allí y realmente contento en ayudar.

El descenso se inició a las 08h39, mientras cruzábamos el mar de Liguria. Abajo, la ciudad de Porto Santo Stefano en el Promontorio del Argentario.

Aterrizamos en la pista 16L de Roma Fiumicino a las 09h06. Al llegar seis minutos después de lo previsto, recuperamos la mayor parte del retraso.

A las 09h19, se inició el desembarque.

Y a nuestro lado estaba esta librea intemporal. Airbus A320 EI-IKG «Scirocco» preparado para salir hacia Brindisi como el AZ1621.

Como se trataba de un vuelo intra-Schengen, la salida de la terminal sería corta.

Observaciones finales

Fue interesante comprobar que el producto «eurobusiness» de Air France era realmente muy bueno para un vuelo de dos horas. En una era de recortes de gastos, es agradable ver que la compañía sigue haciendo un buen trabajo y ofreciendo un buen producto, a pesar de que sea una de las compañías «legacy».

La comida tenía una porción sorprendentemente grande y relativamente creativa para un desayuno, aunque no tenía un sabor maravilloso. ¿Quizás mala suerte? La cabina era cómoda y fresca para un avión tan antiguo como este. Y los TCP fueron primorosos.

Está bien, puede que no haya grandes lujos (¿es realmente necesario?), pero la propuesta de valor era realmente buena para las realidades del sector en Europa. EUR89 por un upgrade, teniendo en cuenta el valor añadido de todos los servicios que conlleva, es una gran relación coste-beneficio.

Además, el producto en sí es bueno. Claro que hay algunos aspectos que mejorar — y menciono en particular la falta de wifi en ese vuelo –, pero el upgrade valió la pena. Solo espero que esta estrategia de precios sea la misma en aviones más modernos.

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