Hace tiempo que Southwest venía explorando las opciones para reemplazar sus 470 Boeing 737-700: finalmente, y tras varias idas y venidas, el operador low cost eligió al 737 MAX 7, dando continuidad a su flota monomarca y simplificando la transición de sus tripulaciones al nuevo equipo.
De acuerdo a información obtenida por Reuters, el pedido sería por un total de 300 aviones, con 130 pedidos firmes y 170 opciones, aunque algunas fuentes ubican el pedido firme de Southwest en «algunas docenas». De todos modos, implicaría un golpe de confianza para el producto más complejo de la historia reciente de Boeing.
Southwest venía sembrando dudas sobre el MAX 7 – quien es su cliente de lanzamiento, sin ir más lejos- desde 2019, y varias veces pareció descartarlo o indicar que mantenía abiertas todas las opciones: entre ellas, el Airbus A220. Nada nuevo bajo el sol: la compañía suele jugar con los corazones de los fabricantes hasta que consigue sacarles las mejores condiciones.
Más allá de los problemas recientes del MAX 7, el modelo cuenta con la ventaja de una transición transparente -aunque después de los accidentes relacionados con el MCAS y el entrenamiento adicional es una ventaja que se redujo- y de una estructura de mantenimiento unificada. Airbus tenía que superar ese obstáculo, y si a esas condiciones intrínsecas del cambio de marca se le suma un acuerdo económico en las cercanías de lo regalado, la elección de Boeing se vuelve inevitable.
Deberemos sumar a los factores de elección los acuerdos de compensación que Boeing y Southwest firmaron por los inconvenientes derivados de la suspensión de operaciones de los MAX 8 que la low cost ya tenía activos. Si bien los acuerdos son confidenciales, muy probablemente el fabricante se haya comprometido a algún precio de amigo (o al menos, a un precio de «no seamos enemigos»)
El precio de lista de los MAX 7 ronda los 100 millones de dólares por unidad, pero se suelen hacer descuentos de aproximadamente la mitad. Hay que ver si la magnitud del pedido y el momento particular del MAX y de la industria influyen en el precio final, pero un detalle importante es que el backlog de MAX 7 no es tan grande ni las cancelaciones le impactaron tan fuertemente: el modelo más afectado fue el -8, por lo que tampoco es que Southwest está aprovechando la profusión de white tails.
Ni Boeing ni Southwest hicieron declaraciones por el momento, pero llegado el momento no faltará dicho comunicado festejando un punto de inflexión para el fabricante, el operador y la variante. Una buena, entre tantas más o menos para Boeing.