Internet hace que el mundo nos parezca tan pequeño, mientras que un avión perdido de Malaysia Airlines nos demuestra lo grande que en realidad es el planeta.
Leí esta frase anoche en Twitter, mientras seguía minuto a minuto las novedades sobre la desaparición del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines, vuelo MH370 entre Kuala Lumpur y Pekín.
Quienes amamos la aviación nos sentimos de una manera totalmente diferente cuando ocurre una tragedia aérea. Los seres normales se aterran. Nosotros nos estremecemos. Porque sabemos todo lo que fue necesario para que un avión despegue con cien, doscientos, trescientos pasajeros. Los años de investigación, las miles de horas de entrenamiento y mantenimiento. Los procedimientos, las regulaciones. Todo, todo lo que hace del transporte aéreo la más segura forma de viajar.
Y sin embargo las cosas pasan. Un Boeing 777-200 con 239 pasajeros atravesando una de las regiones con más tráfico aéreo del mundo pierde contacto a las 0:41 hora local (13:41 del viernes 7 en Argentina) y más de 24 horas después todavía no hay rastros de él. En el año 2014.
En el sitio RunwayGirlNetwork.com, su fundadora Mary Kirby recuerda que tras la tragedia del vuelo 447 de Air France que desapareció en el océano Atlántico mientras volaba entre Río de Janeiro y París, el mundo se preguntaba cómo puede ser que en 2009 una aeronave moderna como el Airbus A330 no posea tecnología que permita transmitir en vivo información de la caja negra a un centro de datos en tierra. Y por qué los investigadores tuvieron que localizar los registros de datos del vuelo y voces de la cabina tras un proceso que demoró dos años y 18 millones de dólares para recién poder tener pistas acerca de qué fue lo que causó esa horrible tragedia.
Hasta entonces los investigadores de Air France, Airbus y la BEA (la JIAAC de Francia) apenas contaban con una lista de mensajes que representaban un minuto de información enviada via el sistema ACARS (Aircraft Communication and Addressing Reporting System) para tratar de entender qué pasó.
En fin, Mary Kirby plantea que es aún más inexplicable la falta de información de la suerte de vuelos como el AF447 y ahora del MH370 si consideramos que cada vez más aeronaves cuentan con equipamientos que permiten conectividad de banda ancha para que los pasajeros accedan a internet durante el vuelo.
Menciona Kirby que en una entrevista realizada recientemente al director de BEA, Jean-Paul Troadec, sobre por qué todavía no se usan las antenas de banda ancha para transmitir información de la caja negra, éste le contestó que es demasiada la información que se debería transmitir, porque por ejemplo el A330 registra 1300 parámetros, y cada parámetro es registrado cada segundo, o cuatro por segundo. Es decir, toneladas de datos cuyo costo de transmitir via satélite sería impagable, ya que «sólo es útil en caso de accidentes». Una expresión poco feliz si me preguntan.
Troadec mencionó que BEA ha propuesto alternativas tras la caída del vuelo AF447. Una de ellas es la de instalar en la parte trasera un grabador que se despliegue cuando detecte un problema en la aeronave que puede causar un accidente, caiga de manera independiente y flote en el mar (y cuente además con una antena para encontralo).
Pero la realidad es que no es necesario que la información de la caja negra sea transmitida todo el tiempo, ya que no se lo necesita, según dice John Wade, de Gogo, empresa que brinda internet a bordo. Él plantea que si uno ve algo que la aviónica detecta como un evento, se podría requerir que los datos sean transferidos por un determinado período de tiempo.
Kirby cita también un artículo escrito en 2013 en este blog (muy recomendado, en inglés), en el cual el autor dice que hasta que la legislación llegue pasará un tiempo, y la FAA no requerirá que todas las aeronaves tengan siquiera los más básicos equipos de control y transmisión automáticos hasta por lo menos 2015.
Cierra la nota con un planteo interesante: que encontrar maneras para usar la banda ancha para transmitir datos de la caja negra debería tener prioridad sobre el permitir la conexión a la web a los pasajeros. Ahora, ¿qué preferirán éstos? ¿Saber que su avión está realmente controlado ante un casi improbable accidente, o poder tener internet de manera gratuita o muy barata para acceder a Facebook y Twitter durante un vuelo de 12 horas? La respuesta parece obvia, pero, ¿Lo es?
Con respecto al tema de los costos, el artículo citado en el último link trae a colación una famosa frase de Stelios Haji-Ioannou, fundador de eeasyJet: «¿Te parece cara la seguridad? Probá tener un accidente…»
Excelente nota.
Resulta muy extraño que en este caso parecen no haber existido (si los hubo, la compañía no los informó) ni siquiera mensajes ACARS que por lo menos den indicio que la aeronave se vio afectada por fallas, tal como pasó con el AF447.
Espero la junta investigadora pueda contarnos qué fue lo que pasó…
Saludos.